Las exportaciones de maquinaria agrícola entre enero y septiembre totalizaron 115,1 millones de dólares, lo que significó una merma del 31,7% con respecto a igual período de 2014.

Mientras que las ventas externas en volúmenes, medidas por la totalidad de las unidades despachadas, tuvo una suba del 23,3%, principalmente por las exportaciones de implementos agrícolas.

Así lo consignó la consultora IES Investigaciones Económicas Sectoriales en un informe especial en el que destacó que las ventas totales de cosechadoras, en unidades físicas, reflejaron una baja en los primeros nueve meses del 8,6%.

La comparación es con respecto al año previo, aunque en 2014 se habían verificado las menores ventas de cosechadoras en cinco años.

Por su parte, las ventas de tractores retrocedieron 1,3%, aunque mantuvieron un nivel aceptable al compararlo al promedio del último lustro, indicaron los especialistas.

Las importaciones de maquinaria agrícola y del resto de los equipos afines para la agricultura, en el acumulado de nueve meses de 2015 totalizaron 741,8 millones de dólares, con una leve baja del 3,7% con respecto a igual período de 2014.

Las unidades compradas en este período cayeron 5,2% respecto de los mismos meses de 2014, resultado que se explica tanto por las restricciones a la importación como por la sustitución por equipos de producción nacional (ensamblaje).

La merma en valores obedece a las menores compras de pulverizadoras, de cosechadoras (principalmente trilladoras) y de tractores, ya que la caída de estas categorías movió el resultado final por su peso en el total importado.

En cuanto al destino de las exportaciones, el bloque lo encabeza Brasil, con el 22,3% del valor total exportado, seguido por Uruguay, con el 12,9% y por Bolivia, con el 8,6%, mientras que Paraguay ocupó el cuarto puesto, con el 7,7%, dentro de los países con mayor participación: entre todos ellos abarcan el 51,5%.

Para Carlos Guberman, economista de IES Consultores, «las perspectivas para 2016 son desalentadoras, ya que el sector de maquinaria agrícola continuará con un elevado nivel de capacidad ociosa y bajos niveles productivos.

«Este contexto responde a la baja demanda del sector agrícola, que arrastra problemas de rentabilidad de las últimas campañas, agravados por la baja en los precios internacionales y por su escaso financiamiento, lo que deteriora aún más su poder de compra de equipos agrícolas», añadió.