La Asamblea de ordinarios católicos de Tierra Santa difundió una declaración a raíz de la presentación del “plan de paz” del presidente estadounidense Donald Trump.

Los prelados sostuvieron mediante un comunicado que «han dicho varias veces en el pasado» que están «convencidos de que no se puede lograr ninguna propuesta o perspectiva seria sin el acuerdo de ambos pueblos, el israelí y el palestino. Estas propuestas deben basarse en la igualdad de derechos y la dignidad».

Los obispos de la región señalaron que este plan presentado por el presidente estadounidense «no cumple estas condiciones».

«Ignora la dignidad y los derechos de los palestinos. Debe considerarse una iniciativa unilateral, ya que respalda casi todas las demandas de una parte, Israel, y su programa político. Por otra parte, este plan no tiene realmente en cuenta las justas demandas del pueblo palestino por su patria, sus derechos y la dignidad de su existencia», escribieron.

De igual manera, manifestaron su deseo de conocer a fondo los acuerdos previamente concluidos entre las dos partes «respetados y mejorados sobre la base de la completa igualdad en humanidad entre los pueblos».

«Llamamos a las Iglesias de todo el mundo a rezar por la Tierra Santa, a trabajar por una verdadera justicia y paz, y a ser la voz de los desamparados», concluyeron.

Otras declaraciones en oposición

El patriarca emérito de Jerusalén, arzobispo Michel Sabbah, por su parte, hizo un llamamiento a Europa y Rusia respecto a este asunto: «Las puertas de la esperanza que han sido cerradas por los Estados Unidos, deben ser reabiertas por Europa y Rusia. Ellos saben qué hacer. Ha llegado el momento».

«Esperamos que tengan el verdadero coraje de trabajar para salvar esta tierra y sus dos pueblos», apuntó el 29 de enero en las columnas de Abouna.org, un sitio de noticias católico jordano.

El plan de paz hace amplias concesiones a Israel reconociendo la anexión de los asentamientos que el Estado judío ya ha establecido en territorio palestino.

En el documento también se reconoce la soberanía israelí sobre el Valle del Jordán, una zona ya ocupada de la Ribera Occidental, que con el tiempo se convertiría en la frontera oriental de Israel.

Además, el plan garantiza que Jerusalén seguirá siendo »la capital indivisible de Israel y propone la creación de una capital del Estado palestino en las afueras de Jerusalén oriental.