Por Aldo Battisacco – Conclusión Buenos Aires

«Cuando uno analiza correlaciones de fuerza y coyunturas en el sistema mundial uno tiene que observar primero y antes que nada si está en un momento de una hegemonía caracterizada por un dominio de un Estado, un conjunto de Estados o un Poder particular, una determinada forma de organizar la economía mundial y el capitalismo mundial, o determinadas visiones dominantes desde lo ideológico, simbólico, una geocultura diría Wallerstein más allá de las culturas generales una cultura dominante» sostiene el Investigador del Conicet y doctor en Ciencias Sociales, Gabriel Merino.

«La caída de Estado Unidos, se acelera a partir de la llegada de la pandemia» dijo a Conclusión, el docente Gabriel Merino, al tiempo que reflexionó que «hubo tendencia que se aceleraron, la cuarta revolución industrial, el ascenso de asia Pacifico y el declive relativo de Estados Unidos y occidente, la crisis de las instituciones liberales dominantes controladas por occidente después de la segunda guerra mundial y la caída del muro de Berlín».

Además, agregó que una hubo una «crisis económica importante que golpea en 2008 el norte global, donde Estados Unidos sorteo parcialmente con fuerte financiarización con emisión de dólares y endeudamiento, y que no logró retomar un crecimiento global de la economía pero que contrastó con China que en doce años triplicó su PBI en dólares y el salario mínimo», a lo que se agrega «la digitalización de la vida y también con cambios estructurales ¿en las relaciones de producción y un sur global que muestra signos de insubordinación».

«Hemos pasado de una crisis de hegemonía anglo-estadounidense, para entrar en una etapa de caos sistémico», expresó el especialista.

Los ciclos de hegemonía, crisis de hegemonía y caos sistémico son procesos de largo plazo, que duran 100 años

Para Merino, resulta «útil esta primer caracterización macro de la situación para ver dónde estamos parados. También para analizar de qué se trata la transición histórica que estamos viviendo en la actualidad, su naturaleza».

En el mismo sentido, aportó que como pueblo «sabemos que estos períodos de desorden global o caos sistémicos son grandes oportunidades para los pueblos del Sur. Son momentos en donde conviven los grandes procesos de revolución y contrarrevolución mundial y de las grandes transformaciones “orgánicas”, de aperturas de nuevas formas de vida, de insubordinación de los pueblos pero a su vez también donde surgen los grandes “monstruos” de la historia.

Xi Jinping

«No es casualidad que justamente la revolución republicana China la tengamos ahí, en Octubre de 1911 a principios enero de 1912, a cargo de las fuerzas nacionalistas populares chinas, representadas en la figura de Sun Yat-Sen, muy importante en la historia China, fundador del Kuomintang, clave para entender que ahí comienza la revolución china, país que hoy emerge como gran potencia mundial».

En este contexto, en Argentina «se desarrolla el Yrigoyenismo, primer movimiento nacional popular de masas con protagonismo de las emergentes clases medias que presionan por democratizar el régimen oligárquico agroexportador» analizó el investigador.

«En China triunfa la revolución nacional y social de 1949 protagonizada por las masas campesinas, también se produce un hecho central como lo fue la revolución en la India en 1947 (una revolución nacionalista por la independencia en esa enorme entidad político-cultural de Asia) o el propio peronismo en Argentina que es parte de ese proceso».

«De hecho lo que se produce a partir del 97, 99, 2001 es una reacción contra el mundo unipolar, contra la globalización financiera neoliberal, contra el Consenso de Washington, y es una primer reacción que expresa una heterogeneidad de proyectos, de ideas, de sujetos, de actores pero lo que tienen en común es reaccionar contra el avance de eso», planteó Merino.

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