Ante este escenario, el Centro de la Industria Lechera (CIL) indicó que «no alcanza a comprender» las medidas de fuerza de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra), ya que sólo logrará «profundizar la comprometida situación económica de las compañías». El paro comenzó hoy y será por tiempo indeterminado.

«Con el bloqueo a las plantas industriales y paros sorpresivos, inevitablemente se llega a la interrupción del flujo de esas industrias, y se imposibilita la recepción de la leche cruda procedente de los tambos y el abastecimiento a los consumidores», agregó la solicitada.

En este contexto de conflicto, el Centro que nuclea a los industriales lecheros emitió dos comunicados donde expresan su visión sobre la situación local e internacional y la vinculación directa con los precios que la industria paga al productor.

Según el Centro de la Industria Lechera en un comunicado del 17 de julio, la lechería, a nivel mundial, «está atravesando por una de las crisis más profundas y extensas de la que se tenga registro».

Asimismo, puntualizan que Argentina «no es la excepción. Dado que el mercado interno está plenamente abastecido, se hace necesario exportar un 30% de la producción nacional, lo que nos convierte en actores protagónicos de este difícil momento».

En el mismo sentido, sostienen que la «superproducción mundial de leche, el bloqueo de Rusia (segundo importador mundial de lácteos) y el freno de consumo en China generaron que la leche en polvo, principal producto lácteo exportable de la Argentina, haya sufrido una caída en su precio internacional del orden del 63% en los últimos 15 meses, de us$ 5.000 – marzo 2014- a us$ 1.850 en la actualidad; y ello sin tener ninguna certeza de que todavía hayamos llegado a un precio “piso” internacional».

Por lo tanto, los principales países lecheros de las distintas regiones del mundo, especifican del CIL «han tenido que afrontar esta crisis con medidas que, naturalmente, no son de las más agradables pero sí inevitablemente necesarias. La principal de ellas fue adecuar el valor de la materia prima (leche) al productor, con bajas muy significativas, en función de los valores internacionales actuales de la leche en polvo. En otros casos más extremos, se han reducido planteles de empleados, entre otras medidas de reducción de costos».

Sobre el conflicto, el Centro de la Industria Lechera, tras los acontecimientos ocurridos en la planta Saputo (Ex Molfino) en la ciudad de Rafaela, manifiestan su desacuerdo «ante la ocurrencia de conflictos provocados por un grupo de productores con el apoyo de Atilra, que impiden la normal actividad de plantas fabriles».
Además destacan que mantuvieron una reunión en el día martes con «quienes conducen y mantienen los bloqueos de plantas, sus demandas tornan imposible la solución del conflicto».

En otro tramo del documento, señalan que debido «a la profundidad de la crisis de la lechería internacional y sus implicancias locales en un sector que necesariamente exporta el 30% de su volumen, se hace imposible reconocer precios de materia prima que escapen a esta realidad sin que ello afecte la viabilidad de toda la actividad».

También, caracterizaron la realidad empresaria producto del bloqueo señalando que «agrava aún más la difícil situación de las empresas y del resto de los productores, al imposibilitar la recepción de la leche, su procesamiento industrial y la comercialización de los productos elaborados».

En el documento, recriminan la «ilegítima intervención directa del sindicato Atilra en un tema totalmente ajeno a su objeto específico, destinando personal empleado por las industrias a acciones que nada tienen que ver con la actividad sindical, lo que agrava aún más la situación de las empresas».

Los productores agremiados a CIL consideran que «agotadas las negociaciones ante la falta de razonabilidad y fundamento de las demandas y medidas adoptadas, se comunica que se accionará por las vías legales que correspondan, esperando la inmediata intervención de las autoridades para poner fin a este ilegal conflicto, y así evitar un mayor perjuicio económico para muchos productores y las industrias afectadas, poniendo en riesgo además el normal abastecimiento de la población.

Por su lado, el dirigente Miguel Paulón, sostuvo que es imposible retrotraer los valores a mayo y argumentó: «Quebraríamos la cadena productiva. Como industria privada quemamos las naves, el nivel de endeudamiento tiene a las empresas comprometidas seriamente», explicó el presidente del Centro de Industrias Lácteas (CIL).

El representante de los productores, advirtió que si se profundiza el conflicto del sector en dos días habría faltante de productos lácteos en almacenes y supermercados.

Se sumó la Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que denunció la «lamentable situación que vive la lechería en la Argentina» y consignó que esto «se agudiza» con el conflicto y las medidas lanzadas por el gremio Atilra, al tiempo que criticó al gobierno.

A través de un comunicado, CRA lamentó el intento del sector industrial de recortar el precio que recibe el productor, que pretende disminuir de $ 3,10 a $ 2,80 el valor del litro pagado en la tranquera del tambo, «situación que no se tolera cuando todos los costos crecen en disparada inflacionaria, tema que por su importancia ha sido generadora del conflicto», indicó.

Tal como habían anticipado el martes los voceros de la Asociación de Productores Lecheros de Argentina (APLA), el bloqueo se extendió en las últimas horas de ayer a las instalaciones que Williner posee en la localidad de Suardi, unos 130 kilómetros al noroeste de Rafaela, y a la planta de la firma Verónica.