Por Aldo Battisacco _ Enviado especial a Buenos Aires

El profesor, Alejandro Olmos Gaona, dialogó con Conclusión y reveló cual es la trama sobre la que se teje el endeudamiento crónico de Argentina, la resignación ante los designios que imponen los factores financieros internacionales «que son el verdadero poder», cuál es la respuesta de la casta política, sus silencios, sus «verdades», los empresarios delincuentes y cuál es el costo que los argentinos deben pagar producto de esta rendición. Cabe preguntarse si la última democracia transita la entronización de cuerpos gerenciales similares a la de una factoría próspera, o se gobierna en sintonía con la violación del orden jurídico.

«Deuda o soberanía, verdades ocultas sobre la dependencia», no solo es el título de un libro, es la radiografía de un cuerpo enfermo.

Para el analista y especialista en deuda externa, resulta sospechoso que el tratamiento de los empréstitos asumido por nuestro país es materia exclusiva de expertos economistas. Sin embargo, a pesar que el tema los trasciende, poco se ha hecho para prestarle atención a la dimensión jurídica como columna vertebral de la articulación de la institucionalidad estatal. Y menos aún sobre los alcances políticos y el impacto social que generan las medidas adoptadas por los gobiernos que tuvieron en sus manos atender este asunto.

Abunda en cifras y fechas, muchas veces se bifurca en sus explicaciones, y con un lenguaje efectivo logra advertirnos de una gravedad casi eterna y  -de una maldición- que halla explicación en la defección de una dirigencia política, que instituida desde 1983 por el voto popular, actúa medrosa ante los dictados y las ordenes del gran capital.

No se les exigía a los acreedores que ofrezcan los instrumentos en los que se pudiera constatar la legitimidad de los créditos

Ante esta realidad se puede afirmar que existen dos grupos bien diferenciados en el que uno de ellos pugna por honrar a pies juntilla como necesidad de cara a una supuesta prosperidad pletórica de futuro, y los otros que antagonizan con los primeros porque entienden que la deuda es un obstáculo para planificar el desarrollo económico que necesita Argentina para proyectarse.

Olmos Gaona, habló de los vicios de una legalidad tramposa que consolida la dependencia y que materializa la voluntad del acreedor con la ostensible finalidad de preservar y robustecer los eslabones de una cadena cada vez más grande y más pesada.

 Como es posible que se cuestione que se fuguen los capitales y haya norma de la dictadura que lo permiten 

Los últimos cuarenta años en democracia y la como Domingo Cavallo contrató al Citibank, al Deutsche Bank, al J.P. Morgan y al Credit Suisse para que nos digan “cuánto les debíamos”. O aún peor, cuando los auditores del Banco Central en la presidencia de Raúl Alfonsín y con Bernardo Grinspun al frente del ministerio de Economía, «determinaron que se estaba frente a una deuda ficticia».

Se llegó al extremo de que funcionarios del más alto nivel del Estado hayan emitido documentos que son constitutivos de delitos de acción publica

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