La Bolsa de Comercio de Rosario manifestó a través de su página oficial, la «preocupación por el nuevo esquema de retenciones» lanzado por el Gobierno nacional. Sostienen que el precio de la soja para mayo de 2019 estaría en U$S 272, es decir 11 dólares menos que con el esquema vigente.

El Gobierno oficializó hoy la suspensión por seis meses de la baja establecida en los derechos de exportación para aceites y harinas de soja, en el marco del ajuste fiscal. La decisión se tomó a partir de un decreto publicado este miércoles en el Boletín Oficial.

Según lo dispuesto, la suspensión de la baja escalonada de retenciones a los derivados de la soja se extenderá hasta el 28 de febrero de 2019 inclusive. A partir del primero de marzo de ese año, volverá a aplicarse la reducción del 0,5% mensual. De este modo, se mantiene la baja prevista en la alícuota de los granos de soja, pero se suspende desde este miércoles, por seis meses, la baja establecida para aceites y harinas.

Las alícuotas a la soja se vienen reduciendo desde el 35% en 2015 para el poroto al 26% actual, previendo su convergencia al 18% en diciembre de 2019. En cuanto al aceite y las harinas, la alícuota se redujo desde el 32% en 2015 al 23% actual y también convergerá al 18% en diciembre de 2019.  Los ingresos adicionales para la Nación por esta medida son de 1.500 millones de pesos en 2018 y 12 mil millones en 2019, estimó el Ministerio de Hacienda.

Para la Bolsa de Comercio de Rosario «Un incremento temporario de ingresos fiscales por retenciones provocará un impacto muy grave en toda la agroindustria».

«El gobierno nacional anunció que interrumpirá por seis meses el programa de reducción de retenciones a las exportaciones para aceites, harinas y derivados del poroto de soja, con el propósito de igualar los derechos a la materia prima y los derivados. Esta medida fiscal causa gran preocupación por los gravísimos efectos que su implementación provocará en la cadena de comercialización de la oleaginosa al no contemplarse aspectos básicos del proceso de ventas al exterior de granos y productos agroindustriales, como los aceites y harinas proteicas, que representan, aproximadamente, un tercio del total de las exportaciones argentinas», manifiestan desde la entidad.

Y agregan: «El castigo al principal complejo exportador de la economía nacional no hará más que agravar el déficit comercial y limitar la principal fuente de obtención de divisas (dólares), potenciando la vulnerabilidad de la macroeconomía argentina. Un incremento relativo de las retenciones a aceite y harina de soja provocará un aumento de costos –o disminución de ingresos– a la industria aceitera, presionando a la baja los precios que podrá abonar por la compra de materia prima para procesar y, por lo tanto, el precio doméstico de la soja. Con el anuncio hecho, el precio de la soja para mayo de 2019 (FAS teórico) estaría en U$S 272, es decir 11 dólares menos que con el esquema vigente».

Para finalizar exponen: «Para La mejora parcial de la competitividad interna de la exportación directa de poroto respecto de la compra como materia prima para su procesamiento, implicará un golpe importante para el agregado de valor nacional, lo que supone una primarización de nuestra economía. Esto puede significar la mayor dependencia de unos pocos destinos de nuestras exportaciones. Tenemos 65 destinatarios de harina de soja, de los cuales los diez primeros se llevan el 61%; 50 destinatarios de aceite de soja, de los cuales los primeros 10 se llevan el 91%; pero en el caso del poroto de soja, sólo hay 11 destinos, de los cuales el 90% va a China. La Argentina ha sostenido históricamente para el complejo oleaginoso una política en favor de mantener un diferencial positivo para la exportación, que ha sido decreciente a lo largo de los años. En la actualidad ese diferencial se expresa en que mientras los aceites y las harinas proteicas pagan un 23% de derechos de exportación, el grano paga un 26%. El diferencial arancelario de tres puntos porcentuales en favor de la exportación de productos derivados, se explica en buena medida por el escalonamiento arancelario que aplican los países importadores de soja y derivados, en favor de su industria nacional. Por ejemplo, China aplica un arancel de importación de un 5,5% más alto para la importación de subproductos que de poroto.

La Bolsa de Comercio de Rosario espera que se trate de una medida transitoria, de carácter fiscal. Una vez cumplido el plazo establecido para su aplicación, consideramos conveniente retomar el esquema diferencial para evitar mayores consecuencias en la agroindustria».

Por su lado, la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) advirtió que se producirá una «caída de transacciones del principal sector exportador de la Argentina, lo que afectaría la recaudación fiscal que se ha proyectado».

Además, CIARA indicó que se provocará una «menor capacidad de compra de la agroindustria y la elevación de la capacidad ociosa del principal complejo oleaginoso del mundo, estimulando la primarización de la agroexportación al exportarse con menos valor agregado», según publicó AgriTotal.com

Las misma queja elevó el titular de la Cámara Argentina de Biocombustibles, Claudio Molina. El empresario dijo que «corremos el riesgo cierto de que se exporte más poroto de soja en bruto, hecho que primariza las exportaciones y al mismo tiempo, aumenta la capacidad ociosa de la industria del crushing, poniendo en peligro una cantidad importante de puestos de trabajo de los más sustentables que existen en Argentina».

Molina recordó que la retención del biodiésel, que es el 15% nominal, iba a converger con la del aceite y harina recién en diciembre de 2019. Insistió en que el diferencial compensa «parcialmente» los aranceles que imponen los países compradores de productos nacionales.