El titular del Juzgado Civil y Comercial Nº 7 de Entre Ríos, Dr. Martín Furman, dio lugar al pedido de Dolores Etchevehere, la reconoció como víctima de violencia de género del tipo económica y dictó medidas cautelares para que Dolores pueda utilizar su casa de Paraná, uno de los inmuebles de la sucesión.

La vivienda es lindera a la casa de su madre y hermanos, motivo por el cual el juez dispuso custodia policial permanente para garantizar la integridad física de Dolores. Sin embargo, al momento del ingreso sus hermanos y su madre se hicieron presentes, la agredieron, insultaron y el juez se arrepintió dejando sin efecto las medidas cautelares.

Acompañada por sus abogados, integrantes de Proyecto Artigas, la policía, un oficial de Justicia y un cerrajero, este mediodía Dolores Etchevehere tomó posesión de la vivienda que su padre le asignó en vida. El oficial de Justicia le leyó el acta y entregó el inmueble. A los pocos minutos se apersonaron la madre y los hermanos, comenzaron a gritar, insultar y agredir a Dolores. El juez Martin Furman se arrepintió de su propio fallo y echó para atrás las cautelares.

«Qué cosa seria estos Etchevehere. Fuman bajo el agua. La verdad, tienen la vaca atada. Tienen tan agarrado de las pelotas a Bordet y tan disciplinada a la justicia entrerriana que lograron algo realmente inverosímil: que un juez revocara su propia sentencia el mismo día que la dictó. Negocios entreverados, amigos comunes, aportes de campaña… pactos de poder. Mafia. Omertá”, escribió al respecto el líder de la agrupación Proyecto Artigas, Juan Grabois.

¿Qué decían las cautelares?

Las medidas dictadas por el juez Furman incorporaban la perspectiva de género recomendada por el dictamen de la UFEM citando la Ley Nacional de Protección de las mujeres Nº 26.485, reconociendo a Dolores Etchevehere como víctima de violencia económica; le otorgaban un inmueble de la sucesión y obligaba a sus hermanos y su madre a indemnizarla por el uso exclusivo que ellos hacen del acervo hereditario. De hacerse efectivas, significaba un punto de inflexión en el juicio sucesorio puesto que hasta el momento Dolores Etchevehere no había podido ejercer sus derechos como heredera.