Por Aldo Battisacco

Las fuentes de trabajo corren riesgo cierto de sufrir deterioros. Muchos trabajadores comenzaron ya a sentir los efectos de algunas medidas adoptadas por el nuevo gobierno. Se registraron 22 mil despidos en diversos órganos del Estado y las cesantías en el sector privado crecen gradualmente con el transcurrir de los días. El analista y catedrático de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Sergio Arelovich, reveló, en una entrevista con Conclusión, que «no hay información oficial para definir tendencias, sin embargo se percibe que la conflictividad se está acelerando. No existen datos», dijo.

Los rubros alcanzados por estas dificultades llegan incluso a aquellos que supuestamente tenían un cierto grado de protección frente a las importaciones, «garantizado» por las últimas decisiones que anunció el ministro de ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso Prat Gay. El eje de la discusión se fue corriendo paulatinamente y la prioridad de ampliar el horizonte de posibilidades en el campo laboral disminuye con el paso del tiempo y peligrosamente se aproxima al piso que necesita todo trabajador: cuidar su fuente de trabajo.

Textiles, ceramistas, petroleros, metalúrgicos, gastronómicos, gráficos y madereros son sólo un ejemplo de los afectados en estos días. La solución que ensayan muchas empresas se basa en el ofrecimiento a sus operarios de que acepten “retirarse voluntariamente”, rescindan contratos o se resignen a la extensión en el tiempo de esta modalidad precarizando las condiciones laborales o en casos extremos esperar que se abonen salarios atrasados. No faltan empresas que ante esta realidad, empujan a los trabajadores a mendigar ayudas al Estado que subsidie los quebrantos o complicaciones de las empresas.

Consultado por Conclusión acerca de la ausencia de cifras que puedan dar cuenta de la dimensión del desempleo en números, el analista y catedrático de la Universidad Nacional de Rosario, Sergio Arelovich,  precisó que «no hay información oficial para definir tendencias, sin embargo se percibe que la conflictividad se está acelerando. No existen datos».

Arelovich, denunció que la denominada «Emergencia Estadística» decretada nacionalmente, fue mas allá de los esperado, no solo terminó con el índice de precios sino que «han sacado de la página oficial del Indec, un conjunto de series que estaban disponibles, han interrumpido otras y no han publicado algunas que deberían ser de conocimiento público por la metodología que tenía el organismo».

«Se han tomado el trabajo de hacer desaparecer los datos que permiten analizar información sensible y elaborar tendencias -dijo el académico- se percibe el rumbo de los acontecimiento, lo que no se puede precisar es la intensidad del proceso», agregó el economista.

Consultado por Conclusión si este «cepo» que se instauró sobre la información oficial se encuadra en el marco de políticas tendientes a ocultar la realidad, el analista respondió: «Los 180 días en los cuales se congela la publicación de estadísticas en materia de precios, no es porque no lo puedan hacer sino porque quieren sacar de la discusión el tema de la inflación, y creen que podrán tapar sus efectos por el solo hecho de no publicar cuanto mide».

En el mismo sentido, Sergio Arelovich, afirmó categoricamente que esta actitud, «no solo se instrumenta por la inflación en si misma por sus efectos generales sino que apunta a quitar un horizonte de referencia de la discusión paritaria».

El economista, expresó que este «cepo» informativo, impide abordar parámetros como «la tendencia de la producción industrial que es fruto de una encuesta que se realiza mediante un formulario que es enviado a un número limitado de establecimientos, pero todo indica que en esta oportunidad la planillas no fueron remitidas, y por lo tanto no existe en esta serie ninguna información».

Por último, el docente de la UNR, señaló que «hay un deliberado intento de ocultamiento de los problemas, sacarlos de la escena, para que «caprichosamente» no existan», concluyó Sergio Arelovich.