El candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, volvió a manifestar esta semana que hubo irregularidades en los comicios generales del pasado 22 de octubre y sembró la idea de que los resultados arrojados por el escrutinio son -como mínimo- dudosos. La proliferación de estas expresiones tendientes a instalar que existió «un fraude» electoral en la jornada que el espacio libertario salió en segundo lugar fue cuestionada desde diferentes sectores que resaltaron que no apareció ninguna presentación formal en la Justicia debido a que carecen de material probatorio.

En esta oportunidad, el aspirante a la Casa Rosada aprovechó una entrevista para insistir en el planteo de que las últimas elecciones «no fueron limpias» y exaltó el llamado a que la población lo respalde a través de la fiscalización, ya que -según expuso- no tiene sentido querer gobernar si antes no puede supervisarse el normal desarrollo del escrutinio y el cuidado de los votos obtenidos.

«Si no estamos en condiciones de cuidar los votos como corresponde, no seríamos dignos ganadores. Si tengo que ir a resolver una elección en un escritorio, quiere decir que no lo hice bien. En ese caso, ¿qué otras cosas quiero poder controlar? Las elecciones del 22 de octubre no fueron limpias. Hubo irregularidades de semejante tamaño que ponen en duda el resultado. El poder electoral está muy influenciado por el poder político. Quien cuenta los votos es el que lo controla todo», afirmó Milei en ese intercambio.

Tras estos dichos, el actual diputado nacional contó con un aliado que -en términos futbolísticos- le tiró una pared que le permitió acentuar la idea. «Si el que cuenta los votos son Máximo Kirchner y La Cámpora, ¿cómo podemos aceptar de buena fe un resultado?», preguntó en una absurda abstracción el entrevistador peruano James Bayly, naturalizado estadounidense.

«No, no lo podés aceptar -aseveró el candidato-, pero el tema es qué otro punto tenés para jugar. Por eso pedimos que se haga un esfuerzo tan grande para fiscalizar. Si la gente no nos acompaña, después que no se queje».

Milei no está solo en esta carrera por divulgar los supuestos escollos que aparecieron al momento de contar los votos de la jornada del 22 de octubre, pero no todos tienen la suerte de toparse con un cuestionario servil. El exdiputado nacional Guillermo Francos, uno de los asesores de mayor trayectoria política dentro de colaboradores cercanos del candidato libertario, participó el pasado sábado de una entrevista en Radio Con Vos, donde los periodistas Iván Schargrodsky y Nicolás Fiorentino le preguntaron por las supuestas irregularidades.

«Nosotros creemos que hubo trampas electorales. No tenemos dudas de que hubo trampa electoral. En la gran parte de las mesas en las que no teníamos fiscales se tergiversó la votación de la gente», respondió el asesor del postulante de LLA, aunque aclaró que no tienen ninguna prueba concreta que les permita elevar formalmente este cuestionamiento y constituir una denuncia.

«Claro que como no tenemos pruebas concretas para demostrarlo, sino que solamente contamos con análisis comparativo de votaciones, no hay forma de que lo plantiemos en la Justicia. Ante esto, lo que la Justicia electoral te dice es ‘La Libertad Avanza tuvo 23.000 mesas donde tuvo 0 votos, pero Bullrich tuvo también un número similiar y Massa lo mismo’. Lo que nosotros planteamos es lo que pasó en general. Por eso llamamos a que la gente tome con responsabilidad el evento del 19 de noviembre porque ahí se define el futuro de la Argentina», agregó.

El diálogo radial duró alrededor de 20 minutos en los que se buscó saldar la falta de correlación entre lo manifestado públicamente y aquello que el partido expresó por vías oficiales. Francos llegó a reducir las acusaciones a «una percepción» y terminó abandonando la entrevista bajo el argumento de que tenía otro compromiso mediático.

La estrategia de tender un manto de sospecha sobre el proceso electoral del próximo 19 de noviembre tiene varios frentes. La vocería de algunos dirigentes es un segundo escalón de un entramado que comienza en las redes sociales. En ese submundo se registró un episodio particular el pasado fin de semana, cuando la cuenta de la Cámara Nacional Electoral le puso «Me Gusta» a un tuit que criticaba al candidato de La Libertad Avanza.

«Leo que las encuestas están dando parejas. Se me cierra el estómago. No aflojemos que el peligro es enorme. NO MILEI NO MACRI NO FASCISMO», decía dicha publicación supuestamente avalada por la CNE. Esta situación se viralizó con rapidez, difundida principalmente por cuentas de seguidores del postulante libertario. Poco después fue la propia Cámara la que salió a desligarse del hecho, ratificó su neutralidad y anunció el inicio de una investigación para desentrañar un ingreso extraño a su cuenta.

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El secretario de la Cámara Nacional Electoral, Sebastián Schimmel, resaltó en diálogo con el canal C5N que la CNE «no puede tener ningún tipo de simpatía, para un lado ni para el otro», razón por la que el trabajo de la persona encargada de las redes sociales del organismo tiene «absolutamente vedada» la posibilidad de darle apoyo a un tuit como el antes nombrado.

«Se produjo un episodio que generó una investigación, tanto interna de la Cámara como externa con intervención de la Fiscalía del Ministerio Público con competencia electoral y de la red social X para relevar un ingreso extraño que ocurrió en nuestra cuenta oficial de esa red social el día viernes por la tarde y que rápidamente se viralizó, lo cual es sumamente sospechoso. Esto está siendo investigado por la Unidad Fiscal de Cibercrimen», detalló Schimmel.

«Lo que tenemos que dejar claro es que, aun cuando se termine dilucidando cuál fue el ingreso exógeno que generó esta manipulación, no cabe atribuirle una simpatía o una expresión política a la Cámara, que viene dando muestras de imparcialidad, neutralidad y de trabajar en elecciones transparentes y limpias hace muchísimos años», acentuó.

Schimmel identificó que a nivel latinoamericano existe una «narrativa del fraude» que ocurre principalmente en el ámbito de las redes sociales, con algún eco en los medios de comunicación pero no con en el ámbito judicial porque «no tienen ningún tipo de sustento».

«No hay denuncias que se plasmen en el Poder Judicial porque nuestro sistema es muy confiable y no sería posible generar la documentación que avale las denuncias. No tienen sustento», resaltó el funcionario.

Por su lado, el titular de la Dirección Nacional Electoral (DINE), Marcos Schiavi, defendió también la fortaleza del sistema electoral argentino y descartó de plano la posibilidad de fraude que fue esgrimida desde referentes de la Libertad Avanza.

«En la Argentina contamos con un robusto sistema de controles cruzados, en donde la Justicia Electoral cumple una función determinante, y en donde la DINE actúa como auxiliar de la Justicia Electoral, que es aquella que hace el escrutinio definitivo, el único que tiene validez legal y el que define quién es el ganador y quién es el perdedor de una elección», remarcó Schiavi este viernes, en declaraciones radiales.

Sobre las versiones de maniobras, irregularidades y fraude, inicialmente en redes sociales y después ya en boca de los propios dirigentes de una de las fuerzas que competirá el domingo 19, el titular de la Dirección fue enfático y respondió: «Ante la DINE, al igual que ante la Cámara Nacional Electoral, no hemos recibido ninguna denuncia de ningún tipo vinculada a irregularidades importantes. Por lo tanto continuamos trabajando como lo venimos haciendo, en nuestro caso siempre junto a los partidos políticos».

En ese marco, cabe recirdar que el jueves de esta semana se realizó el Consejo de Seguimiento de Elecciones junto a representantes tanto de Unión por la Patria como de la Libertad de Avanza.

«Fue la decimotercera reunión en el marco de este proceso electoral y estamos acreditando, de cara a la prueba que realizaremos el sábado 11, y de cara a la elección del 19, apoderados, fiscales y responsables tecnológicos de ambas fuerzas, tanto para que estén presentes en el centro de cómputos como para que se desarrollen como fiscales remotos, o para que sean fiscales de transmisión en alrededor de 12.000 establecimientos a lo largo y ancho de todo el país», completó Schiavi.

Ninguna improvisación: estrategia digitada

Justamente, el manto de dudas que el candidato libertario busca instalar sobre el sistema electoral argentino no es novedoso, la misma estrategia utilizaron otros líderes ultraderechistas como los expresidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro en las elecciones en Estados Unidos y Brasil, y que terminaron con hordas de fanáticos invadiendo el Capitolio y el Palacio de Planalto.

Bolsonaro nunca reconoció la derrota electoral a manos de Lula da Silva y se lo señala como artífice del intento de Golpe de Estado que se desarrolló en Brasil en enero del 2023.

Escenario similar se generó en los Estados Unidos, cuando Donald Trump también rechazó la derrota frente a Joe Biden y ha sido acusado ante la justicia de «conspirar» para alterar el resultado.

Coincidentemente, Milei ha sido elogiado por referentes de la derecha estadounidense, en especial luego de haber sido entrevistado por el periodista Tucker Carlson.

Aunque no existe confirmación oficial, diversos medios argentinos han señalado que existen contactos entre los equipos de campaña de LLA y Roger Stone, un consultor político del Partido Republicano y asesor del expresidente Trump.

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De hecho, hace poco más de una semana, Stone dedicó una larga nota para elogiar a Milei en la que lo califica como «el líder más parecido a Trump que actualmente está en ascenso en el escenario mundial».

Además, Stone elogia abiertamente que el candidato de LLA haya desechado hablar a los votantes desde la lógica y que haya optado por el camino inverso, el de la motosierra: «La gente quiere que sus emociones se agiten, quieren vigor de sus representantes electos y, sobre todo, quieren líderes políticos que puedan generar cambios».

Haciéndose eco de la entrevista brindada por Milei, el director Ejecutivo de Poder Ciudadano, Pablo Secchi, subrayó que «nunca en 40 años de democracia alguien puso en duda la confianza en el proceso electoral» argentino «sin pruebas, y sin ir a la justicia».

Secchi denunció además estar siendo blanco de insultos por parte de «trolls» libertarios a raíz de su postura en relación a la idea de un posible fraude en la primera vuelta electoral que agita La Libertad Avanza.

Los movimientos en redes sociales no se reducen a instalar la idea de fraude, sino que en el último tiempo comenzaron a proliferar con mayor énfasis un sinnumero de fake news, con el propio Javier Milei como propagador. La estrategia cuadra con los «trucos» de Stone que -tal como señaló el periodista Ezequiel Rudman en un artículo publicado esta semana en Ámbito Financiero- cranea para las campañas en las que opera.

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«El incremento de fake news, la creación de grupos convocando a movilizar en contra del fraude, las declaraciones de dirigentes que dicen no tener pruebas pero insisten en hablar de fraude la circulación de actas que se usa para generalizar, videos de otros países diciendo que sucedió en Argentina (urnas y boletas que se rompen), se han ido incrementando notoriamente desde el 25 de octubre cuando Roger Stone comenzó a publicar contenidos vinculados a Milei», enumeró Rudman.

Por último, cabe tener en cuenta dos datos que deberían elevar la guardia de la ciudadanía en general. El primero, que Stone es popular por promover escándalos, algo que le generó más de un proceso judicial en Estados Unidos y que puede verse también en el documental “Get Me Roger Stone” -disponible en la plataforma Nétflix, donde él mismo postula que «es mejor ser infame que ser desconocido» y que «para ganar hay que hacer lo que sea».

El segundo punto a tener bajo la lupa es que todo el accionar publicitario de Trump y su campaña de cuesitonamiento a los comicios derivó en el lamentable episodio del 6 de enero de 2021, donde grupos inorgánicos avanzaron con la toma del Capitolio con el objeto de desconocer el resultado de las urnas. Personas que expusieron con violencia su descreimiento hacia el sistema electoral y el convencimiento que allí hubo fraude.