Por Aldo Battisacco

A través de un comunicado que lleva por título «Nuevamente los tamberos en crisis. Estábamos mal pero ahora estamos peor», la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe (Meprolsafe) fijó su posición frente a la crisis por la que atraviesa el sector tambero.

En diálogo con Conclusión, el presidente de Meprolsafe, Marcelo Aimaro, fue crítico con las grandes bocas de expendio, y las acusó «de ser responsables de la distorsión del valor de la leche, por posición dominante en el mercado de comercialización que los convierte en formadores de precios».

Este lunes, los tamberos denunciaron que “hasta la fecha no se ha cumplido ni puesto en práctica ninguno de los puntos” del acuerdo de Venado Tuerto», que fuera anunciado por el presidente Macri en esa ciudad, y acusó al Gobierno de “inacción ante la crisis lechera”, y declaró que «todavía no se cobró el subsidio y que los créditos no aparecen».

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Raul Bertinetti (izquierda), vicepresidente junto al presidente de Meprolsafe, Marcelo Aimaro.

Según consignan los tamberos en el documento, «desde mediados del 2015 se padece una nueva crisis sectorial cíclica debido básicamente a la no resolución de los problemas estructurales de nuestra cadena y las restricciones del mercado externo impuestas por la disminución del comercio internacional: los precios de la Leche en Polvo Envasada (LPE) se derrumbaron y no hay compradores externos para el excedente de producción».

En otro tramo del escrito, destacan: «El poder de ‘dominancia’ de las industrias se descargó sobre nosotros, a través de la rebaja del precio en un contexto inflacionario, el financiamiento de la nueva situación: antes del cambio de gobierno con el dólar a $9,50 y a $2,50 litro, caímos de 0,30-0,32 U$S como estábamos a 0,27 U$S/litro. Hoy con la devaluación, con un dólar a 15,30$ y a 2,50 $/litro caemos a 0,16 U$S/litro».

Marcelo Aimaro señaló a Conclusión que «el factor de «dominancia» se produce porque la leche es un producto perecedero y es necesario entregarla para su industrialización todos los días, a los sumo se la puede retener por 48 horas».

«Hay dos eslabones en esta cadena que son los más perjudicados: los consumidores y los productores», y agregó que «un mayorista en Rosario vende la leche a 10 pesos, sin embargo el productor recibe por ese mismo litro de leche $2,50 o $2,60», reseña Aimaro.

«Hay ejemplos que son más que contundentes para entender esta distorsión», argumenta el productor lechero: «Un queso de primera marca se vende en un comercio de Rosario a 257 pesos el kilogramo, lo que equivale a decir que para poder comprar ese producto con lo que se le paga al productor el litro de leche debe vender 100 litros, pero para hacer ese queso se necesitan solo 10 litros de leche».

El referente de los tamberos puntualizó que «hay una dominancia del sector industrial pero en mayor medida del sector comercial», en el sector industrial existen «no más de 15 firmas que mueven el 75% del mercado de la leche, entre las que se destacan Sancor, Verónica, La Serenísima, Ilolay, Saputo, Winner, Tregar».

Sobre esto último, Aimaro, dijo que el acuerdo celebrado en Venado Tuerto «entre los productores lecheros y la industria láctea que anunció Macri no se cumplió. Las industrias se habían obligado a reconocer por cada litro de leche un 15% más, pero nunca lo concretaron, las procesadoras se negaron alegando que hay una preeminencia del sector comercial en el mercado interno y que no hay negocios internacionales aunque haya mercado».

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De los 11.000.000.000 millones de litros de leche que «se producen por año en Argentina, 8 mil millones se consumen en el mercado interno, el resto debería ser exportado», explica Aimaro, «pero eso no sucede», expone el tambero.

Y aunque «se pueda vender, el precio de la tonelada de leche en polvo, es de $1.800, precio que indica un valor por kilo de $2,20 y esto no se puede sostener».

Sin embargo, el productor coincide con sus pares que «el precio de góndola da para que se les reconozca $4,20». Por caso, alude que vendían a «3,10 el litro de leche más IVA a las industrias, estas a su vez les suministraban a las cadenas de supermercados a $7, no obstante este costo, los súper comercializaban ese mismo litro de leche a 14 pesos».

La mesa de productores, refiere Aimaro, «usa los stocks para transformarlos en productos que venden mejor en el mercado interno que la leche en polvo envasada en el exterior. O sea, se financian con la plata de los tamberos como siempre lo hicieron», acusa el dirigente pecuario.

El Gobierno piensa que esta tormenta se pasa con “algún subsidio” y que luego “el mercado” va a resolver por si solo la situación. “El mercado pasa la guadaña con la desaparición de tambos, vacas y porque no esta vez de alguna industria», dijo.

Según los tamberos, hay propuestas para resolver la situación del sector

«La coyuntura se resuelve con soluciones estructurales en la cadena, con aportes del Gobierno nacional al sector para financiar la venta de stocks y excedentes en el mercado externo por parte de las industrias exportadoras», manifestó Aimaro.

Y refuerza el concepto sosteniendo que «si las industrias no lo aceptan, el Gobierno nacional debería ser comprador de última instancia y futuro vendedor en el mercado externo de los stocks y excedentes de leche, para evitar la profundización de la crisis», propugna el productor.

«Esta propuesta -completan los tamberos- se complementa con un Acuerdo Sectorial-Estatal donde se garantice un precio razonable (a discutir) del litro de leche cruda pagado al productor por las industrias». Y agrega que su sector no cree que la crisis “el mercado por si solo no lo resuelve».

Cuanto dinero hace falta para paliar la crisis?

Se necesitan 2.100 millones de pesos, consignan en el documento los tamberos, y seguidamente remiten a una comparación con las concesiones que otorgó el Gobierno a otros sectores liberándolos de retenciones:

Agricultores:

Maiz: 24.310 millones de pesos

Soja: 80.655 millones de pesos

Petroleros: 75.000 millones de pesos

Mineras: 3.300 millones

Por lo expuesto, los productores reclaman al Gobierno que las solución «esta en sus manos». Y se preguntan angustiosamente «¿hasta cuándo tendremos que esperar? ¿Hasta que desaparezcan las vacas y los tambos? Veníamos de una situación complicada, con muchas esperanzas de un cambio favorable, pero nada de ello ocurrió, al contrario las nuevas medidas agravaron y mucho, la situación».

Finalmente, aducen que sus «tiempos no son los de la política, los productores y 60 mil trabajadores necesitan soluciones concretas y rápidas que permitan sostener la actividad».

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