Por Facundo Díaz D’Alessandro

Alrededor de siglas, cifras, letras, estimaciones, predicciones, variables y metas, entre otras cosas, gira la mayor parte del debate económico argentino, al menos mediático, de estas horas. Desde esas esquinas se busca comprender al fenómeno, inquietante y nebuloso, de la economía argentina. Sin negarle valor a esas acciones, Conclusión decidió trasladarse a la periferia rosarina, más precisamente a General Lagos, para conocer el caso de la Cooperativa Posta de San Martín, fabricante de calzados y ejemplo fundamental a partir del cual se puede analizar la realidad económica actual, algo de historia y la proyección del entramado industrial provincial, con una potencia esclarecedora que a los números, fríos, les cuesta expresar.

El proyecto comenzó, hace aproximadamente diez años, siendo una escuela de capacitación en oficios, impulsada inicialmente por el ministerio de Trabajo nacional. Surgió a partir de la labor conjunta de Fabian Fagnani y Carlos Chiummiento, hoy Tesorero y Presidente de la cooperativa respectivamente. Se proponían «regionalizar la educación», ya que, según nos explican, la mayoría de los chicos/as de la Argentina de los noventa en esa zona, era «administrador de empresas o maestra jardinera.»Cuando cambia el gobierno, después de la crisis, nos dijimos ‘hay que apuntar a esto’; en principio eran tres o cuatro oficios, luego terminó siendo sólo fabricación de calzado. Desde el Ministerio de Trabajo nacional nos dieron el primer empujón financiero y arrancamos de a poco, la primer semana hicimos dos pares de zapatos», contó el presidente de la cooperativa.

Hoy día, despachan más de 700 pares de calzado por día, con una planta de 42 trabajadores. Gigantes del rubro, que la cuadruplican en número de empleados, despachan poco más del doble. La clave, indican, radica en el compromiso total de ambas patas del proyecto: la que tiene que ver con administración, comercialización y finanzas, y la de la producción, la fabricación. Entregan pedidos a otras firmas, y desde hace algunos años tienen su propia marca de calzado: «Vichino», zapatillas principalmente de estilo urbano, aunque también hacen mochilas, borcegos, billeteras y unas innovadoras pantuflas «únicas en el mundo» al decir del Chiummiento, quien está pronto a viajar a Suecia y Noruega en miras de ubicar el producto allí. También han recibido la visita de delegaciones de países de la región como Ecuador o Bolivia, para estudiar su caso.

Al respecto, el tesorero de la empresa, Fagnani sostiene: «Esto es  una empresa cooperativa, se hacen las cosas bien: se cumplen horarios, hay un protocolo de trabajo que hay que seguir para cumplir todos los días con las entregas. Estamos bien conceptuados en los ministerios porque cuando hemos recibido algún subsidio (del ministerio de trabajo o desarrollo social, en la anterior gestión nacional), al llegar el control veían que estaba la maquinaria y la gente trabajando. El problema de muchas cooperativas es la parte de gestión, comercialización. El tema del oficio lo dominan pero no así la parte administrativa. Acá están todos en blanco, con la mejor obra social, se distribuyen utilidades dos veces por año, todo el mundo sabe lo que entra, lo que sale, votamos para cambiar los horarios, obviamente hay cuestiones del día a día donde hay que tomar decisiones ejecutivas.»

El crecimiento de una cooperativa no es fácil. Pero es interesante observar el modo en el que puede gestionarse el trabajo bajo esta estructura, sobre todo teniendo en cuenta los problemas que ha tenido la Argentina respecto al empleo a lo largo de su historia, y más aun cuando desde «el mundo» llegan las predicciones (como la hecha por el presidente del Banco Mundial) sobre la próxima escasez de empleo. (http://bit.ly/2orPjLH)

«Es muy difícil ser una cooperativa, que sea viable. Ganamos todos más o menos lo mismo. Lo hago porque amo esto. Un día caminaba por la calle, vi una zapatilla y dije lo puedo hacer yo, aprender y enseñar lo que es el oficio», cuenta Chummiento, entusiasmado. Y sigue: «siempre le digo a los chicos: no te haces una casa en un año, instalar una marca lleva tiempo. Es importante también apreciar el contexto, acá se los valora como persona, más teniendo en cuenta que los formamos acá. En otras épocas nos ha pasado, cuando el trabajo era más fácil de conseguir, que se iban a otras empresas, incluso del rubro. Pero ahí los apabullan, crecen a costa de ellos y a la primera de cambio, empiezan las suspensiones, despidos o cierran la planta y listo. Es lo que comienza a suceder ahora».

La charla deriva, inevitablemente, en la realidad de la industria y del rubro calzado en particular. «Nosotros dentro de todo no estamos pasándola mal; el rubro sí», dicen. «Estamos para pelearla, nos han dejado de comprar marcas del sur argumentando que les conviene comprar productos importados. El tema es que después las venden caras igual. Antes Grimoldi vendía tres millones de productos, ahora vende un millón,  gana más y no reniega con la gente. Después explota y son los dueños de todo. El proyecto de los 90, y de ahora, es claro: calzado y ropa en Argentina no se puede fabricar. Lo que cambio de antes a ahora es meramente geográfico: en ese momento el calzado teóricamente iba a venir de México, ahora va a venir de Brasil o de China a través de Brasil.  El proyecto es que desaparezca toda esa industria. Llegar a 18/20 por ciento de desocupación, ahí baja la inflación, baja el costo de la mano de obra y se le quita poder a los sindicatos. Ese proceso ya está en marcha, es lo que estamos observando. El riesgo es que dure 8 años y sería un desastre. La única forma de frenar esto es con la gente en la calle, y con un candidato/a que sea capaz de soportar las presiones de esos sectores. Fijate lo que estuvo pasando estos días en Córdoba, no fue reflejado por medios nacionales. Es muy duro lo que se viene.»

El diagnostico resulta contundente. Las últimas cifras oficiales, brindadas por el Indec, avalan ese pesimismo. Son las correspondientes al mes de abril, donde la industria en general cayó un 2,3% respecto al mismo mes de 2016, en lo que significó el decimo quinto mes consecutivo de caída. El rubro del calzado es uno de los principales afectados. Además de la depresión del mercado interno, un estudio de la Universidad de Avellaneda aporta un dato clave para entender el drama del sector: si tenemos en cuenta sólo las importaciones provenientes de Estados Unidos, las de calzado aumentaron un 68 por ciento. Y no es el único país que coloca sus productos aquí.

Consultado por Conclusión acerca de las expectativas y prevenciones posibles ante este escenario, Chiummiento dice que «es importante mirar hacia atrás para tener memoria, y también para adelante; creemos que nuestra marca va a seguir bien, creciendo. Queremos introducir algún producto nuestro afuera, no necesariamente estamos hablando de grandísimas cantidades. La idea es ir creciendo en las ventas para poder soportar cuando nuestra situación no sea esta, cuando estemos mas apretados. La ultima tarifa eléctrica triplicó la anterior, es difícil. Hoy nos expandimos y hacemos mochilas, bolsos, billeteras, además del calzado. Queremos sobrevivir y hacernos fuertes para lo que venga después, junto a todos los compañeros de la cooperativa. Hay que demostrar que si los argentinos trabajamos 8 horas por día, pero realmente, podemos salir adelante.»