Por Jennifer Hartkopf
Pasó la mitad del año y empiezan los balances. Desde el sector gastronómico, lejos de estar esperanzados de cara al futuro, no vislumbran indicadores positivos que impliquen mejorías en el rubro y por ahora las señales se escapan y solamente se trata de optimismo.

Alejandro Pastore, titular del Paseo Pellegrini, habló con Conclusión y manifestó su preocupación por la situación económica que no refleja un aumento en las ventas: «En los números finales no se ve un arranque de la manera en que el gobierno nacional lo manifiesta. El índice de consumo minorista de agosto también dio en baja en las mediciones».

«Honestamente no vemos indicadores que muestren que haya una reactivación. Se habla de que algunos sectores están empezando a reactivarse, como la industria, pero en lo que respecta al comercio minorista, por ahora no lo vemos», detalló.

En ese sentido consideró que «cuando hay necesidades básicas de primera instancia, como servicios e indumentaria, el ocio y la distención pasan a un plano secundario, o sea nuestro segmento queda postergado, porque dependemos mucho de ese dinero extra que queda, de ese excedente que tiene la gente y hoy no es el esperado«.

«En la medida que la capacidad de compra del consumidor no se vea incrementada, lamentablemente la cuestión de la gastronomía no va a mejorar», resumió Pastore.

Consultado sobre las expectativas de cara al futuro, aseguró que son «optimistas por naturaleza y siempre pensamos que la situación puede mejorar porque todo negocio dentro del plano gastronómico genera mucha fuente de empleo, mucho empleo indirecto» pero reconoció que tienen «costos directos altos, entonces lo que ingresa sirve para redistribuir para todos lados».

«Optimismo tenemos siempre, ahora si me preguntas si a parte de optimismo veo señales, te digo que no. Por ahora solo nos quedamos con el optimismo«, expreso contundente el comerciante.

Como en todos los rubros, algunos se la ven más complicada que otros y la reducción de algunos sectores de empleo no tarda en aparecer, sobre todo en aquellos negocios de estructuras más pequeñas. Como consecuencia, los propios dueños terminan haciéndose cargo, personalmente, de los negocios.

No obstante, Pastore dijo que esa no es la realidad de los comercios de Paseo Pellegrini, sino algo que responde al plano general. «En Pellegrini lo que se ve mucho son cambios de mano, porque calle Pellegrini es un foco que genera un interés comercial en lo gastronómico muy fuerte entonces si alguna propuesta no funciona aparece otra. Por eso en Pellegrini no hay cierre, pero sí cambios de mano».

En virtud del arranque fuerte de temporada, reconoció que «la mayoría está tratando de ser muy medido en qué y cómo incorpora al negocio por el alto costo que tiene y sobre todo porque no vemos que el consumo vaya a disparar».

«En la medida que la situación no se reactive va a haber menos empleo generado. La inflación no se detiene, entonces qué chances tenemos de que el mercado interno se recomponga», se preguntó Pastore y se autocontestó: «Honestamente poca, porque si no hay incremento de sueldo, si hay inflación, si hay aumento de tarifa, qué chances hay de que la gente gaste más«.

«Con este panorama no hay muchas chances, así que hay que aguantar lo máximo posible», cerró.