Por Facundo Díaz D’Alessandro

Este jueves en una sesión especial y secreta, acaecida después de la ordinaria, el Concejo Municipal de Rosario cumplió con el trámite administrativo para aprobar los pliegos de la nueva cúpula del Banco Municipal, enviados por el intendente Pablo Javkin.

El cargo de presidente es para Adrián Giacchino, de conocida trayectoria ligada a la actividad financiera y bancaria. Junto a ese pliego, entraron conjuntamente la semana pasada el de los directores, entre ellos el de Sebastián Azerrad, un abogado socio del estudio Azerrad y Blank y ligado a Rosental Inversiones y que fue subsecretario de Producción de la Municipalidad por su cercanía al radicalismo.

También fue nombrada como directora la contadora Patricia Cosgrove, de recorrido por el sistema financiero privado, raigambre radical (fue concejal por esa fuerza) y que además suma por el lado de la “paridad” que impulsa Javkin dentro de su administración, en términos de género.

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Los pliegos se aprobaron por mayoría, a instancias del esquema que adquirió el Palacio Vasallo en este 2020 a partir de la expertise de la actual presidenta del cuerpo, María Eugenia Schmuck, que le allanó hasta aquí el camino al oficialismo para aprobar todo lo que pidió, en una alianza tácita con otros bloques como el de Cambiemos que lidera Roy López Molina (escindido de Juntos por el Cambio desde diciembre), Ciudad Futura, Unidad Ciudadana (uno de los bloques de peronismo, también dividido desde diciembre) y Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), que se entiende a la perfección con la segunda en la línea de mando rosarina.

El hermetismo en torno a la sesión en la que se votan los pliegos viene de hace años y se funda en la necesidad de preservar el secreto bancario, que si fuera necesariamente violentado en el recinto podría dañar a la institución cuya casa central se ubica en el cruce de peatonales, en pleno centro de Rosario, entre los edificios del Banco de la provincia de Santa Fe y el del Banco de la Nación Argentina.

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Precisamente, el runrún en los últimos días pasa por la figura del flamante presidente del Banco, más allá de su trayectoria, por los precedentes recientes de su currícula: fue director del Banco Nación entre abril del 2017 y noviembre de 2018, para pasar a ser desde 2019 asesor financiero de la Bolsa de Comercio de Rosario, donde se lo vinculó al proyecto del banco de la entidad, en tiempos de Alberto Padoán, ex mandamás de Vicentin. En pleno affaire por la intervención y eventual expropiación de la empresa cerealera -en concurso de acreedores, de los cuales el principal es precisamente el Banco Nación-, no son pocos los que aquí ven uno de esos casos donde las paralelas sí se tocan.

Como había adelantado Conclusión, desde el único espacio que se planteó una disidencia en la sesión secreta fue de uno de los bloques peronistas, el que integran Eduardo Toniolli, Norma López y Alejandra Gómez Sáinz. Es una postura lógica (al menos para «abrir el paraguas») con su encuadre partidario teniendo en cuenta el impulso, tanto del gobierno nacional como provincial, al plan de intervención (no así la expropiación), a lo que se suma cierto “temor” a una intención privatista que pueda regir las actitudes de los elegidos de Javkin para la entidad financiera.

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No obstante, quienes trajinan desde hace años el Palacio Vasallo y otros enclaves donde se define la política local, aseguran que las suspicacias en torno a Giacchino son alimentadas por lo bajo desde el socialismo, parte del mismo Frente Progresista con el que el actual intendente llegó al Palacio de los Leones.

Es que se sabe, la banca pública es el verdadero motor del sistema financiero (siempre que un país tenga plan monetario), a contramano de lo que suele esgrimirse desde la retórica política o televisiva. Y esos puestos son ocupados por quien decidan intendentes, gobernadores y presidentes, cada uno a su escala. Probablemente, desde la cúpula socialista se esperanzaban con que Javkin mantuviera al actual directorio del Banco Municipal. El radical, claramente, tiene otros planes.