Con la corrida cambiaria por ahora contenida, es ahora en Cambiemos donde se repite el mantra «Hay 2019», una marca registrada por Alberto Rodríguez Saá para dotar de horizonte electoral al peronismo luego de la derrota en las legislativas 2017. La Casa Rosada fijó objetivos de mínima; estabilizar la macroeconomía y llegar a las presidenciales del año que vine con el PJ dividido.

En los planes del Gobierno nacional ya no figura la expansión territorial sobre distritos peronistas. Ahora la meta es retener las cinco provincias donde gobierna el oficialismo (Buenos Aires, CABA, Jujuy, Mendoza y Corrientes) y blindar la reelección de Mauricio Macri. «Mauricio está dispuesto a pagar el costo político del ajuste ahora para gobernar cuatro años más. El sólo hecho de pensar que se puede bajar es faltarle el respeto». Un ministro con acceso a la intimidad presidencial grafica ante la consulta de Ámbito Financiero el estado de ánimo presidencial. Sin estabilidad macroeconómica -inflación, dólar, empleo, nivel de actividad- no hay 2019 en Cambiemos. Por eso el Presidente instruyó a su Gabinete para mantener las variables estables hasta diciembre y fijó como prioridad la aprobación del Presupuesto 2019. Para esa misión, Macri apuesta a una sector del peronismo «racional». Sabe que no contará con el apoyo del kirchnerismo ni de gobernadores como Gildo Insfrán (Formosa) o Rodríguez Saá (San Luis). Pero refuerza los lazos con la liga que encabeza Juan Schiaretti (Córdoba) -a quien verá esta semana-, Juan Manuel Urtubey (Salta) y Gustavo Bordet (Entre Ríos).

El jefe de Estado además mantiene informado a Sergio Massa de la negociación con los gobernadores. Distanciado de Miguel Pichetto, el tigrense se presenta como el gerenciador de los intereses de un grupo selecto de gobernadores en el Congreso. El jefe del Frente Renovador negocia partidas y obras para Sergio Casas (San Juan) y Carlos Verna (La Pampa). El jefe del Frente Renovador apuesta a una ilusión electoral: construir una mini liga de gobernadores propios que lo apoye para disputar una PASO ante Urtubey y quedarse con la candidatura presidencial del peronismo, incluso con el kirchnerismo adentro.

En la vereda opuesta, Pichetto juega en otra sintonía. El jefe del bloque de senadores PJ nunca acumuló, ni acumulará, tanto poder. Gracias a la presidencia Macri, Pichetto ejerce casi un rol de cogobierno como manager de los gobernadores en el Congreso. Un rol que no tuvo durante la presidencia de Néstor Kirchner ni tampoco con Cristina. El senador peronista nunca se sintió tan cómodo. Esa acumulación de poder quedaría desvanecida en cualquier otro escenario 2019 donde no gane Macri. Con Massa presidente, Pichetto se esfumaría como interlocutor de los gobernadores que pasarían a tributarle al tigrense. Lo mismo ocurriría en caso de que gane un kirchnerista o incluso un gobernador PJ como Sergio Uñac.

En ese escenario de volatilidad peronista, Pichetto se diferencia de Massa. Mientras el tigrense no descarta una fusión con el kirchnerismo, el senador veta de plano cualquier acercamiento electoral con Cristina y le aconseja a los gobernadores no inmiscuirse en la disputa nacional. Pero a Macri tampoco le sobra nada. Por ahora, la única certeza de cara a las elecciones del próximo año es apostar a una fórmula pura del PRO, Gabriela Michetti ya no aparece como la prioridad para la fórmula. La vicepresidente se sobreexpuso en la disputa por la legalización del aborto, a diferencia de Macri que guardó silencio y se mostró ambiguo. Con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal atornillados a la reelección en Capital Federal y provincia de Buenos Aires, Carolina Stanley asoma cada vez con más fuerza para completar el binomio presidencial. Sólo le hace sombra Marcos Peña, otro nombre que comenzó a circular con fuerza para acompañar a Macri en la fórmula y liberar con elegancia el casillero de la jefatura de Gabinete.

El Presidente sostiene a Peña, más que como encargado de la gestión y la administración general del Gobierno, como su jefe de campaña 2019. «Marcos es una máquina de ganar elecciones. En la campaña se transforma», se entusiasma un funcionario con despacho en Casa Rosada. El jefe de Gabinete ya comenzó a hacer el trabajo fino. Recibe a los intendentes de la provincia de Buenos Aires para renovarles la mística y asegurarles que hay 2019. El jueves pasado estuvo con los jefes comunales de la quinta y la sexta sección electoral. Entre los invitados al despacho del jefe de Gabinete estuvo Carlos Arroyo, el intendente de Mar del Plata que, a pesar de figurar en la lista de aportantes a la campaña de Vidal, desmintió haber donado fondos.

Jorge Macri, a cargo de los «sin tierra» de Cambiemos, reactivó el viernes pasado el foro de intendentes oficialistas de la provincia de Buenos Aires. Pro primera vez el encuentro se celebró en San Martín, un distrito peronista. «Fue un mensaje para el PJ y para Gabriel Katopodis. Hay 2019», se envalentonó uno de los operadores del macrismo que busca instalar a Santiago López Medrano como próximo intendente. «Vemos con preocupación cómo espacios políticos que representan el pasado más oscuro de nuestra provincia, intentan instalar que el cambio no es posible», alertaron los intendentes de Cambiemos en un comunicado.

El sábado fue el turno del timbreo nacional. El primero después de la crisis cambiaria que impactó en la economía, con Vidal y Peña, a la cabeza de la actividad. La gobernadora, que hoy estará en Quilmes junto a Martiniano Molina, pasó por Magdalena. El jefe de Gabiente fue a San Martín. «Vine a darles un fuerte abrazo y a transmitirles la satisfacción y el agradecimiento del Presidente y la gobernadora por aportar todo su esfuerzo para que San Martín se sume al cambio», señaló Peña. ¿Hay 2019?