Por Marcelo Chibotta- Foto: Florencia Vizzi

El ex senador nacional y actual diputado provincial por el socialismo, Rubén Giustiniani, ofreció una entrevista exclusiva a Conclusión en la que asoció la devaluación del 20 por ciento producida en diciembre de 2014, con la realizada recientemente por el gobierno de Mauricio Macri y que ronda en un 40 %.

Debido a ello, este medio le consultó al diputado si esa comparación la hacía porque asociaba las políticas económicas del gobierno anterior con las del actual, a lo que contestó: “No. A lo que me refiero es a que durante fin de enero de 2014, Kicillof devaluó y aumentó las tasas de interés que son las mismas medidas que ahora está tomando Alfonso Prat Gay”.

“En aquel momento, las consecuencias de devaluar y aumentar las tasas de interés significó mayor recesión, mayor ganancia para los bancos, menor actividad y un golpe al bolsillo de los trabajadores, porque una devaluación siempre los perjudica debido a que siempre hay un traslado a los precios como se está viendo en estos días”, añadió.

Enseguida, indicó que “esa es la asociación que está hecha porque las medidas que se tomaron en enero de 2014 fueron como éstas cuyo el resultado fue muy negativo y por eso marco como muy negativa la combinación de la devaluación del 40 % actualmente hecha por el gobierno de Macri con la suba de las tasas de interés del 38 por ciento”.

En ese sentido, también se le consultó a Giustiniani sobre cuáles estima son las causas por las que se tomaron dichas medidas, más allá de las similares consecuencias que produjeron, a lo que respondió: “Yo creo que la situación económico social del país era delicada desde el punto de vista de la combinación de una inflación alta y el estancamiento económico que ya llevaba más de tres años y un déficit fiscal del Estado muy alto también”.

“Hoy, todo esto debía abordarse con un programa económico integral y no con medidas aisladas donde claramente algunos son ganadores muy claros, como han sido las cerealeras, debido a la devaluación y a la quita de retenciones, mientras que a los trabajadores se les dice que tienen que esperar y que no le van a dar el bono de fin de año como se lo merecen, para que puedan compensar la suba de los precios  y la pérdida del poder adquisitivo en el trimestre de más del 15 %, porque en un solo mes se estima una inflación del 5 %.

Usted se expidió favorablemente sobre el bono de fin de año para los trabajadores. ¿Cuáles son a su entender las medidas que éstos deberán tomar más allá de esta situación de coyuntura?

– La primera herramienta que tienen los trabajadores son las paritarias, es el primer lugar en donde se va a producir la puja salarial. Creo que ahí está uno de los puntos fundamentales para que las paritarias resguarden su poder adquisitivo.

Hay rumores sobre la posibilidad de que el gobierno determine un techo para las paritarias ¿Qué puede considerar al respecto?

– Siempre he sostenido que las paritarias tienen que ser libres, mi posición siempre ha sido esa, sobre todo en este momento. Hablar de techo suena a ponerle techo a los reclamos de los trabajadores. Cuando uno ve que no se le pone techo a los aumentos de precios de la canasta familiar que están subiendo todos los días, tienen que ser paritarias libres en donde los trabajadores y los empresarios deben acordar en referencia a la situación económica actual.

¿Cómo proyecta desde su lectura, lo que vaya a seguir haciendo en términos económicos y sociales el gobierno de Mauricio Macri?

– Las pocas medidas que ha tomado indican que hay una desregulación en muchos aspectos en el mercado y una regulación de la protesta social.

¿Este panorama ofrece margen para pensar que se adoptarán otras políticas que favorezcan a los trabajadores?

– Va a depender de cómo se planteen las relaciones en el mundo del trabajo, en cuanto a la capacidad de movilización y de negociación que se exprese durante el año. Yo confío que la representación de los trabajadores marque también aspectos para las políticas que vienen.

Temo que pueda haber más medidas, como son la devaluación pura y sola y alguna de liberalización de las importaciones, que puedan afectar al desarrollo de la economía y de la defensa de los puestos de trabajo. Ésos son aspectos que deben ser necesarios defender no solo en el discurso, sino a través de medidas concretas.

En el contexto provincial Usted se opuso a la aprobación por parte de la Cámara de Senadores del aumento del impuesto inmobiliario. ¿Cuáles fueron las razones?

– Nosotros acompañamos en general y votamos a favor del presupuesto 2016 porque entendemos que el gobernador Lifschitz tiene que tener la herramienta para gobernar el año que viene.

Tiene una asignación mayor en Educación que alcanza el 32 %, pero así también manifestamos nuestra disidencia con lo del impuesto inmobiliario urbano y por eso no lo acompañamos con nuestro voto.

Consideramos que va a golpear a los sectores de menos recursos, ya que está acompañado del aumento de precios y tarifas que aparecen ya con cifras arriba de la mesa como el agua y la luz.

Plantear en el mismo presupuesto aumentos del 35 hasta del 50 % de algunas escalas, cuando estima una inflación del 17 %, me parece excesivo. Por eso no lo acompañamos.

¿Cómo analiza el panorama político de cara al futuro tanto del Partido Socialista como del Frente Progresista Cívico y Social?

Yo creo que siempre es importante que existan distintas corrientes de opinión dentro de una organización política democrática como es el Partido Socialista. La nuestra es una  y por eso fuimos a las elecciones primarias con nuestra propia lista y fuimos apoyados por 136.000 santafesinos que adhirieron a nuestra propuesta.

En ella planteamos la necesidad de tener una ley de educación que todavía no tenemos en Santa Fe, como la de una ley de defensa del usurario y una del marco regulatorio de los servicios públicos.

También tenemos propuestas para dotar de mayor seguridad a los ciudadanos.

En la medida en que se le dé respuesta a las necesidades de la gente, el Partido Socialista crecerá y el Frente Progresista se consolidará, creo que ese es el desafío siempre.

Cuando se está en el gobierno, en cargos institucionales, hay que dar respuesta a las necesidades de la gente y su apoyo es el que determina la consolidación, el crecimiento y el desarrollo o no de una fuerza política.

Ese es el desafío hacia el futuro y estamos poniendo el hombro en esa dirección.