La inflación de los alimentos se encamina a sumar 30 por ciento en el cuatrimestre y a quedar ocho puntos por arriba del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general, los supermercadistas sostienen que, en las últimas semanas, los faltantes en las góndolas, incluso de ítems de Precios Cuidados, se agravaron porque grandes empresas de consumo les retacean productos para venderlos en comercios de proximidad, lejos del radar de los controles de precios.

Las fábricas, en tanto, replican que los volúmenes son los habituales, pero que se agotan más rápido por las diferencias de precios entre canales.

Desde el congelamiento de precios con el que el Gobierno inició el Aislamiento Preventivo y Obligatorio, en 2020, la brecha de precios entre supermercados y comercios de proximidad se expandió y, en la actualidad, promedia el 40 por ciento. Pero los supermercadistas dicen que en las últimas semanas esto se profundizó, por el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania y en paralelo con la declaración de «guerra contra la inflación» que hizo el presidente Alberto Fernández.

Las cadenas de supermercados se comprometieron con la Secretaría de Comercio a rechazar listas de precios con aumentos por encima del 5 por ciento mensual, salvo excepciones muy puntuales y justificadas. Como consecuencia, dicen, reciben menos stock, incluso de ítems de Precios Cuidados.

Faltantes en el conurbano

Un relevamiento sobre Precios Cuidados que hizo el gobierno de la provincia de Buenos Aires la semana pasada constató que «la falta de entrega alcanza un 60 por ciento en promedio de lo pedido por las cadenas. Enfatizó: «Por cada 10 productos que los supermercados quieren comprar, los grandes proveedores solo les entregan cuatro».

«Los relevamientos realizados arrojaron que Coto, Día, Disco y Carrefour muestran niveles de abastecimiento menores a los normales, con gran cantidad de faltantes en góndolas», en distintos partidos del conurbano bonaerense.

Los principales faltantes: «Entre los principales proveedores que limitaron el abastecimiento se encuentra Arcor, con toda su línea de mermeladas, enlatados y puré de tomate; Bagley, con sus líneas de galletitas y tostadas; Molinos Río de la Plata, con sus líneas de pastas secas y aceites; Cervecería y Maltería Quilmes, con sus líneas de aguas saborizadas y cervezas; Coca-Cola, con sus gaseosas; y Mastellone, con sus diversas variedades de leche fluida y en polvo».

Fuentes de la industria replicaron que los volúmenes entregados en programas de Precios Cuidados son los habituales y que se definen con el promedio de los últimos doce meses. Pero que, como creció la demanda, ese stock no alcanza. La diferencia entre un aceite de girasol de Precios Cuidados -con subsidio del fideicomiso aceitero- y uno de precio «libre» puede ser del 40 por ciento, por ejemplo.

Los supermercados dicen que los proveedores retacean stock y lo condicionan. Por ejemplo, bajan promociones u obligan a comprar otros productos para abastecer con Precios Cuidados.

Reunión por los precios

Fuentes de la Secretaría de Comercio, dijeron, según cita El Cronista, que convocarán a empresas de consumo este viernes para ver cómo incide en sus costos los precios internacionales. Luego de la renovación de Precios Cuidados, el programa pasó a contar con 1370 productos. Los programas oficiales ya representan el 18 por ciento de la facturación de los supermercados en los rubros de consumo masivo.

En la visión oficial, siempre se resiente el abastecimiento luego de la actualización de precios e ítems, algo que sucedió el lunes 11. Los niveles, sostienen, rondan el 67 por ciento; lo habitual suele ser 80 por ciento. La implementación del fideicomiso triguero para paquetes de harina y fideos secos también debería mejorar la provisión.

La última firma de Precios Cuidados no tuvo carácter de resolución sino de acta acuerdo, lo que limita la aplicación de la Ley de Abastecimiento. El secretario Roberto Feletti espera que el capítulo de Precios Cuidados para comercios de proximidad, que recién empieza a caminar, permita bajar la brecha de precios -el acuerdo implica una brecha del 12 por ciento, contra el 40 por ciento promedio- y normalizar el abastecimiento.