América Latina, como parte de los llamados «mercados emergentes», enfrenta este año una serie de desafíos por la caída de los precios de las materias primas y un reacomodamiento global que incluye un mayor peso de la economía norteamericana y una cierta desaceleración de China: algunos de los efectos de esa nueva situación pudieron apreciarse en las últimas semanas.

Como un elemento central, se destacaron las nuevas previsiones del Banco Central brasileño: más inflación y aún menor crecimiento.

Hasta hace poco, la autoridad monetaria del vecino país preveía una contracción de la economía para 2015 del 0,5 por ciento, pero ahora se conoció un nuevo pronóstico que más que duplica esa visión de pesimismo y lleva la caída hasta el 1,1 por ciento.

De igual modo, el Banco Central consideró que la inflación no crecerá 7,9 por ciento sino que alcanzaría el 9 por ciento, lo que ubicaría la suba de precios en los niveles más altos en más de diez años.

La agencia internacional Reuters recordó además que las herramientas de política económica en Brasil empiezan a quedarse sin combustible: en los últimos dos años el Banco Central subió la tasa de referencia Selic nada menos que quince veces y ahora alcanza un nivel de 13,75 por ciento –altísimo en cualquier
comparación internacional-.

Coincidentemente, la presidenta de la República de Brasil y el viceprimer ministro chino, Wang Yang, anunciaron ayer viernes tras la reunión de la Comisión Chino-Brasileña de Alto Nivel de Cooperación, en Brasilia, la creación de un Fondo Brasil-China de Cooperación para la Expansión de la Capacidad Productiva dotado de 20.000 millones de dólares.

En concreto, Brasil contribuirá con 5.000 millones de dólares mientras que China aportará los restantes 15.000 millones de dólares, con este fondo nacido con el objetivo prioritario de «definición de los proyectos conjuntos prioritarios, especialmente en logística e industria, a través de joint-ventures (empresa conjunta) con compañías locales».

Además, La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el primer ministro de China, Li Keqiang, firmaron el martes pasado en el Palacio de Planalto los 35 acuerdos de colaboración entre ambos países que supondrán una inversión total de 53.300 millones de dólares en la economía del país sudamericano.

Además de repasar varios puntos en cuanto a estrategias globales en economía, medio ambiente y organismos internacionales (ONU.OMC,BRICS,G-20 y BASIC), ambas partes reconocieron el papel relevante y de intermediación del Consejo Empresarial Brasil China (CEBC) y escucharon las propuestas del presidente de la Asociación Brasileña de Empresas Chinas, Zhao Guicai.

Si miramos algo más allá del gigante sudamericano también pueden apreciarse problemas económicos que se convierten en desafíos.

El diario The Wall Street Journal advirtió hace pocos días que las reservas internacionales de los países emergentes se redujeron en el último trimestre un tres por ciento, según datos del FMI.

En este caso, Brasil y la Argentina fueron a contramano: el diario señala que en esos casos las reservas crecieron por mayores entradas de capital y menores salidas de fondos privados.

Pero que en Chile, las reservas se contrajeron un 5 por ciento y en Ecuador un 8 por ciento: se trata de países en los que una caída en el precio de commodities clave como el cobre y el petróleo tienen efectos casi inmediatos.

En el país trasandino, hace algunas semanas se conoció que las ventas de automóviles cayeron en términos interanuales por noveno mes consecutivo.

Esto se da en momentos en que la economía chilena, si bien se expandió el año pasado al 1,9 por ciento, lo hizo de esa forma al menor ritmo desde la recesión de 2009.

Lo que destacan los analistas es que la recuperación que se esperaba en los últimos meses fue más lenta que lo previsto.

Así, en abril la actividad económica se incrementó un 1,7 por ciento, con respecto a lo ocurrido hace un año, pero los pronósticos hablaban de un 2,2 por ciento, según destacaron medios de prensa internacionales.

Si vamos hacia el Norte en América Latina se verá que en México los precios crecieron más de lo previsto en las últimas semanas, si bien se mantiene bajo control.

Pero si a eso se suma el hecho de que las exportaciones industriales sufrieron la mayor caída en los últimos dos años en mayo pasado, según destacaron reportes locales, se verá que México tampoco atraviesa por la mejor de las situaciones.

Las exportaciones automotrices cayeron un 3,51 por ciento, mientras que las de otras industrias lo hicieron un 8,14 por ciento.

México exporta sobre todo productos industriales y el 80 por ciento de ellas se dirige a los Estados Unidos.