Los Gobiernos de Argentina y Brasil acordaron profundizar el trabajo para la puesta en funcionamiento de una moneda común, que permitiría impulsar el intercambio comercial entre ambos países sin tener que usar dólares para ejecutar los pagos y, de esa manera, aliviar el peso sobre el cómputo de reservas internacionales netas del Banco Central.

En ese sentido, el proyecto no significa el desarrollo de una moneda única, como el caso del euro, sino de encontrar un denominador común comercial que evite que se generen cuellos de botella en el comercio entre Brasil y Argentina, que el año pasado fue de uno US$ 28.500 millones, aunque con la balanza deficitaria para la Argentina en cerca de US$ 2.250 millones.

«Queremos trabajar con los equipos económicos en una propuesta de comercio exterior y transacciones entre los dos países, que se haga en una moneda común. Si dependiera de mí tendría comercio exterior con la misma moneda para no depender del dólar», aseguró el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, durante una conferencia de prensa conjunta con su par argentino, Alberto Fernández, en la Casa Rosada.

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«Haremos un vínculo estratégico mucho más profundo, que durará décadas», afirmó el presidente Fernández en referencia a Brasil y el trabajo que su administración y la de Lula buscan llevar adelante para potenciar las economías de ambos países, que incluye un fuerte apoyo mutuo energético y financiero.

Al respecto, el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, aclaró que el objetivo de alcanzar una moneda común, y no única, busca reflotar un antiguo proyecto bilateral de 2008, que nunca pudo ponerse en marcha porque el plazo para el intercambio de pesos a reales (arbitraje) era de tan sólo 30 días, lo que dificultaba la operación y forzó a mantener el dólar como moneda de intercambio.

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«Ese acuerdo de monedas tenía el objetivo central de que pudiéramos tener intercambio comercial dentro de nuestros países a partir de un sistema de arbitraje. El programa se puso en marcha, pero no cumplió el objetivo central porque entendemos que funciona como límite el plazo que hoy tiene el sistema de arbitraje a los 30 días», recordó el ministro en una presentación que compartió junto a su par brasileño, Fernando Haddad.

«Pero pretendemos junto al Ministerio de Hacienda de Brasil poner en marcha, respetando la independencia de los bancos centrales de ambos países, mecanismos más largos de arbitraje, con garantías de ambos Tesoros, que nos permitan mejorar el sistema de comercio bilateral», afirmó Massa.

«Para la segunda semana de febrero aspiramos a que haya una reunión de bancos centrales«, dijo Massa.