Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires 

En diálogo con Conclusión el especialista en temas de geopolítica y energía, Carlos Ortiz, desarrolló una cronología de acontecimientos y nombres propios que signaron la soberanía nacional sometiéndola a los dicterios de las potencias de turno, y que generaron la infelicidad y el retraso de nuestro pueblo. En el siglo XIX, se decía que Argentina debía depender del suministro del carbón británico, porque en estas tierras había carbón. Después se descubrió si lo había. Luego, pasamos a ser importadores netos de petróleo, y la muletilla era la misma, afirmándose que “en Argentina no hay petróleo”.

El desarrollo de la explotación carbonífera estuvo inicialmente bajo la órbita de YPF, como una división especializada. 

«Eran épocas de liberalismo doctrinario descarnado y de sumisión total a los dictados británicos. El Estado era raquítico, carente por completo de visión de grandeza nacional y de sensibilidad social. La oligarquía se negaba a industrializarnos, y lo impedía, en sintonía con los mandatos doctrinarios liberales y británicos», sostuvo Ortiz.

Homenaje al creador de YPF – Gral. Enrique Mosconi

Para luego afirmar en la misma línea que tan fuertes eran las presiones de las petroleras anglosajonas, «que para encontrar petróleo en Comodoro Rivadavia, se debió pretextar que se perforaba buscando agua, hecho que se dio en 1907. Sin embargo, en la práctica el manejo de la importación, producción, procesamiento y comercialización del petróleo y sus derivados, siguió siendo un feudo de las petroleras extranjeras, hasta que en 1922 se creó YPF, la primera petrolera estatal del mundo, y modelo de todas las otras petroleras estatales que se fueron creando sucesivamente».

Esta iniciativa trascendió las fronteras, y fue tan fuerte el impacto que ocasionó que acabó por desmentir «las falsedades recurrentes de los voceros del liberalismo (doctrina antinacional por definición), no solo los países económicamente periféricos o los “no capitalistas” crearon sus propias empresas petrolíferas y gasíferas nacionales. También lo hicieron los industrializados, los del “núcleo duro” del poder mundial, como Francia con ELF, Italia con el ENI, y varios más».

Por caso, el especialista apuntó al proceso que hecho las bases de lo que actualmente sucede en Rusia, donde los gigantes energéticos de la Unión Soviética, «fueron un factor clave en el resurgimiento ruso de la actual Era Putin, al ser reestatizados, luego del destructivo neoliberalismo del período de la perestroika…pero esto ya es otra historia. ¡Y los dogmáticos malintencionados seguro “denunciarán” que defender un Estado fuerte equivale a “comunismo”!, lo cual es una no inocente mentira», manifestó.

Ortiz refirió que tras haber transcurrido ocho años de la creación y desarrollo de YPF, en 1930 «sobrevino la nefasta “década infame”, que significó 13 años de restablecimiento del poder británico –ya compartido con EEUU- manejando todos los hilos de la economía y la política nacional; y con ello la carta blanca a las petroleras anglosajonas para imponer precios leoninos y para entorpecer la producción nacional de petróleo, mientras el gas se desperdiciaba».

Para luego afirmar que se trató de un verdadero «estado de desquicio generalizado de predominio absoluto del poder feudal de la oligarquía campera, subordinada a los británicos y ya por entonces al creciente poder económico de Estados Unidos, que fue interrumpido por el golpe militar de 1943, el único de todo el siglo que tuvo claro perfil nacional», al tiempo que agregó que Perón ya influía fuertemente desde 1943, fue desde 1946 cuando se crearon y aplicaron fuertes medidas económicas de clara raigambre nacional, lo cual también sucedió en lo energético.

Publicidad de la época en la que se anunciaba el nuevo servicio

Respecto de la políticas del líder del Justicialismo, el exdocente señaló que Juan Perón «no solo se buscó desarrollar a YPF, sino a la vez se implementaron diversas iniciativas, conducentes a potenciar el desarrollo energético y tecnológico nacional», para luego pasar a la «creación de entes señeros del área energética, como Agua Y Energía Eléctrica, Gas Del Estado y la Comisión Nacional de Energía Atómica. Y añadió: «Fueron logros notables, de enorme valor estratégico. Pero como los oligarcas camperos y los dogmáticos liberales solo conciben en vetusto país – estancia como fuimos en el siglo XIX, operaron constantemente para degradarlos o hacerlos desaparecer».

Con la idea de dar dimensión sobre el rol protagónico de estos íconos sobre los que el peronismo gestó independencia con sus políticas, destacó que «Agua y Energía Eléctrica tuvo múltiples actividades. Se encaró el aforamiento (medición de caudales) de prácticamente todos los ríos del país, con lo que se recolectó valiosísima información, que luego fue crucial para planificar y ejecutar diversas obras hidroeléctricas. Además, planificó y en varios casos concretó diversas obras hídricas de provisión de agua, y en algunos casos de generación hidroeléctrica».

No obstante, Ortiz reparó que «en el apogeo destructivo neoliberal, perpetrado durante el menemato, se disolvió Agua Y Energía Eléctrica, sin cuidado alguno de poner a buen resguardo sus muy valiosos archivos. Todo un delito de lesa patria, de los muchos que hubo durante el nefasto noventismo».

En otro orden, expresó sobre Gas Del Estado «que fue el ente nacional encargado del manejo estratégico de gas natural, habiéndose concretado el primer gran gasoducto Comodoro Rivadavia – Buenos Aires, en tiempo record y a costo total menor al presupuestado, durante la primera presidencia de Perón. Tan exitoso fue el accionar de este ente, que fue el modelo para Gaz De France, de la Francia de posguerra, bajo la concepción estatista de De Gaulle, empeñado en la reconstrucción socioeconómica sin subordinarse al enorme poder financiero yanqui», al tiempo que agregó que Gas Del Estado fue desguazada y malvendida, durante la orgía privatista neoliberal de los ’90″.

Juan Perón anuncia al creación de la CNEA

Energía Atómica.

«La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) es un ente esencial que apuntaló el desarrollo tecnológico nacional en tecnologías de avanzada, no solo en el área nuclear. Junto con el INVAP, ente rionegrino nacido con la fuerte apoyatura tecnológica de la CNEA, ha sido esencial para el enorme desarrollo que Argentina concretó en varias estratégicas áreas tecnológicas; en particular la nuclear, de la cual nuestro país es sin duda uno de los referentes mundiales de sólido prestigio», sentenció el catedrático.

Y reveló que en Argentina, pocos conocen que «exporta radioisótopos radioactivos de usos medicinales, aplicados en oncología y otros tratamientos. Y además exportó varios reactores de baja potencia, utilizados para investigación y para producir insumos, como los radioisótopos. Eso tiene un enorme efecto multiplicador positivo, pero los poderes mediáticos concentrados lo ocultan, y el Sector Nuclear parece carecer de las necesarias políticas activas de divulgación de sus logros».

Carlos Ortiz recordó que la Comisión de Energía Atómica, fue agredida con un congelamiento total de todos los proyectos y de la plantilla de personal, durante largos 22 años, desde el comienzo del gobierno de Raúl Alfonsín (por iniciativa del personero de los intereses termoeléctricos, Jorge Lapeña), hasta el fuerte relanzamiento del Plan Nuclear, en 2006.», con situación de «continuidad durante el noventismo, donde hubo intentos de privatizarlo, por iniciativa de la nefasta dupla Cavallo – Bastos».

A pesar de los sucesivos ataques, el misionero indicó que «la CNEA resurgió como el Ave Fénix, entre 2006 y 2015, con notables concreciones positivas, para volver a ser frenado su desarrollo y cancelados sus planes, en los muy negativos cuatro años del neoliberalismo recargado del macrismo y ahora hay evidencias de volver al desarrollo, con la muy posible concreción de la Cuarta Central y con otras iniciativas positivas, como recomponer la Planta Industrial de Agua Pesada, que estuvo a punto de ser desguazada, un par de años atrás». 

Arturo Frondizi junto a John Fitzgerald Kennedy

De allí que una de las primeras medidas del gobierno desarrollista de Frondizi «fue la creación de Yacimientos Carboníferos Fiscales, en 1958, como ente separado de YPF. Fue privatizado durante el menemato, y frenada su producción. Transformada en Yacimientos Carboníferos Río Turbio, fue intervenida durante el gobierno de Duhalde, en 2002″, explicó y acotó que la empresa tuvo fuerte impulso en los doce años del período kirchnerista, incluso invirtiéndose en el montaje de una central carbonífera de 240 MW, instalada prácticamente al pie de la boca de la mina».

Pero sin suerte, ya que tras el advenimiento del macrismo «volvió a ser frenado su desarrollo y paralizada la terminación de la central carbonífera, durante el neoliberalismo macrista. Aunque actualmente se está trabajando para recomponer la actividad.

Entre otros ataques hacia las empresas, cabe señalar que «Yacimientos Petrolíferos Argentinos, continuamente agredida por interventores de mentalidad privatista, en sucesivos gobiernos liberales, fue endeudada y vaciada durante el período militar del “proceso”, para ser extranjerizada –por un monto muy reducido- en el período ultra privatista de Menem. y se reestatizó el 51 %, en una operación de gran significación estratégica, en 2012. En los cuatro años de neoliberalismo macrista, se volvió a operar para achicarla, endeudarla y forzar las condiciones para volver a extranjerizarla».

Con el cambio de políticas en 2019, «se volvió a fortalecer el rol de YPF, si bien se plantearon dudas respecto a algunas figuras de perfil liberal en algún cargo clave; y recientemente el especialista Bruno Capra (del IESO – Instituto de Energía Scalabrini Ortiz) manifestó su preocupación ante posibles ventas de yacimientos en La Patagonia, que implicarían un achicamiento encubierto de YPF».

«Sin olvidar el plan petrolífero de Frondizi, con la impronta de Frigerio, que logró por primera vez el autoabastecimiento, cabe mencionar que el fuerte impulso dado a las grandes obras hidroeléctricas, se dio en los años de Onganía, durante el gobierno militar de 1966 – 1973, que tuvo aristas liberales pero también fuertes componentes nacionales, esto último en buena parte con las activas participaciones del General Guglialmelli y el economista Aldo Ferrer», rememoró el investigador.

Concatenado con ello, precisó Ortiz, que en «ese período se fundó Hidronor S.A., Hidroeléctrica Norpatagónica, que planificó y concretó las construcciones del conjunto de grandes hidroeléctricas ubicadas en el Comahue, en el noroeste patagónico para posteriormente ser disuelta en los años ’90, y absurdamente se concesionaron todas esas grandes hidroeléctricas, en varios casos a consorcios extranjeros».

Y abundó el cuadro, al decir que a estas empresas «se les paga por subir o bajar las palancas de conexión, pues son obras en muy buen estado y casi sin gastos de mantenimiento. Esas concesiones vencen en 2022, y es un imperativo que vuelvan a pleno control del Estado».

La condena sobre las políticas instauradas por el proceso de restauración conservadora protagonizada por Videla y Martínez De Hoz, consistió en «obligar a todas las empresas y entes estatales, a asumir cuantiosas deudas externas en divisas, siendo transferidos esos fondos al Tesoro Nacional, para financiar las deficitarias y desastrosas medidas económicas de achicamiento neoliberal, impuestas por Martínez De Hoz, con la cobertura brutal de las bayonetas de los militares liberales. Así las cosas, todas las empresas y entes estatales, pasaron a ser deficitarios, lo cual dio falaces argumentos a los voceros y mercenarios mediáticos del neoliberalismo, para despotricar contra todo lo estatal», afirmó Ortiz. 

El autor de varios títulos vinculados con la energía y su valor estratégico, dijo que «la Política no se comprende desvinculada de la Economía, todo lo cual a su vez requiere la visión abarcativa de la Geopolítica. Aunque acusó que el neoliberalismo, y su versión recargada libertaria, de buscar de hacer inviables a los Estados Nacionales, para forzar la globalización salvaje, alentado todo eso por las Potencias Atlantistas».

«Todas las potencias “tradicionales”, y las nuevas potencias emergentes, lograron su ascenso y consolidación, en base a poseer Estados fuertes consustanciados con sólidos principios de defensa de los Intereses Nacionales», concluyó Carlos Ortiz.