En el campo no cambia la tendencia. El escenario gana complejidad a medida que avanzan los días y las condiciones climáticas empujan un empeoramiento de las proyecciones del sector. La sequía, que ya lleva varios años sumando estragos, encontró un aliado al momento de acrecentar el deterioro: las heladas impactan con crudeza y pronostican consecuencias de variado tenor. No solo habrá menor superficie sembrada, sino que también se estima que bajará el rinde de la superficie sembrada.

En el sector, según las fuentes que pudo consultar este medio, preocupa especialmente la cosecha del maíz para el 2023. Sobre todo al tenerlo en cuenta como insumo y alimento para la producción y la cría de animales. El maíz -cabe recordar- se utiliza para el engorde de cerdo, vaca y pollo.

En este escenario, no cuesta imaginar que estos factores generarán una menor oferta y -como consecuencia- una suba de precios que se podría sumar a la inercia inflacionaria con la que convive el país desde hace largo tiempo.

Tal advierten en el sector, el encarecimiento por restricción de oferta puede generar una menor exportación y -por ende- captura de divisas, pero también podría ocasionar una reducción en la producción de proteínas para la alimentación de los argentinos. El descalabro sería tanto económico como social, ya que el país no está preparado en niveles de producción e infraestructura para la sustitución de proteínas por medio de la industrialización.

En este marco, el pasado martes se realizó la celebración de los 14 años del Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario, Rosgan, donde le director ejecutivo Raúl Milano señaló que «la sequía es el gran determinante de la situación del campo, no solo en la ganadería sino en la agricultura, donde incluso hay más peligro. De esta forma, la sequía aparece como una limitante para tener hacienda en el campo, pero también una limitante para el comprador que tiene que incorporarla. Por lo cual los remates son trabajosos, con precios más bajos, un mercado calmado, con un problema claro que es la falta de pastura».

Las complicaciones climáticas siguen atrasando la siembra de maíz 22/23, que ya está más de 10 puntos por debajo del año pasado, y además al menos dos fuertes heladas tardías volvieron a golpear a los maltrechos cultivos de invierno (trigo y cebada, especialmente) afectados por la agudización de la sequía producto de la tercera Niña consecutiva, que ningún pronóstico había previsto -mucho menos sus consecuencias económico productivas-.

Según un informe del INTA, del que se hizo eco Ámbito Financiero, «en términos porcentuales, las lluvias registradas en el sur de Cuyo, la región Pampeana y NEA resultaron entre 20% y 80% inferiores a los valores promedio históricos y se compararon con el 10% y el 20% de los septiembres más secos».

«Se destacan las condiciones deficitarias en la provincia de Buenos Aires y zona núcleo agrícola, donde este mes se ubicó dentro de los septiembres más secos», añadió el estudio.

Los indicadores expuestos y el impacto de la coyuntura climática serán temas centrales en el 1º Congreso Internacional de Maíz, que organiza la región Centro (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos), y la Asociación del Maíz y Sorgo Argentino (Maizar), que se realizará miércoles y jueves en el Centro de Convenciones de Córdoba. Los productores y sus preocupaciones acudirán de la mano para discutir con las autoridades las mejores herramientas para abordar la problemática.

En este contexto, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (Bcba) recortó nuevamente las proyecciones de producción por la falta de lluvias en las principales regiones trigueras, en este caso, en 1.000.000 de toneladas.

De esta forma, la entidad detalló que se espera una cosecha de 16,5 millones de toneladas, cifra que igualmente está atada a la evolución de las precipitaciones en los próximos días.

Una vez más, la Bolsa de Cereales hizo foco en la presencia de heladas y el fuerte impacto que tuvieron en el sudeste bonaerense, que es la principal región triguera a nivel nacional.

Desde el portal especializado InfoCampo detallaron que en el norte el cultivo se encuentra finalizando su ciclo productivo y se esperan rendimientos por debajo al promedio de las últimas campañas. En este escenario, se espera que en las próximas dos semanas comience la trilla en el NOA.

La región centro igual presenta problemas asociados a las heladas del último fin de semana, que afectan a los cuadros aun en pie.