Por Aldo Battisacco Enviado especial a Buenos Aires – El candidato a presidente Alberto Fernández se comprometió a llevar adelante en cuanto asuma la presidencia tres medidas de alto impacto para el bolsillo de los beneficiarios de la seguridad social y, en particular, de los jubilados y pensionados. Un aumento del 20% de los beneficios, la derogación de la fórmula de movilidad jubilatoria -que alcanzan a casi 18 millones de beneficiarios de la seguridad social- y, la cobertura del ciento por ciento de los medicamentos de los adultos mayores.

Dichas medidas guardan enorme parecido con las que tomó en su momento Néstor Kirchner, cuando otorgó doce aumentos consecutivos a las jubilaciones mínimas y dos aguinaldos dobles. El objetivo fue, incrementar el poder adquisitivo de los más vulnerables que, como se sabe, destinan cada peso que les ingresa al consumo y, con esta modalidad se consiguió reactivar el consumo entre 2003 y 2007, lo que implicó que ese dinero retornara a la Anses a través del IVA.

Sin embargo, hay quienes a través de expresiones públicas, tienen una perspectiva distinta cuando expresan que el sistema de seguridad social es “insustentable”, mientras que otros afirman que esa discusión es «un verso neoliberal» y consideran que «la seguridad social es una decisión política que toma el Poder Ejecutivo cuando desarrolla el Presupuesto».

En la nota realizada por periodista Martín Waisman para Cenital, en la que entrevistó a distintos especialistas en la materia, la Diputada Mirta Tundis, sostuvo que: “El sistema no es sustentable […] necesitamos como mínimo 4 activos para 1 pasivo para sostener el sistema” y aconsejó que sería necesario realizar una nueva reforma previsional “aggionarnada a los tiempos que estamos viviendo”

En las antípodas de la legisladora nacional del Frente Renovador, el Doctor Miguel Ángel Fernández Pastor, quien fuera director de normatización de la Anses y director del Centro Interamericano de Estudios en Seguridad Social (CIESS), sostuvo: «Lo de la sustentabilidad es un verso neoliberal, no existe tal tema. Decir que la seguridad social es insustentable es decir que las Fuerzas Armadas, la Educación, la Salud y que los poderes del gobierno son insustentables porque en definitiva lo que se destina a la seguridad social es una decisión política que toma el Poder Ejecutivo cuando desarrolla el presupuesto nacional.

Y continuó: «Así que la sustentabilidad o insustentabilidad del sistema de seguridad social está dado por los fondos que el Estado nacional decide invertir en materia de seguridad social. Esto se corrobora en los hechos, durante los 12 años de kirchnerismo nadie habló de la insustentabilidad de la seguridad social en la Argentina y se empezó a hablar de esto con el neoliberalismo porque le empezaron a destinar menor cantidad de recursos de los que requiere con el objeto de consumir el Fondo de Garantía de Sustentablidad».

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El letrado, que presentó el amparo contra la reforma previsional votada a sangre y fuego el 18 diciembre de 2017 y que la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene cajoneada, también opinó sobre una la posibilidad de avanzar en una nueva reforma: “impulsar una reforma es impulsar el achique y la seguridad social debe ser la polea de transmisión que genere mayor crecimiento en la Argentina. Sería un modelo a medida del FMI pero no a medida de las necesidades de la Argentina».

Fernandez Pastor, explicó que «hasta el 2015 el sistema de seguridad social daba muchas más prestaciones y tenía un superávit de 50 millones de pesos que se incorporan permanentemente al Fondo de Garantías de Sustentablidad. Hoy se han despreciado casi el 27% las jubilaciones y pensiones, se han achicado la Asignación Universal por Hijo se han restringido las pensiones para los discapacitados y, sin embargo, el sistema de seguridad social según dice el propio gobierno, aunque no se refleja en los números, da déficit».

Visto de esta manera, cabe preguntar tambien que significa la seguridad social para cada uno de ellos, dada la trascendencia del tema.

Ya que, de las definiciones de la Diputada Tundis surge que, la seguridad social se circunscribe sólo al subsistema de jubilaciones y pensiones y que debe ser carácter contributivo, o sea, al seguro social y no a la seguridad social que fue receptado por la Declaración Universal de Derechos Humanos hace más de 70 años .

El tema no es menor, ya que Fernández Pastor parte de la idea que concibe a la seguridad social como un derecho humano que corresponde a todo aquel que afronta una necesidad (contingencia) por el hecho de ser, justamente, un ser humano.

La mirada que tiene sobre esta materia, se tradujo en el aval que Tundis prestó al acompañar la Ley de Reparación Histórica y apoyo a la creación de la Pensión Universal del Adulto Mayor (Puam) como un hecho histórico.

Es decir, la filosofía que anima a la parlamentaria infiere que quien no realizó los aportes, no debe tener derecho a jubilarse, sino a una pensión no contributiva, meramente asistencial, por debajo del haber mínimo, en la que deba demostrarse pobreza y que no sea transmisible al viudo o la viuda.

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Es el seguro social en su máxima expresión, en el cual, la solidaridad se hace con los pobres, no con los ricos. Cabe recordar que, el Dr. Fernández Pastor fue quien presentó un amparo, también cajoneado por la Corte, contra esa nefasta ley.

La tarea que tendrá el nuevo presidente será la de definir, entonces, qué modelo de seguridad social decide implementar en su gobierno. Un sistema de seguridad social, en el que todos estén incluidos como el aplicado por el anterior Gobierno, o un seguro social como el chileno, el peruano, el colombiano, el mexicano y muchos otros, tal como lo propusieron Macri, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y la OIT en estos casi cuatro años. La respuesta llegará en pocos meses.

Los beneficiarios de la seguridad social y todos los argentinos y argentinas debemos estar atentos. Porque, en definitiva, de ello dependerá cómo y entre quiénes se distribuya la riqueza. Si como lo prometió el candidato a presidente del Frente de Todos, se va a distribuir equitativamente entre los que menos tienen o, si los más vulnerables se seguirán quedando sin el pan y sin la torta.