La Pastoral Social de Rosario se expresó sobre las propuestas de reformas en el trabajo del Ejecutivo nacional. En un comunicado, el grupo pidió “que la organización económica y jurídica debe poner en el centro al trabajador y su familia, no obstaculizando su unidad, salud, bienestar y estabilidad”.

A su vez, desde el conjunto, abogaron por “que logremos un marco jurídico que respetando los derechos de los trabajadores, sea propicio para generar nuevos empleos y una organización económica para el desarrollo humano integral”.

Declaración del Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social de Rosario

Ante la Reforma Laboral propuesta por las autoridades nacionales y las diferentes posturas expresadas al respecto, creemos oportuno recordar los conceptos y principios que la Iglesia ha elaborado sobre el trabajo, la dignidad inalienable del trabajador y sus derechos naturales, inviolables e imprescriptibles.

El cambio tecnológico reclama el replanteo de ciertas modalidades y condiciones en las que la actividad laboral se ejerce. Hay “cosas nuevas” que nos desafían.

Sin embargo, no nos pueden hacer perder de vista que el trabajo es una dimensión fundamental de la existencia humana que constituye la clave esencial de toda la cuestión social, condicionando el desarrollo económico, cultural y moral de las personas, las familias y la sociedad.

De ahí que la organización económica y jurídica debe poner en el centro al trabajador y su familia, no obstaculizando su unidad, salud, bienestar y estabilidad.

Por eso el trabajo no puede ser considerado una mercancía y debe reconocerse su primacía frente al capital en una relación de necesaria y armoniosa complementariedad.

No obstante esta necesaria complementariedad, en la relación capital – trabajo, a menudo, surgen conflictos que reclaman a todos los involucrados – trabajadores y sindicatos, empresarios y asociaciones empresarias, sociedad civil y poderes del Estado – un esfuerzo generoso, ecuánime y proporcionado a las posibilidades de cada sector, para arribar a acuerdos que, respetando la ley moral, aporten al Bien Común.

Nos encomendamos a Jesucristo, Señor de la historia en quien somos todos hermanos, para que nos guie por el camino de la Concordia, la Justicia y la Solidaridad a la hora de abordar esta Reforma Laboral de manera que logremos un marco jurídico que respetando los derechos de los trabajadores, sea propicio para generar nuevos empleos y una organización económica para el desarrollo humano integral.