Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires 

El ex secretario de Comercio y dirigente peronista, Guillermo Moreno, viene realizando una serie exposiciones donde expresa su pensamiento respecto de la realidad mundial, qué está pasando en Argentina, cuál es la idea que aherroja al Presidente Fernández y cuál es la visión correcta para encarar el proceso de transformaciones que de respuestas políticas y económicas, como también, quiénes deben pagar la deuda que tienen los argentinos con sus acreedores. 

Moreno analizó que el contexto mundial se ha modificado y que los Estados Unidos fueron capaces de «transformar el mundo neoliberal surgido del proceso globalizador desde la caída del muro de Berlín», sintetizado en lo que se conoció como Consenso de Washington, que consistió en diez recomendaciones de política económica formuladas en 1989 por el economista inglés John Williamson. Sin embargo, señaló que «la irrupción de Donald Trump – que no es un loquito suelto- es la expresión orgánica de la clase dirigente norteamericana».

«Las transformaciones de Trump vienen para quedarse, los Estados Unidos -sostiene Moreno- tienen una alianza de primer orden, que necesariamente debe darse con el único jugador con el cual un conflicto bélico, aunque triunfe Estados Unidos, el costo de ninguna manera puede ser superior al beneficio que obtendría», y «hay un solo país que tienen esas condiciones que es Rusia, porque tienen los misiles, pero no es una potencia económica y si es una potencia energética que tiene dos grades clientes, Europa continental y China. Esto marca que están dadas las condiciones para un acuerdo entre Trump y Putín».  

Así definió Moreno el marco internacional donde Argentina debe navegar como actor de reparto, y con algunas limitaciones para abordar una lectura de un contexto en el que, a su entender, cierta dirigencia política, no logra interpretar. Tanto es así que, visto este proceso para el ex funcionario, tanto los neoliberales como los social demócratas abrevan en la misma fuente, que se expresó en la figura de Carlos Menem y en la Alianza de Fernando de la Rúa que tuvieron un actor común en la persona del exministro Domingo Felipe Cavallo. Es decir, en esa continuidad, tanto Macri con su apego al mundo pasado y Alberto Fernández, por otra vía, están impedidos de dar una respuesta que Argentina necesita.

En síntesis, el pensamiento de Guillermo Moreno, invita a sentir que estamos frente a la doctrina peronista, pero «viva», que interpela, pero que también se autointerpela. La realidad está allí, pero es difícil que esta pueda solapear con facilidad al peronismo. Es que no existe una fuerza política capaz de ofrecer una síntesis superadora de la concepción peronista para Argentina, podría ser así, y solo sería en el caso, que sea capaz de trascender a las tres banderas históricas: Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política. 

Conclusión consultó a Guillermo Moreno sobre cual sería el alcance de una alianza entre Estados Unidos y Rusia, similar al Pacto de Yalta que se dio luego de la última gran contienda internacional, pero esta vez en un contexto de multipolaridad que carecía aquel momento.

No existe más el mundo que forjaron los neoliberales y los socialdemócratas.

«La Yalta de la segunda guerra fue entre los dos ganadores, la Unión Soviética y los Estados Unidos, el resto de los participantes eran figuras secundarias, en realidad el mundo se dividió en dos y se inició la guerra fría. Esto sería lo mismo, se está utilizando una figura donde al igual que en el caso de la guerra fría queda el tercer mundo. Que Perón llamaba la tercera posición. Y yo planteo que lo expresa su santidad el Papa Francisco», respondió.

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-¿A China e India no los incluye como actores relevantes en el concierto internacional?

-Los incluyo dentro de lo que es el tercer mundo, pero para mí no son actores relevantes, de ninguna manera.

-Argentina está llevando adelante negociaciones de deuda, que tiene que resolver. Aún así, ¿cree que tiene un margen para transitar un camino que la lleve a un estado de soberanía política?

-Los márgenes siempre están, lo tuvo Perón sobre los dos ganadores de la segunda guerra, porque no lo va a haber ahora. Digo quiénes son los que tendrán los bloques hegemónicos y obviamente van a determinar la direccionalidad del mundo. Eso no significa, que de la misma manera que a partir de la década del 50, comienzan a emerger los países que auspiciaron la tercera posición, donde Perón se sentía cómodo, ahora no acontezca. Uno lee el mundo en función de los ganadores. Yo a China y a Europa continental las ubico en el banco de los perdedores. Pero eso no significa que desaparezcan esos países.

-Ante esta caracterización, ¿cómo cree que debe pararse Argentina, teniendo en cuenta la concepción económica y política que tiene el gobierno?

-El gobierno tiene una visión errada desde la cabeza del presidente que se autodefine socialdemócrata. Entonces, el está considerando a un mundo que terminó, la socialdemocracia y el liberalismo no existen más. Cuando el presidente adscribe a una visión que no existe, traza un rumbo equivocado.

-¿Hace lo mismo que hizo Mauricio Macri?

-Exacto, tanto Macri como Alberto tenían en la cabeza un mundo que ya no está. No existe más el mundo que forjaron los neoliberales y los socialdemócratas. Por eso Macri fracasó y si el presidente Fernández persiste en su pensamiento socialdemócrata y no lo revisa, hay que advertir que nunca la visión socialdemócrata resolvió los problemas de Argentina.

-¿Cuál es el sentido de este seguidismo, es un vicio de origen en la concepción?

-Cuando se define socialdemócrata y que tiene una cabeza europea, tiene una cabeza que atrasa, el tiene el derecho a pensar como quiere, y nosotros tenemos derecho a opinar sobre su pensamiento. Si no cambia su manera de pensar vamos hacia un final cantado. Será lo mismo que le pasó a Raúl Alfonsín y a Fernando de la Rua, que fueron los dos gobiernos socialdemócratas que hubo en Argentina, porque tenemos que pensar que el tercer gobierno de esa orientación será distinto.

-¿Y cuál es el desafío que se le presenta al gobierno, y en que fuentes debe abrevar para orientarse hacia un camino que no está transitando?

-Lo primero es volver a la doctrina, que te indica en estas circunstancias que hay planificar la economía, como lo hizo Perón en la década del 50 y en el 70 con los planes quinquenales y trienales. Planificando la economía desde la oferta y sentándote sobre la caja más importante que tiene la República Argentina, las reservas del Banco Central. Entidad que está administrada hoy por un radical. Es obvio cual será el final, no supo hacerlo el ex ministro José Luis Machinea, ni ningún otro economista radical, como no podrá hacerlo tampoco este muchacho. Hay un problema de origen, de cómo se pergeña la política. Hablando claro, el Banco Central no puede estar administrado por un radical. Ese pecado de origen termina mal.

El peronismo siempre es un faro que atrae, espero que en algún momento el presidente se ilumine.

-¿Entonces?

-O el presidente cambia su cosmovisión -no sin antes ver que hace con su equipo de colaboradores- o es como dijo Ricardo Alfonsín que esta es una economía radical, aporte que clarifica el panorama, y los peronistas ante esta revelación estamos advertidos de cuál es el fin.

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-Desde que se presentó como candidato, el Presidente habló del pago de la deuda, ¿implica un condicionamiento tan relevante como para que Argentina no pueda concebir y ejecutar políticas que la rescaten de esta situación?

-El problema no es si se paga o no la deuda, el problema es quién pone la plata y me parece que en esta negociación de la misma, lo que están definiendo es que la plata la pone el pueblo, no los oligarcas, y esto constituye otro pecado de origen. Pagar o no pagar es ridículo, las deudas se deben pagar. Pero no es lo mismo que la plata la pongan los trabajadores a que lo hagan los oligarcas. Esta es la discusión central, ¿pueden poner la plata los oligarcas? Sí. Entonces es una decisión política.

-¿Cuál es esa oligarquía según su definición y que grado de poder tiene para impedir transformaciones?

-La oligarquía es una sola, utilizo la definición clásica, un gobierno de pocos con todo para ellos. Son los dueños de la pampa húmeda. Si cambiamos las definiciones no sabemos de lo que hablamos. Es decir, son los dueños de las grandes extensiones de tierra de la pampa húmeda. Platón definió a los oligarcas en el año 400 antes de Cristo. Es un sector que tiene su fortaleza, pero no es que no se pueda hacer nada. El problema central es el pensamiento del Presidente, que es socialdemócrata.

-¿Cómo la ve a Cristina, la nota participando activamente?

-No, de ninguna manera. Cuando gobernaba Alfonsín no lo hacia su vice Martínez, cuando lo hacía Néstor Kirchner no intervenía Daniel Scioli, y cuando lo hizo Menem, tampoco gobernó Carlos  Ruckauf. Ahora gobierna Alberto Fernández, no Cristina.

-¿Ante este cuadro, cree que resultará difícil hacer volver a sectores de la dirigencia del peronismo a esta forma de concebir que usted tiene del mundo y la política nacional?

-Hoy lo relevante es lo que piensa el presidente, que tiene un pensamiento equivocado. Como era equivocado lo de Macri. Esto será juzgado por el pueblo el año que viene cuando haya elecciones. Nosotros armaremos nuestro partido profundamente doctrinario en el marco del movimiento peronista y saldremos diciéndole a los compañeros que la única solución para Argentina es que haya un gobierno peronista. En un frente electoral o como resulte, pero doctrinariamente peronista.

-Se dice que hace falta dar entidad a un espacio que piense la política y la economía, como lo fue el denominado Plan Fénix.

-Esa figura no salió de cabezas peronistas, lo que hay que hacer es lo que hizo el peronismo a mediados de la década del noventa, con grandes economistas como eran Eduardo Curia, Daniel Carbonetto y otros. El Plan Fénix fue una propuesta menor de la Universidad de Buenos Aires. Hay otros desafíos, como preguntarnos qué es eso de la pobreza estructural. 

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-¿Qué medidas le faltó tomar al gobierno, además de las que impulso en el marco de la cuarentena?

-Un plan económico. El Presidente dijo que era secreto, una estupidez, parece de la serie el Agente 86, es una cosa increíble. Porque si hay algo que no puede ser secreto es un plan económico. Podría ser secreta una operación de contrainteligencia pero no un plan económico, porque a la economía la protagoniza el sector privado, razón por la cual nunca puede ser secreto. El gobierno la direcciona, pero la ejecuta el sector privado.

-Según usted entiende, ¿está a tiempo el gobierno de cambiar el rumbo y de hacerlo, tendría continuidad este gabinete?

-Si, siempre se está a tiempo y obviamente, la esperanza es lo último que se pierde. Por otro lado, el peronismo siempre es un faro que atrae, espero que en algún momento el presidente se ilumine, deje de ser socialdemócrata y diga: ahora soy peronista. Esa esperanza nunca la voy a perder. Y respecto de su gabinete, es una decisión del presidente. Cuando el cambie su manera de enfocar verá quienes son sus colaboradores, sobre esto último no opino. El Poder Ejecutivo es unipersonal.