Un informe realizado por el Centro de Economía Política (CEPA) indicó que a pesar de la recuperación de empleo que se registró el último año -a partir de una fuerte caída de este indicador durante el 2020, a causa de la pandemia-, la distribución de ingresos continúa fragmentada y estancada, con un “derrotero de los salarios reales que por tercer año consecutivo no lograrían recuperar poder adquisitivo”.

El informe inició con un repaso histórico de la creación de empleo: la precarización en los 90’s; la recuperación de trabajo entre 2003 y 2005; y la destrucción de más de 250.000 puestos de trabajo registrado privado durante la gestión de Cambiemos (2016-2019).

En la década de los noventa la evolución de la tasa de desocupación fue incrementándose progresivamente pasando de 8,6% en mayo de 1990 a 21,5% en mayo de 2002. A la par, el salario real de los trabajadores se redujo un 11,2% entre 1994 y 2001. Si se extiende la etapa hasta octubre de 2002, lo que incluye el impacto de la crisis, la pérdida de poder adquisitivo alcanzó 41,5%.

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Fuente: CEPA.

Esa dinámica resulta similar a la que se observa entre 2015 y 2019, aunque esta última muestra en un período más acotado. La caída del salario alcanzó 25,6%, y la desocupación aumentó cuatro puntos porcentuales entre el segundo trimestre 2015 y mismo periodo de 2019. En cambio, en el período 2019 a 2022 la evolución de la tasa de desocupación se redujo de 10,6% a 6,9%, y los ingresos y salarios reales se mantuvieron en el mismo nivel en términos reales.

Entre 1994 y 2001, la caída del salario de los trabajadores no registrados fue del 16,6%, mientras que el de los trabajadores registrados en el sector privado cayó un 2,9%. Así, se registró una brecha de al menos 13 puntos entre ambos trabajadores. Adicionalmente, si se extiende la etapa hasta octubre de 2002, lo que incluye el impacto de la crisis, la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores no registrados alcanza 55,2% y de los registrados 30,6%.

En tanto, la caída del salario entre enero de 2015 y junio de 2022 es de 16,3% para trabajadores registrados y de 33,1% en trabajadores no registrados.

Si se desagregan estas caídas en subperiodos, lo que se observa es que entre enero de 2015 y específicamente el mes de marzo de 2019 se observa una caída de 13,6% y 13,9%, respectivamente (es decir, se mueven a la par).

Pero de allí en adelante (desde marzo 2019 hasta junio 2022) ambas series se comportan de manera diferenciada: mientras que el salario de trabajadores registrados cae 3,1%, el de trabajadores no registrados lo hace en 22,3%.

Los jóvenes, golpeados por la informalidad

Cuando se analiza la situación de la desocupación por grupos de edad, se observa que en el período que se ubica entre el tercer trimestre de 2003 y el primer trimestre de 2022, las personas de hasta 24 años promediaron una tasa de desocupación de 22,6%. Al primer trimestre de 2022 suma 19,2%.

Las personas de hasta 24 años presentan, en promedio, una tasa de desocupación 2,5 veces mayor a la de las personas de entre 25 y 34 años y cuatro veces mayor a las de las personas de entre 35 o más años, en el periodo comprendido entre 2003 y 2022.

Paralelamente, este grupo etario fue golpeado por la informalidad: entre el tercer trimestre de 2003 y el primer trimestre de 2022, en promedio, las personas de hasta 24 años alcanzaron una tasa de empleo no registrado de 59,5%.

En materia salarial, se observa que las personas hasta 24 años recuperaron más rápido poder adquisitivo en el periodo 2003-2015 y fueron los que perdieron con mayor celeridad en la etapa 2016-2019.

Los datos resultan elocuentes para el segmento etario de 14 a 24 años: mientras que entre 2003 y 2015 lograron más que duplicar su poder adquisitivo (por encima de todas las demás franjas etarias), entre 2016 y 2019 perdieron 32%, superando también al resto de las franjas etarias. Por último, entre 2019 y 2022 se observa estabilidad en los salarios, sin recuperar prácticamente nada de lo perdido en la etapa previa.