Si bien no veníamos del Edén, los últimos doce meses de la economía argentina fueron estrepitosos. Si bien sobran los ejemplos para graficarlo, uno muy claro es la fuerte depreciación que sufrió el peso, evidenciado en la evolución del billete de 500 pesos desde su lanzamiento.

El famoso “yaguareté”, que aumentó el máximo de denominación el 29 de junio de 2016 (hasta la salida más tarde del billete de $1000, con la figura del hornero) ya perdió desde entonces más de la mitad de su valor.

Tres años atrás, con los $500 podían adquirirse casi 33 dólares, cifra que hoy por hoy baja a apenas 11 dólares.

Ademñas, en junio de 2016, se necesitaban 14 billetes de $500 para abonar un salario mínimo en el país; hoy hacen falta 25.

Para fijar los parámetros, en ese entonces el dólar estaba a $15,20 y la tasa de referencia que instaura el Banco Central (BCRA) era, (ya “muy alta”) de 31 %.

Actualmente la divisa norteamericana opera entre los $45 y $46 y la tasa está por encima del 70%, más del doble.

Otros de los productos que clarifican la abrumadora pérdida de valor de la moneda nacional son los alimentos, el combustible o los cigarrillos.

Uno de los casos testigos es la leche. Tres años atrás, una familia tipo (pareja con dos hijos), compraba leche para todo el mes (considerando alrededor de un litro por día) con un “yaguareté”. En 2019 sólo alcanza para 12 litros.

En el caso de la nafta, con $500 pueden cargarse en la actualidad 11 litros de nafta súper, en tanto que hace tres años se podía casi llenar un tanque pequeño (39 litros).

Por el lado de los fumadores, si bien es aconsejable un consumo reducido, quienes quisieran comprar a mediados de 2016, con $500 podían llevarse 11 paquetes de una de las principales marcas, lo que hoy no alcanza para comprar 6.

Vale recordar que el billete fue parte del nuevo plan del BCRA que reemplazó la figura de los proceres para utilizar para la gráfica de animales que integran la fauna nacional en la ilustración de los “papeles moneda”.