El Ministerio de Agricultura de la Nación estimó que en cinco años, en 2020, la Argentina alimentará a 600 millones de personas y por lo tanto el país deberá incorporar tecnología en toda la cadena a fin de reducir
las pérdidas.

El Inta Informó que para alcanzar estas estimaciones, nuestro país deberá aumentar la incorporación de tecnología a fin de reducir las pérdidas en toda la cadena, desde las etapas de procesamiento, distribución hasta las de consumo.

Las cifras son alarmantes, en la Argentina se pierden 16 millones de toneladas de alimento al año, lo que representa el 12,5 % de la producción agroalimentaria nacional.

Así lo aseguró Pablo Morón, director de Agroalimentos de la Subsecretaría de Valor y Nuevas Tecnologías del Ministerio de Agricultura de la Nación, quien trabaja con el nuevo Programa

Entre los productos con una tasa más alta de desperdicios anuales en el mundo están las frutas y hortalizas, las raíces y los tubérculos, seguidas por los cereales y el pescado, y en último lugar se ubican los cultivos oleaginosos, la carne y los productos lácteos.

De acuerdo con Morón, esto sucede porque los individuos no planifican sus compras, lo hacen en exceso estimulados por el marketing y la publicidad, o reaccionan de modo exagerado a las fechas de caducidad y consumo preferente de los productos.

Por otra parte, las normas estéticas y de calidad llevan a los minoristas a rechazar grandes cantidades de alimentos perfectamente comestibles.

Para lograr alimentar a 600 millones de habitantes, la Argentina deberá aumentar la implementación de tecnología en toda la cadena productiva.

«En este contexto, el Inta cumple un rol trascendental ya que que existen tecnologías y técnicas desarrolladas por el organismo que vuelven más eficientes los procesos productivos, representan una oportunidad para evitar las pérdidas y, al mismo tiempo, reducen el impacto ambiental a partir de un uso racional de los recursos», se dijo en el informe.

Para el caso de los cereales, el retraso en el momento del inicio de las cosechas, las mermas por inclemencias climáticas, los daños mecánicos o derrames durante la cosecha y el deterioro en el almacenamiento son las principales causas de las pérdidas.

«En esa línea, resulta invaluable la competitividad tecnológica del país. Entre los aportes se destacan las innovaciones en comunicación y telefonía celular para que el productor visualice lo que sucede en tiempo real en su campo, imágenes satelitales, sensores y modelos que permiten predecir eventos climáticos y
adelantar las cosechas», se explicó.