La demanda de combustibles cayó 3,69% en agosto a raíz de la contracción de todos los productos, incluida la nafta súper que registraba un crecimiento sostenido desde mediados de 2016, de acuerdo a datos oficiales de la Secretaría de Energía.

Las variaciones interanuales a la baja fueron de 10,64% para la nafta premium; 7,58% para el diesel premium; 1,47% para el gasoil; 1,22% para la nafta súper, de acuerdo al reporte de la Confederación de Entidades de Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA).

En cuanto a la distribución de combustibles líquidos por banderas, YPF mantuvo 55,3% del mercado; seguida de Shell, con 21,41%; Axion, 13,64%; Puma, 5,35%; Dapsa, 2,37% y Refinor, 1,93%.

En comparación con Julio, la variación negativa intermensual fue de 0,66% para el diesel premium; 0,53% la nafta súper; 1,77% la nafta premium y 0,11% el gasoil, lo que explica la caída general de la demanda del sector del 0,58%.

Al comparar los datos del combustible del año 2018, el litro de nafta súper costaba $29,60 y el de gasoil, $25,64. Este año, el precio se elevó a $43,71 par la nafta súper y $40,54 para la gasolina. Aunque esos costos están congelados, la medida que tomó el gobierno después de perder las PASO, provocó fuertes tensiones entre las provincias petroleras y las empresas del sector petrolífero.

La medida que el gobierno nacional tomó antes de las elecciones primarias produjo retracción en un mes en el que no se generó un gran movimiento de precios, pero el desequilibrio macroeconómico generado por una devaluación superior a 20%, sí impactó en el consumo.

El estancamiento de precios para los combustibles y el petróleo también generó situaciones puntuales de desabastecimiento en algunas provincias, pero en particular en las estaciones denominadas “blancas”, lo que se asegura la entidad CECHA es que también se contribuyó a la merma del consumo.