Los indicadores económicos siguen siendo una de las mayores preocupaciones para el Gobierno que ve que, a pesar de los paquetes de ayuda financiera y planes crediticios lanzados y el decreto que prohibe los despidos, no fueron suficientes para evitar o, al menos, contener, la crisis económica desatada por la pandemia de coronoavirus y el aislamiento social obligatorio. En este escenario, la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), que realiza mensualmente el Ministerio de Trabajo arrojó números que alarman: la tasa de empleo registrado del sector privado cayó, en el mes de abril, un 0,6% en relación al mes de marzo. Es la mayor  caída registrada en este período desde el año 2002.

De acuerdo a lo publicado en la EIL «la contracción del empleo formal en los meses de marzo y abril se explica por la decisión de las empresas, frente al escenario impuesto por la pandemia, de no realizar contrataciones de personal. Las escasas incorporaciones de trabajadores verificadas durante este período no alcanzaron a compensar las desvinculaciones que también se desplomaron en relación a su marca histórica, pero no en la misma magnitud que se advierte en las altas. De este modo, se reducen drásticamente las incorporaciones y las desvinculaciones, pero como estas últimas caen menos que las primeras, se produce una brecha que se expresa en la variación neta negativa del empleo».

La encuesta que realiza el Ministerio de Trabajo a empresas de todo el país con más de 10 empleados refleja que, si bien el descenso del trabajo registrado es el más pronunciado desde el 2002, la situación no registró mayores variantes en relación al mes de marzo, cuando sólo hubo 11 días de parate de la actividad económica. «Cabe destacar -detalla el informe- que la magnitud de la caída del nivel de empleo en abril (-0,6%) no refleja un agravamiento de la situación laboral con respecto al mes anterior, cuando la reducción del empleo formal llegó al 0,5%».

Negativas expectativas de las empresas

Según señala el informe, con el aislamiento social como producto de la pandemia plenamente vigente, el relevamiento de las expectativas respecto a la evolución futura del empleo, continúa siendo negativa.

Las expectativas netas de aumento de personal, reflejadas en la diferencia entre la proporción de empresas que esperan aumentar sus dotaciones y aquellas que esperan disminuirlas, se ubicaron en el valor más bajo de la serie (-6,8%), continuando la tendencia del mes pasado.

Del 9,2% de las empresas que declararon que harán cambios en sus dotaciones en los próximos 3 meses, el 8% esperaba disminuir la dotación y sólo un 1,2% estima que la aumentará.

En un año se perdieron casi 200 mil empleos

De acuerdo al informe publicado por Ámbito Financiero, «las previsiones de la valoración interanual del mes de abril arroja que se habrían perdido alrededor de 200.000 puestos de trabajo (una caída que ronda el 3,1%)». «Este número tiene una tremenda significación, ya que es el más alto en los últimos 18 años». En comparación con el mismo mes de 2019, que había sido hasta entonces el peor desde 2002 con una baja del 2.6%, refleja el preocupante retroceso del empleo de mayor calidad en este último período.

En el texto de la Encuesta, se consigna que «la contracción del empleo formal en los meses de marzo y abril se explica por la decisión de las empresas, frente al escenario impuesto por la pandemia, de no realizar contrataciones de personal. Las escasas incorporaciones de trabajadores verificadas durante este período no alcanzaron a compensar las desvinculaciones que también se desplomaron en relación a su marca histórica, pero no en la misma magnitud que se advierte en las altas. De este modo, se reducen drásticamente las incorporaciones y las desvinculaciones, pero como estas últimas caen menos que las primeras, se produce una brecha que se expresa en la variación neta negativa del empleo».

Esto quiere decir que la caída del empleo registrado no estuvo ocasionada por un aumento en los despidos, cuya tasa  registró el valor másbajo desde, al menos, febrero de 2005 (0,6%), cuando el Ministerio de Trabajo comenzó a relevar este dato puntual.

En abril de 2020, las desvinculaciones se contrajeron abruptamente. En la sección anterior ya se señaló que la reducción interanual de la tasa de salida fue del 50%, registrándose el valor más bajo desde que se releva el indicador. Las modalidades que muestran las caídas más pronunciadas son las renuncias (la tasa de salida por renuncias cayó 0,5 punto porcentual) y los despidos sin causa (la tasa despidos sin causa se contrajo 0,25 punto porcentual).

El menor número de renuncias se correlaciona con la súbita paralización de las contrataciones de personal, ya que una parte relevante de las renuncias se producen habitualmente porque los trabajadores deciden mejorar sus condiciones laborales cambiando de empleo.

En cambio, la contracción del volumen de despidos sin causa se debe a la vigencia, en abril, del decreto (poner número) que prohíbe los despidos por fuerza mayor.

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