Por Marcelo Chibotta

La situación del Frente Progresista, a partir de la definición del radicalismo de optar por Cambiemos, sigue estando bajo la mirada de propios y extraños en la política santafesina. En tal sentido, Antonio Bonfatti pareció clavar sus talones sobre el suelo firme que otorga la certeza originada en las elecciones a gobernador del año pasado: “Gobernamos Santa Fe gracias a que existe el Frente Progresista, por tercera vez convalidamos la gobernación de la provincia”.

No obstante, enseguida puso su mirada en la actualidad al decir que ahora ven “las declaraciones de los últimos días en las que el radicalismo ha optado por Cambiemos. Ellos tendrán que definir cuál va a ser su destino, nosotros vamos a seguir con un proyecto que está abierto a todos aquellos que los quieran integrar. Si hay un partido que se va, también hay ocho partidos que conforman el frente, hay mucha gente en esta dinámica de la política, de las organizaciones de la sociedad civil, referentes de otros partidos políticos, gente común que no está individualizada con un partido que tiene voluntad de sumarse a un proyecto».

En cuanto a la reciente invitación que el intendente de Santa Fe, José Manuel Corral, le hiciera al PRO para integrar el Frente Progresista, el legislador socialista fue tajante al decir que “en el Frente Progresista no hay espacio para el PRO”.

“Cuanto más, si el radicalismo quiere irse con el PRO que ya lo ha definido a nivel de Cambiemos es una decisión tomada, pero el Frente Progresista es un frente progresista y la derecha, como está manifestada en cada una de las medidas del gobierno nacional, no tiene cabida dentro del progresismo”, redondeó.

Consultado por este medio acerca de cuáles son los límites entre las posturas ideológicas y aquellas que surgen del interés electoral cercano, el co-fundador del Partido Socialista Popular consideró: “Yo no creo en el pragmatismo en este tipo de cuestiones porque no vale todo igual, uno no puede mezclar las cosas”.

“Nosotros estamos defendiendo hoy la ciencia y la tecnología, acabamos de darle media sanción a un proyecto de ley para garantizar que los investigadores y los científicos tengan, en función de cambiar la matriz productiva de la provincia de Santa Fe, un porcentaje del presupuesto y como contrapartida la Nación intentó echar a 482 integrantes del Conicet y se bajó el presupuesto del Inta y del Inti”, ejemplificó.

Enseguida, explicó que “no se puede coincidir, son dos cosas contrarias” e insistió con más ejemplos: “Nosotros estamos apoyando a la pequeña y mediana industria y el gobierno nacional está abriendo indiscriminadamente las importaciones en lugar de darles créditos blandos a los empresarios para bienes de capital, para mejorar la competitividad con nuevas tecnologías”.

“No son medidas que estén en el mismo sentido. Estamos en caminos inversos. Entonces el tema de la ideología no es menor. Acepto que cuando hay un gobierno nuevo se tengan esperanzas, porque las esperanzas las tenemos todos para que las cosas mejoren, pero los pasos que se están dando no son en beneficio de la mayoría de los argentinos. Están para proteger y beneficiar a los sectores concentrados de la economía.

—En cuanto al Frente Progresista, ¿contemplan la posibilidad de integrar más allá de los sectores sociales, a otros que no han participado del mismo?

—Las puertas están abiertas todos los que coincidamos en un proyecto para la provincia de Santa Fe que tiene que ver con la integración del territorio, con la inclusión social, con la economía del desarrollo, siempre ligado a nuestras instituciones básicas, a nuestras empresas, a su historia, a su diversidad productiva… a lo que significa para nosotros la educación y la salud y reitero, al desarrollo de igualdad de oportunidades para la sociedad. Que un vecino no tenga cloacas y agua, haya un pozo en una ruta y tengo pocos recursos, elijo la salud y la educación y a los otros les diría que vayan un poco más despacio. Ojalá tuviéramos los recursos para hacer todo al mismo tiempo.

—Todas las fuerzas políticas plantean en los mismos términos estas cuestiones. Por eso, desde su óptica, ¿adónde está la diferencia?

—Hay que hacerlo. Porque la diferencia está entre el decir y el hacer. Se puede decir y no hacer absolutamente nada, se puede decir que uno quiere la mejor educación como discurso, pero si después se baja el presupuesto de las partidas destinadas no condicen con lo que se está diciendo. Aquí se habla mucho de las escuelas, pero Buenos Aires tiene el 70 % de las escuelas privadas y Santa Fe tiene el 72 % de las escuelas que son públicas. Y las escuelas privadas de aquí no son con fines de lucro, la gran mayoría son confesionales que tienen muchísimos años, que tienen gestión privada pero a la vez un permanente acuerdo con el Estado en cuanto a cómo se hace el manejo de la educación en la provincia de Santa Fe. Estas diferencias hay que marcarlas.

—En virtud de que usted es el titular del socialismo a nivel nacional, ¿podría comentarnos como ve a su fuerza partidaria en ese contexto?

—El socialismo le ha dado muchas cosas al país aunque mucha gente lo ignora. Pero ¿cuántas leyes y propuestas del socialismo fueron tomadas por gobiernos que en su oportunidad en el Ejecutivo las plasmaron? Nosotros estamos en una coyuntura donde hay un revenir de la derecha en el mundo, pero como en todas las cosas, está ese péndulo que va y viene. Nosotros creemos que existe una enorme necesidad de construir un frente progresista en la República Argentina y en ese marco convocamos a todas las fuerzas afines que podamos construir en ese proyecto.

—A la luz de lo que plantea sobre las políticas del gobierno nacional, ¿considera que ha tomado el socialismo una decisión correcta durante el balotaje al plantear no votar por ninguno de los dos candidatos?

—No tengo la menor duda porque veníamos de un gobierno que se decía progresista en su discurso, pero no cambió la matriz energética, no cambió la matriz financiera, no cambió la matriz tributaria. Hizo lo opuesto al liberalismo desde una política heterodoxa de la economía, pero sin una ideología. O sea que mientras unos decían que hay que acumular para después derramar, ellos decían que había que distribuir para producir bienes. Su estrategia fue esa, la antítesis y así nos fue porque no había ninguna matriz que lo sustentara. Esto es decir, primero distribuyo y después acumulo, y resulta que como había una mayor demanda porque había una mayor distribución, terminamos en que no se produjeron más bienes sino que aumentaban los precios de los productos, así empezó la inflación galopante. Y la contrapartida con el otro, que si no pensaba igual era enemigo mío y en ese camino nos equivocamos. Yo creo que habría que haber distribuido y acumulado al mismo tiempo que es lo que hizo Bolivia que creció un promedio de 6,5 % en los últimos 10 o 12 años y ha sacado al 20 % de la población de la pobreza. El gobierno anterior terminó con el 29 % de pobres y este gobierno en poco tiempo lo llevó al 32 %, entonces no coincido ni con uno ni con otro.

—Usted dijo que el mundo cambia y que así también por ello cambian las relaciones de producción y las sociales. Siendo que el socialismo tiene su matriz ideológica en la lucha de clases, ¿hacia dónde van esos cambios?

—Hay que entender lo que está pasando en el mundo, fundamentalmente en el término de las tecnologías y las comunicaciones. Nosotros vivimos en un mundo capitalista, estamos en la tercera revolución industrial, van a quedar millones de personas sin trabajo y si pensamos en política tenemos que pensarlo 10 años antes, no en el momento cuando ocurren las cosas. Las tecnologías están reemplazando mano de obra y nosotros tenemos que estar pensando en calificación por un lado y en nuevos empleos por el otro. Pensar en los empleos sociales, de la cultura, del tiempo del ocio, de la tercera edad, en fin, vamos a un mundo nuevo y obviamente cuando cambian las formas de producir, se generan tensiones porque hay incertezas y fundamentalmente en los jóvenes que no saben lo que va a pasar con sus vidas. Esto también explica muchas de las cuestiones de la violencia que ocurre en el mundo. En el mundo hoy ha recrudecido el primitivismo humano, el terrorismo, los ataques suicidas, las guerras, las guerras religiosas… no ocurrían este tipo de cosas hace 20 o 30 años atrás. Entonces, si no entendemos que cambia la matriz productiva y esto va a generar cambio en las relaciones sociales, no podemos encontrar explicaciones porque hoy la familia es diferente. Los que tenemos algunos años tenemos la visión de la familia que era una cosa muy cerrada y hoy hay lazos son mucho más flojos. Las relaciones personales son diferentes y esto tiene que ver con lo que decíamos antes de la violencia. Si no interpretamos esto, no vamos a encontrar las formas de dar respuestas y como resolver. Antes, los vecinos se saludaban y hoy ni se conocen, no se sabe quién es la persona que vive al lado en un departamento. Tenemos que pensar en un mundo que tiene tremendas diferencias, y tenemos que aceptarlas y respetarlas porque ahí está la riqueza de la humanidad. Éstos son los debates culturales que tenemos que dar y tenemos que darlos desde la política, por eso yo insisto con la ideología. Si no entendemos esto, las respuestas después son las fáciles, para solucionar las cosas ya y ahí nos vamos a equivocar.

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