El papa Francisco advirtió a los jóvenes que no sean «presa fácil de grupos políticos o poderes económicos», al tiempo que los convocó a no dejarse robar «la esperanza y la alegría».

En su nueva exhortación apostólica «Christut Vivet» (Cristo vive), Jorge Bergoglio recoge las conclusiones del Sínodo dedicado a la juventud en 2018 y recorre problemas como la «colonización ideológica», reclama por trabajo para los jóvenes, critica los abusos en la Iglesia y les plantea peligros y desafíos del mundo digital.

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En un documento de estilo pastoral, en el que casi no hay citas de autores laicos a lo largo de los 299 puntos de nueve capítulos, Jorge Bergoglio hace suyas las conclusiones del Sínodo de 2018 sobre la juventud y agrega su voz propia para reforzar ejes importantes.

«Muchos jóvenes son ideologizados, utilizados y aprovechados como carne de cañón o como fuerza de choque para destruir, amedrentar o ridiculizar a otros», reclama el Papa en la primera denuncia de su nuevo texto.

«Y lo peor es que muchos son convertidos en seres individualistas, enemigos y desconfiados de todos, que así se vuelven presa fácil de ofertas deshumanizantes y de los planes destructivos que elaboran grupos políticos o poderes económicos», advierte Bergoglio.

Las dificultades de los jóvenes globales, como el HIV y diversos tipos de disciminaciones aparecen en la voz del documento sinodal.

Pero Bergoglio advierte, justo en momentos en los que la cuestión femenina se ha vuelto central en el Vaticano: «Cuando además son mujeres, estas situaciones de marginación se vuelven doblemente dolorosas y difíciles».

«En muchos países pobres las ayudas económicas de algunos países más ricos o de algunos organismos internacionales suelen estar vinculadas a la aceptación de propuestas occidentales con respecto a la sexualidad, al matrimonio, a la vida o a la justicia social», lamenta el Papa. «Esta colonización ideológica daña en especial a los jóvenes», critica en la que es su cuarta exhortación como Papa en seis años.

Para tratar la sexualidad el Papa introduce también su voz y plantea: «Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad».

«Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesivamente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas», agrega, antes de volver a valerse del documento sinodal para lamentar que «la moral sexual suele ser muchas veces ‘causa de incomprensión y de alejamiento de la Iglesia, ya que se percibe como un espacio de juicio y de condena'».

El Papa también usa sus palabras para dedicarse a los desafíos de la digitalización en la vida cotidiana.

«La web y las redes sociales han creado una nueva manera de comunicarse y de vincularse, y son una plaza en la que los jóvenes pasan mucho tiempo y se encuentran fácilmente, aunque el acceso no es igual para todos, en particular en algunas regiones del mundo'», enmarca.

También se refiere a los abusos en la Iglesia y recuerda que «en los últimos tiempos se nos ha reclamado con fuerza que escuchemos el grito de las víctimas de los distintos tipos de abuso que han llevado a cabo algunos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos».

Y agrega que «gracias a Dios, los sacerdotes que cayeron en estos horribles crímenes no son la mayoría, que sostiene un ministerio fiel y generoso», antes de pedirles que se involucren para la prevención de «estas atrocidades».

«No dejes que te roben la esperanza y la alegría, que te narcoticen para utilizarte como esclavo de sus intereses», reclama antes de pedir por trabajo para la juventud, aunque con una advertencia de peso: «Ruego a los jóvenes que no esperen vivir sin trabajar, dependiendo de la ayuda de otros. Eso no hace bien», les dice.