La producción petrolera cayó 7,5% en julio y profundiza su mal momento, con siete caídas consecutivas (7,9% total) en el corriente año. La de gas, por su parte, bajó un 1,7%, promediando 1,05% desde enero, siempre estableciendo parámetros interanuales.

Los datos fueron publicados por el Ministerio de Energía que conduce Juan Jose Aranguren, ex CEO de Shell.

Conforme a estos datos, el Instituto Argentino de la Energía, presidido por Jorge Lapiña, analizó los correspondientes al primer semestre y estimó que esta información muestra una “aceleración la caída de la producción petrolera y se encamina a terminar el año con un volumen considerablemente menor al de 2016″.

Los precios internacionales no reputan y se ubican alrededor de los 50 dólares por barril, lo que explicaría este escenario, ya que las empresas desisten de invertir en exploración y recuperación secundaria ante la baja rentabilidad esperada.

Cabe recordar que para los productores locales, rige todavía un precio especial de 55 dólares por barril, en lo que fue una baja gradual desde la caída estrepitosa que sufrió el precio del crudo, atenuada para evitar desajustes caóticos en un sector clave.

Esta situación no durará mucho tiempo más, ya que el ministro Aranguren ya avisó que para 2018 e incluso antes de fin de año, el valor de los combustibles se regirá por el precio internacional, lo que define un panorama poco alentador para el sector.