Preocupado ante la posibilidad de que el alza de los combustibles y las tarifas presionen sobre la inflación, el Banco Central aplicó hoy una fuerte suba de tasas, al 27,75% anual.

El Central decidió aumentar un punto y medio su tasa de política monetaria tras mantenerla sin cambios desde abril, al argumentar que esperaba una mayor desaceleración de la inflación núcleo, que mide los precios que no dependen de la época del año.

De esta manera, la autoridad financiera presidida por Federico Sturzenegger se valió del clima triunfante post-elecciones y avanzó con la medida que era «esperada por los mercados» luego de conocerse el dato de inflación de septiembre que frustró la meta autoimpuesta, y sembrando dudas en torno a la «credibilidad» del ente en esta nueva etapa.

Así se espera que el dólar continúe planchado, desalentando la inversión y con un nuevo impulso del Central al ingreso de capitales especulativos para el carry-trade («bicicleta financiera»).

En el pasado mes de septiembre, la entrada de divisas para la compra de instrumentos financieros (Lebács, bonos, acciones) significó un récord para los últimos quince años.

En su comunicado de Política Monetaria, subrayó: «En reiteradas ocasiones el Banco Central ha indicado que una mejor medida para evaluar el desarrollo de la inflación es la inflación núcleo».

«En lo que va del año, la misma ha mostrado una leve tendencia decreciente, ubicándose en 1,6% promedio mensual durante el último trimestre», señaló, aunque aclaró que «busca una desaceleración más pronunciada».

La suba se dio luego de que los últimos datos del Indec indicaran que el costo de vida a nivel nacional subió 1,9% en septiembre, mientras que durante el año acumuló un incremento de 17,6%, por lo cual ya se ubica por encima de la meta oficial.

A su vez, esta semana se concretó un nuevo ajuste en el precio de los combustibles, lo cual se trasladará a otros sectores que precisan ese material para llevar a cabo sus actividades, como los vinculados con alimentos y bebidas.

En ese escenario, el organismo que conduce Federico Sturzenegger subrayó: «Dados los shocks recientes, y la insuficiente velocidad de la desinflación, la autoridad monetaria concluyó que se requiere un sesgo más contractivo de su política».

Recordó que seguirá con un «claro sesgo anti inflacionario hasta que la inflación núcleo quiebre los valores registrados desde mayo y el proceso de desinflación converja hacia el objetivo de inflación».

Estos vaivenes alimentan criticas reiteradas en cuanto a la coordinación (o falta de) del equipo económico, que parece tener a Sturzenegger como el predilecto del presidente Macri.