Carlos Garetto, ex presidente de Coninagro, dijo que la eliminación de los derechos de exportación del trigo, maíz, carne y las economías regionales y una baja de cinco puntos en la alícuota que paga la soja, anunciada por el Gobierno es una medida «esperada hace largo tiempo por la mayoría de pequeños y medianos productores y todo el sector en general porque los niveles de producción no cubren los costos».

«Esta medida va a devolver previsibilidad y un marco más estable a la producción agropecuaria, ya que el productor lo que siempre reclama es vender su producción al mismo tipo de cambio que compra sus insumos. Vende su producción a 6,30 pesos y está comprando los insumos a un dólar que se refleja más con el dólar blue que con el oficial», dijo en declaraciones a radio Splendid y a Radio Nacional.

Según el dirigente agropecuario, «el proceso inflacionario ha deteriorado la competitividad del sector, con un tipo de cambio estancado, retrasado y con este nivel de retenciones, ya ni siquiera la soja encuentra un nivel de rentabilidad dentro de los volúmenes históricos».

«Los permisos de exportación impedían una formación de precios de manera transparente. La intervención distorsiva del Estado hizo que se alejara el precio que recibe el productor del verdadero valor, por eso bajó el área de siembra y los volúmenes de producción como consecuencia de la falta de incentivo en la incorporación de tecnología», indicó.

Y agregó: «En política impositiva hay que hablar de retenciones y reformulación del sistema que deje de ser un castigo a la producción», así como también de la necesidad de «un salvataje financiero que ponga otra vez al productor a producir».

«Lo importante es reconocer al sector en su capacidad, reconocer las entidades en su representación y abrir un espacio de diálogo. En eso se puede avanzar mucho y permitirá destrabar el conflicto del campo con el gobierno», afirmó.

Sobre los aumentos de precios registrados en carne, frutas y verduras, estimó que «el mayor porcentaje de los incrementos es por las expectativas, por las dudas, para cubrirse el sector intermedio de la cadena, para sostener su stock».

Sostuvo que «hay una distorsión en la cadena, no tiene nada que ver la materia prima del productor con el precio del producto en góndola».

Sobre un eventual ingreso de divisas, dijo que «queda todavía bastante producción para comercializar» y explicó que «el volumen que queda no se puede comercializar de un día para otro. No hay capacidad financiera ni hay logística portuaria como para embarcar 12 millones de toneladas de soja que puede quedar, ni de trigo. El productor va vendiendo en el transcurso del año».

Al dar un ejemplo de cómo impactará en los precios de los alimentos la quita de retenciones, ejemplificó que en el caso del pan si se le sacan las retenciones al trigo «el pan tendría que aumentar 15,20 centavos. Ahí en el medio hay un problema de distorsión de costos», estimó.