Las negociaciones por el futuro de SanCor parecen encaminarse. El jueves hubo una reunión en donde se encontraron las partes -la cooperativa, acreedores, Gobierno- y avanzaron con un nuevo plan de reestructuración. Los encuentros seguirán en los próximos días, pero ya se empieza a delinear un programa con más apoyos que el primero que presentó la firma, que arrastra una deuda de US$ 300 millones y emplea a más de 4000 personas.

Por ahora, habría un principio de acuerdo para que durante seis meses SanCor no pague ninguna deuda ni a los acreedores ni al Estado. No es que ahora la firma esté pagando. Lo que implica este acuerdo sería que no le pedirían ni la quiebra ni la convocatoria. Además, se está negociando la posibilidad de que los acreedores aporten fondos.

La empresa tiene un déficit mensual de $ 200 millones.

Durante esos seis meses de “tregua”, la cooperativa pagaría sueldos, la leche, los fletes y debería avanzar en las conversaciones con los acreedores para renegociar la deuda y con el sindicato Atilra para llevar adelante desvinculaciones.

El plan sigue contemplando también cerrar 4 o 5 plantas, para su futura venta. Ya están paradas las de Charlone (Buenos Aires), Centeno (Santa Fe) y Moldes (Córdoba), cuyos trabajadores están con licencia. Se habló de la de Brinkmann y ahora también se menciona la de Chivilcoy, donde se produce leche larga vida y es una de las más atractivas para futuros compradores.

La venta de toda la cooperativa sigue siendo una duda. En principio, para encontrar un comprador tiene que convertirse en sociedad anónima. Según sostuvieron dos fuentes cercanas a las negociaciones, el Consejo de Administración de la láctea habría aprobado a principio de semana la transformación de SanCor en una sociedad anónima y un plan que culmina con una probable alianza estratégica.