Foto gentileza Benoit Tessier /Reuters.

El drama del coronavirus no acaba en la faceta sanitaria sino que las economías, mediante la cual se sostiene la vida material de sus sociedades, se ve profudamente afectada por la paralización casi total de actividades económicas y del comercio.

Para hacer frente a ese escenario crítico, varios países de Europa, uno de los epicentros de la pandemia actualmente (junto con Estados Unidos), apuran el salvataje a empresas para evitar un colapso de la totalidad del sector privado (que las excede), el cual debe poder subsistir para instrumentar la actividad el día después de la pandemia, claro está con el debido impulso estatal.

El ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, se reunió el viernes con representantes del sector de la restauración y, aunque destacó que la fecha de reapertura de bares y restaurantes no se fijará hasta antes de finales de mayo, amplió su fondo de ayudas a negocios de hasta dos millones de facturación, uno más que antes.

Le Maire también había indicado que Air France recibirá 7.000 millones de euros de préstamos bancarios y del Estado para afrontar la crisis provocada por la pandemia, mientras se negocia con Renault otro de unos 5.000 millones.

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En tanto, el Gobierno alemán discutirá la semana próxima con directivos de Lufthansa un plan de rescate para la aerolínea por un monto de entre 9.000 y 10.000 millones de euros, debido a que está siendo afectada en sus finanzas por la pandemia de coronavirus.

La reunión está prevista al más alto nivel y con la participación de la canciller Angela Merkel, los ministros de Finanzas, Olaf Scholz, de Economía, Peter Altmaier, y de Transporte, Andreas Scheuer, y el CEO de Lufthansa, Carsten Spohr, reportó hoy la agencia DPA.

En círculos gubernamentales se señaló que no debía forzarse más de la cuenta la situación en Lufthansa, muy afectada por la crisis derivada de la pandemia de coronavirus.

La aerolínea alemana tiene prácticamente toda su flota de 760 aviones en tierra, y sólo 15 vuelos de larga distancia semanales parten desde Fráncfort a Chicago, Newark, San Pablo, Bangkok y Tokio.

Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, firmó el pasado viernes una ley con ayuda por casi 500.000 millones de dólares para empresas y hospitales por el brote de coronavirus que causó la muerte a más de 50.000 personas y destruyó uno de cada seis empleos en el país, mientras continúa el debate sobre cuándo levantar restricciones para permitir una reactivación económica.

Durante el acto de rúbrica en la Oficina Oval, Trump agradeció al Congreso por «responder a su llamado» para dar asistencia crítica a la economía y consideró a la legislación como una «tremenda victoria».

La ley fue sancionada el jueves casi por unanimidad por la Cámara de Representantes ,tras su media sanción dos días antes en el Senado, en una sesión que fue la primera reunión en persona de legisladores en el Congreso en Washington desde el 27 de marzo y que se celebró cumpliendo un estricto distanciamiento y la normativa de usar tapabocas como medida precautoria.

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La normativa incluye 250.000 millones de dólares para un fondo de ayuda a pymes para salarios, alquileres y otros gastos; 60.000 millones para pequeños bancos que ayudan a comunidades rurales y barrios deprimidos: 60.000 millones para créditos para comercios pequeños y 100.000 millones para hospitales y para un programa nacional de test de coronavirus.

«Es genial para las pequeñas empresas, genial para los trabajadores», opinó el magnate republicano.

Con Estados Unidos encaminado a una recesión antes de las elecciones de noviembre y luego de que más de 26 millones de personas perdieran su empleo en el país en un poco más de un mes, la paralización económica ha reavivado el debate sobre la necesidad de levantar las cuarentenas y otras restricciones impuestas para tratar de contener el brote de coronavirus.

El pedido de Su Santidad

En  este marco, la palabra de Su Santidad el papa Francisco cobra una importancia provindencial en esa mesa geopolítica como la voz de aquellos que no tienen voz en la cúpula decisoria de Occidente.

El pontífice se dirigió a los líderes mundiales para que adopten «soluciones sociales y económicas de largo alcance» frente a la pandemia de coronavirus, al tiempo que renovó su reclamo para que baje el gasto en armamento a nivel mundial.

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En una oración que escribió para difundir entre los fieles de todo el mundo durante mayo, el pontífice pidió a la Virgen que los líderes mundiales «actúen con sabiduría, diligencia y generosidad socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad».

«Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en el incremento y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares», agregó Jorge Bergoglio.

En ese contexto, el Papa pidió consuelo para «los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma».