El Gobierno puso en juego su carta más clásica para presionar a la CGT en medio del plan de lucha que lanzó este mes: los recursos de las obras sociales. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, les advirtió a los dirigentes que desde ahora tendrá la última palabra en la distribución de fondos por encima de su par de Salud, Jorge Lemus, y del superintendente Luis Scervino, responsable central de esa tarea y hombre de confianza para la central obrera.

El aviso se concretó la semana pasada durante una reunión que mantuvo Triaca con José Luis Lingeri, el dirigente de Obras Sanitarias y principal lobbista de las obras sociales en la CGT, y Héctor Daer, uno de los miembros del triunvirato de conducción de la organización. El encuentro, previo al viaje del funcionario a Roma para entrevistarse con el papa Francisco, había sido pedido por los gremialistas frente a los atrasos que se habían producido en algunos desembolsos de fondos para tratamientos por discapacidad y que encendieron las alarmas en el sector.

Cerca de Triaca confirmaron el desembarco del ministro en el área. Lo hará a través de dos vías: por un lado, el monitoreo de la labor de Scervino en la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), y por otro mediante Andrés Scarsi, el recién asumido viceministro de Salud de la Nación, que venía de la gestión bonaerense de María Eugenia Vidal y que se lo considera de confianza del jefe de la cartera laboral.