Por Elisa Soldano

El 19 de junio de 1764 nació en Montevideo José Gervasio Artigas, un hombre que luchó incansablemente para que las provincias del Litoral sean autónomas de Buenos Aires e independientes de todo poder extranjero. Santa Fe no fue ajena a la movida artiguista, a pesar de que este posicionamiento le valió varias invasiones por parte de grupos unitarios: la más feroz ocurrió a principios de 1819, cuando los hombres de Balcarce incendiaron la villa donde actualmente se encuentra Rosario y dejaron solo tres casas en pie.

Si bien Artigas participó de las guerras independentistas en Uruguay (territorio que a principios del siglo XIX respondía al nombre Banda Oriental), en los meses posteriores a la Revolución de Mayo notó que Buenos Aires ejercía un poder político y económico hacia las provincias que se asemejaba bastante al dominio colonial.

Por este motivo, el general oriental impulsó la Liga de los Pueblos Libres, un proyecto al que se sumaron la Banda Oriental, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Córdoba, con el objetivo de declararse provincias independientes de todo poder extranjero y autónomas de Buenos Aires. El 29 de junio de 1815 estos distritos firmaron la primera declaración de independencia del Río de la Plata e incluso, un año más tarde, sólo Córdoba envió representantes al Congreso de Tucumán, mientras que el resto se negó a participar porque ya eran provincias independientes.

Además de la autonomía de las provincias, otro objetivo central del artiguismo era el reparto de tierras. “Los más infelices serán los más privilegiados. Los negros libres, los zambos de igual clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y a la de la Provincia”, proponía el general oriental en el Estatuto Provisorio de Tierras, el cual no llegó a implementarse en Santa Fe.

Por último -y en días donde Argentina debe decidir el futuro de la Hidrovía Paraná Paraguay- hace más de 200 años Artigas propuso la unidad de los puertos de los ríos Paraná, Paraguay, Uruguay y del Plata, cuya explotación estaba pensada desde adentro hacia afuera del continente latinoamericano.

Para ahondar en el legado que José Gervasio Artigas dejó en la provincia de Santa Fe y en la ciudad de Rosario, Conclusión dialogó con el presidente del Instituto Artiguista de Santa Fe, Julio Rondina; con el trabajador de prensa y profesor de la Escuela de Comunicación de la UNR, Alfredo Montenegro; y con el diputado provincial Carlos del Frade, quien recientemente propuso declarar el 29 de junio como Día del Federalismo en Santa Fe, en homenaje a los proyectos de Artigas.

Retrato de José Artigas.

¿Por qué Santa Fe fue una provincia artiguista?

Para entender la influencia que José Artigas tuvo en Santa Fe se debe tener presente la situación política y social que atravesaba la provincia luego de la Revolución de Mayo de 1810, ya que a pesar de romper lazos con España, seguía siendo una dependencia administrativa de la intendencia de Buenos Aires.

En diálogo con Conclusión, el abogado y presidente del Instituto Artiguista de Santa Fe, Julio Rondina, explicó: “Después del movimiento de mayo de 1810, Buenos Aires siguió designando a los tenientes gobernadores que gestionaban en las provincias, pese a que ya en 1811 el Cabildo de Santa Fe había solicitado la designación de un coterráneo”.

Y agregó: “Entre 1810 y 1815, Buenos Aires designó a seis tenientes gobernadores, todos porteños, lo que creaba una irritación mayúscula en el pueblo santafesino porque estos hombres solo usaban su poder para exigir impuestos que remitían a la capital, pero no se preocupaban por el manejo social de Santa Fe”.

En sintonía, el profesor Alfredo Montenegro –quien también participa en las actividades del Instituto Artiguista de Santa Fe- explicó a este medio que tanto Santa Fe como Rosario adhirieron a la Revolución de Mayo de 1810 pero se mostraron distantes en este proceso.

“Cuando se nombra el Virreinato del Río de la Plata, todas las actividades del puerto de Santa Fe y el incipiente puerto de Rosario empiezan a perder mucho poder, porque Buenos Aires pasó a ser la capital y a controlar la aduana, el comercio y los ríos. Entonces cuando aparece Artigas con la propuesta de usar todos los ríos bajo una navegación libre y de unirse con Montevideo para no tener que pasar por la aduana de Buenos Aires, mucha gente empezó a seguirlo con ese interés”, relató.

Sin embargo, el quiebre se produjo el 24 de marzo de 1815 cuando la ciudad de Santa Fe fue escenario de un levantamiento popular. “Esta pueblada fue apoyada por las tropas de Artigas, que habían vadeado el Río Paraná y se habían puesto a disposición de los santafesinos para lograr terminar con esta dependencia hacia Buenos Aires”, detalló Rondina.

Las tropas de Artigas –al mando de su hermano Manuel y del caudillo entrerriano José Eusebio Hereñú e integradas por pueblos originarios, gauchos y esclavos- sitiaron lo que actualmente es la capital santafesina, derrocaron al teniente gobernador que había designado Buenos Aires y designaron a Francisco Antonio Candioti como líder provisorio de la provincia. Además, se izó por primera vez en tierra santafesina la bandera tricolor de Artigas.

Pueblos Libres y autónomos de Buenos Aires

Un aspecto que la historia oficial santafesina no suele tener muy presente es que esta provincia no envío representantes el Congreso de Tucumán de 1816, donde se declaró formalmente la independencia de España. El motivo de la ausencia se debió a que Santa Fe –al igual que otros distritos de la región- había declarado su independencia un año antes.

Al respecto, el periodista y diputado provincial por el Frente Social y Popular, Carlos del Frade, dijo a Conclusión: “Argentina tiene una larga tradición de falsificación histórica y siempre nos enseña lo cercano y lo escrito desde Buenos Aires, entonces es fundamental comenzar a contar la historia desde adentro. La provincia de Santa Fe no participó del 9 de julio de 1816 porque ya habíamos declarado la independencia un año antes, en 1815, en el Congreso de Arroyo de la China, donde actualmente se encuentra Concepción del Uruguay”.

De este evento –también llamado Congreso de los Pueblos Libres- también participaron delegados de las provincias de la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes, Misiones y Córdoba. Cabe destacar que dos años antes, en la Asamblea del año XIII, los representantes artiguistas ya habían planteado –aunque en vano- la necesidad de que estas provincias sean autónomas de Buenos Aires.

Las ideas de Artigas, que quedaron plasmadas en esta declaración de independencia de 1815 y eran la esencia de la Liga de los Pueblos Libres, se basaban en tres ejes: el primero era la independencia absoluta de España; el segundo proponía una organización política republicana, con una división de poderes que enfrentara el esquema monárquico que proponía Buenos Aires; y el tercer lineamento pretendía la implementación de un sistema federativo, donde las provincias sean la base soberana de la Nación.

“Por sobre todo, Artigas entendía que la soberanía residía en el pueblo, que tenía que elegir sus delegados que asistían a los Congresos y le daban forma institucional”, completó Rondina.

En relación a las diferencias entre las declaraciones de independencia de 1815 y 1816, Montenegro aludió al filósofo uruguayo Leonardo Rodríguez Maglio y explicó que en el Río de la Plata hay “dos filosofías enfrentadas”. Una de ellas, más relacionada con la ciudad de Buenos Aires, era cercana a la oligarquía y, a pesar de impulsar la revolución y la independencia, pretendía ejercer sobre las provincias el mismo poder que hasta 1810 tuvo España. En cambio, la Banda Oriental se identificaba con ideas populares, republicanas y revolucionarias.

Si bien ambas declaraciones tenían como punto central y coincidente establecer el fin de la dependencia de España y de todo poder extranjero, la diferencia política radicaba en que una fue determinada por distritos protegidos políticamente por Artigas, con un sentido netamente federal que buscaba defender los derechos de las provincias; mientras que la otra tenía su referencia en Buenos Aires, por lo que no se descartaba un régimen político monárquico.

Buenos Aires incendia y Rosario resiste

Tanto la provincia de Santa Fe como la villa del Rosario eran consideradas artiguistas y pagaron el costo de este posicionamiento al ser invadidas e incendiadas por Buenos Aires. Pero tal fue la huella que Artigas dejó en estas tierras, que al día de hoy Rosario lo recuerda con un monumento alzado en el Parque Independencia.

En marzo de 1811, Artigas se trasladó a Buenos Aires para reunirse con Mariano Moreno y acordar detalles de la resistencia a los españoles en la Banda Oriental. Culminado este encuentro, el uruguayo –que era perseguido por los realistas- debió retornar a su cuartel por vía terrestre, ya que hacerlo por los ríos era algo peligroso, y así llegó a Rosario.

“Si bien no estuvo mucho tiempo, en su estadía estableció algunas reuniones, sobre todo con la gente común. Quería conocer más el territorio donde él tenía su proyecto de los Pueblos Libres”, analizó Alfredo Montenegro.

Por otro lado, el legislador provincial Carlos del Frade resaltó que un hombre de Artigas, el cura Julián Navarro, llegó al villorio de Rosario en 1811 y se convirtió en el presbítero del lugar. Desde su lugar, el religioso se encargó de difundir las ideas del general uruguayo, principalmente las relacionadas al reparto de tierras y a la libertad de los pueblos.

Sin embargo, luego de que las provincias que participaron del Congreso de los Pueblos Libres en 1815 anunciaran su autonomía de Buenos Aires, esta ciudad respondió con sucesivas invasiones a los territorios rebeldes. Para contener el avance de los ejércitos unitarios, Artigas ordenó a Andrés Guacurarí Artigas –un caudillo Misionero- y al general Pedro Campbell que se hagan presentes en tierras santafesinas y que controlen la navegación por el Río Paraná.

En Santa Fe hubo cuatro invasiones porteñas y, si bien todas ellas fracasaron, la más dramática fue la iniciada a fines de 1818 por Antonio González Balcarce, quien al verse derrotado en la capital provincial emprendió la retirada, pero antes de abandonar la provincia se encargó de incendiar la villa del Rosario, dejando unas pocas casas en pie.

Si bien de este hecho hay pocos registros históricos, se estima que unas 900 casas –que en ese momento eran construidas con adobe y paja- fueron quemadas por Balcarce, mientras que sólo quedaron en pie tres construcciones de ladrillos, entre ellas la Iglesia.

Cabe destacar que las tropas artiguistas no estaban asentadas en Rosario, sino que avanzaban sobre la ciudad cuando se las necesitaba. Ante la embestida de los unitarios sobre la naciente aldea, Artigas envió a sus hombres, quienes derrotaron a Balcarce a pesar del incendio.

Legado y sueños inconclusos

En 1816, tropas brasileñas invadieron la Banda Oriental y un año después triunfaron en Montevideo. Si bien las batallas continuaron por tres años en las zonas rurales del Uruguay, la derrota de Artigas ya era un hecho y esto lo llevó, en 1820, a exiliarse en Paraguay.

Consultado por el legado que este general dejó en los santafesinos, Rondina evaluó que la provincia “se transformó en la cuna de la federación” y que fue el brigadier Estanislao López quien encarnó las ideas artiguistas y, en 1819, estableció la primera Constitución del país, la cual respondía a una idea federal y proponía una división de poderes. En esta línea, también destacó que fue en Santa Fe donde nació el Pacto Federal de 1831 y la Constitución Nacional en 1853.

Sin embargo, Montenegro y del Frade aportaron otra mirada sobre López, a quien entienden como un traidor a las ideas de Artigas. Ambos explicaron que cuando el brigadier santafesino y el caudillo entrerriano Francisco “Pancho” Ramírez derrotaron a las tropas porteñas en la batalla de Cepeda –ocurrida en 1820- no llevaron adelante las propuestas de los Pueblos Libres.

Volviendo a la herencia ideológica del general oriental, Montenegro destacó “la inclusión, la idea de que Buenos Aires no sea la capital, de que los indios tuvieran sus representantes y de pelear con la mujer al lado”, y contempló: “Artigas no quería que nos separemos de España y sigamos haciendo lo mismo, sino que buscaba una revolución social, por eso molestó tanto, es un tipo al que se lo dejó de lado totalmente”.

Por su parte, del Frade concluyó: “Yo siempre hablo del sueño colectivo inconcluso de la revolución, que busca que en el fondo de la vida cotidiana esté la noble igualdad y para eso hay que distribuir las tierras entre la gente que la trabaja, terminar con los grandes latifundios. Artigas quería gobernar de otra manera para transformar la realidad, para que alcance a las mayorías”.