Esta semana se conocieron cifras relativas a la distribución del ingerso en Argentina, publicadas por el Indec, y que confirmaron lo que meses atrás había adelantado el dato de incremento de pobreza e indigencia, especialmente durante el último año.

El país es más desigual en cuanto a la brecha entre ricos y pobres. En el primer trimestre de 2019, la población de menos ingresos percibió apenas el 1,2% mientras el sector más rico concentró el 31,2%.

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Los datos oficiales permiten vislumbrar que el deterioro del nivel de ingresos de la población hizo que el indicador del Coeficiente de Gini, que califica al ingreso cuanto más este alejada de la base cero, aumentara un 1,5% en forma interanual y un 3%, respecto del trimestre anterior.

Ese coeficiente que mide la desigualdad de los ingresos dentro de un país se elevó del 0,440 del primer trimestre del año anterior a 0,434 en el último trimestre del año pasado y a 0,447 en los primeros tres meses de este año.

A partir de estos guarismos, el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso), ponderó que el 10% más rico de la población recibía, según la medición del Indec de un año atrás (primer trimestre de 2018), 20 veces más el decil más pobre.

Sólo doce meses después, ella diferencia entre el 10% más pobre y el más rico se elevó a 21 veces.

A partir del coeficiente de Gini, desde el Ceso también elaboraron un mapa esquemático de países según esa variable clave para medir la desigualdad en el reparto del ingreso.

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Si bien el país viene en franco deterioro en la materia durante los últimos años (y en la mirada macro ha retrocedido fuertemente a partir del último cuarto del siglo XX), podría decirse que Argentina está “a mitad de tabla”.

En la región, el país es de los menos desiguales. Mejor en ese sentido están Venezuela, Cuba, apenas por encima, y Canadá, uno de los países menos desiguales del mundo.

Cabe destacar que no hay una relación directa, por ejemplo, entre el tamaño del Producto de una país, es decir con el grado de desarrollo de su economía, y la distribución del ingreso.

Así se tiene que China, una de las principales potencias mundiales, es de los más desiguales aún, a pesar de haber mejorado mucho en esa materia en las últimas décadas. Tampoco es Estados Unidos la panacea de la igualdad y sus números son peores que los de Argentina.