Susan Tassone, autora católica estadounidense de libros como “Jesús habla a Faustina y a ti” y “El Vía Crucis para las almas del Purgatorio”, escribió en el National Catholic Register un artículo en el que explica 5 formas de ayudar a las almas del Purgatorio a llegar al Cielo en Cuaresma.

La primer  forma se refiere “Con misas”: “¿A quién extrañas más? ¿Por quién te gustaría haber podido hacer más? ¿Quién te ofendió? ¿Quiénes son tus enemigos? ¿Quién necesita ser sanado en tu familia? ¡Ofrece una Misa por ellos!”, anima Tassone. “La Misa sana a los vivos y a los muertos”, recuerda.

 “Sábados de todas las almas”: La autora explica que la Iglesia Católica de rito oriental no celebra la fiesta de los Fieles Difuntos el 2 de noviembre, sino los “Sábados de todas las almas” en Cuaresma, tiempo en el que reza por todos los fallecidos, cuyos nombres son colocados en la “lista de los difuntos”.

Alentó Tassone, “Unámonos a los hermanos y hermanas bizantinos en esta gran Cuaresma y recordemos a nuestros seres queridos en los ‘Sábados de todas las almas’ para que ellas también puedan unirse a Jesús en la resurrección”

“Rezá el Vía Crucis por las almas del Purgatorio”:  la autora explica que la Virgen María también es la “madre amorosa de las almas del Purgatorio”, porque el Calvario de su Hijo Jesús fue un “verdadero purgatorio para ella”.

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Tassone refiere que “una bella leyenda cuenta que cuando Jesús sangraba a muerte en la Cruz, un ángel le preguntó a quién debía llevar la última gota de sangre de su corazón y Él respondió: ‘A mi querida Madre, para que pueda soportar su dolor’. A eso María habría respondido: ‘No hijo mío, dásela a las almas del Purgatorio, para que no tengan dolor al menos un día al año’”.

“Sábados de reparación”: La autora también propone la práctica de los cinco primeros sábados durante la Cuaresma en reparación por su Inmaculado Corazón, como lo pidió en sus apariciones en Fátima (Portugal), en 1917.

Por último, “Recurrir a San José”: Tassone propone unirse a la Unión Pía de San José, “dedicada a los que sufren y a los moribundos”.

En todo caso, recuerda, siempre se puede recurrir al Santo Custodio para “pedir la conversión de la familia, para acercar a los hijos a la Iglesia, para tener paz mental, para pedir trabajo o para vender la casa”.

La autora rememora que el venerable Arzobispo estadounidense Fulton Sheen dijo que “cuando lleguemos al Cielo los veremos, a tantos llegando y agradeciéndonos. Les preguntaremos y nos dirán que eran las pobres almas del Purgatorio por las que rezamos”.