El radicalismo vivirá de forma inédita las elecciones de este año (primarias en agosto y generales en octubre): por primera vez desde su creación, 127 años atrás, no habrá ningún partidario como integrante de las fórmulas que competirán por la presidencia.

Por primera vez en su vasta historia, el partido fundado por Leandro N. Alem en 1892, no tendrá ni candidato a presidente ni tampoco a vice. En contrapartida, 5 de los seis candidatos de los tres principales binomios tiene origen en el peronismo o algún paso por ese movimiento.

Si bien la Unión Cívica Radical (UCR) confirmó semanas atrás, en la Convención Nacional celebrada en Puerto Norte (Ciudad de Buenos Aires), la continuidad de ese espacio en la alianza Cambiemos (ahora Juntos por el Cambio), no logró imponer un candidato en la fórmula tras la negativa de Ernesto Sanz, y ese lugar terminó ocupado por el peronista Pichetto.

En 2015, cuando se selló la alianza, Ernesto Sanz y Lucas Llach compitieron en una de las fórmulas en las Paso de Cambiemos. También Margarita Stolbizer, de origen radical, había sido candidata por la alianza Progresistas.

En el anterior turno, de 2011, hubo una fórmula “UCR pura”, encabezada por Ricardo Alfonsín como candidato a presidente y Javier González Fraga de vice. Carrió, quien también es difusamente radical, encabezó una lista por Coalición Cívica-ARI.

En 2007, en tanto, el mendocino Julio Cobos acompañó a Cristina Kirchner, mientras que el jujeó Gerardo Morales secundó a Roberto Lavagna.

Anteriormente, en 2003, tras la debacle del Gobierno de Fernando De la Rúa, la UCR tuvo por última vez un binomio totalmente propio, cuando la fórmula conformada por Leopoldo Moreau y Mario Losada quedó en el sexto puesto.

Hacia atrás se podría llegar hasta 1892, cuando el entonces naciente partido presentó la candidatura de Bernardo de Irigoyen, acompañado por Juan Mamerto Garro.