Las consecuencias explosivas del efecto Trump en la poderosa y dividida iglesia norteamericana, con 65 millones de fieles, hicieron estallar la primera bomba de réplica: el cardenal arzobispo de Chicago, Blaise Cupich, dijo en una declaración que Estados Unidos “vive un momento oscuro de su historia” por la orden ejecutiva del nuevo presidente “para rechazar a los refugiados y cerrarles las puertas de nuestra nación, en modo particular a los musulmanes”.

La fuerte condena del cardenal Cupich contrasta con el silencio de las jerarquías conservadoras, en particular del arzobispo de la agitada Nueva York, cardenal Tim Dolan. El líder de la iglesia de Chicago, cercano al Papa Francisco, calificó a la medida de “apresurada, caótica y cruel”, que no tiene en cuenta del valor de “una seguridad duradera para los Estados Unidos”.

Cupich condena abiertamente la persecución de los refugiados “que huyen de la violencia, la opresión y la persecución”, como contrario “tanto a los valores católicos como a los valores estadounidenses”.

El cardenal de Chicago se pregunta si “no hemos repetido las desastrosas decisiones de cuantos en el pasado han rechazado a otros pueblos en fuga de la violencia”. Y señala que “nosotros los católicos conocemos bien esta historia”.

Tras describir como arbitrarias las medidas ordenadas por el presidente Trump “contra gente con visas válidas y otros documentos apropiadas”, más el rechazo de otros que estaban por embarcar, el arzobispo señaló que la justificación de que “no es una prohibición contra los musulmanes”, no resulta válida “porque está focalizada en países con mayoría musulmana”.

Blaise Cupich destaca la orientación velada de las medidas de Trump. “Ironía de la suerte, la prohibición no incluye el país de origen de 15 de los 19 atentadores del 11 de setiembre de 2001”. El país es Arabia Saudita, firme aliado de los norteamericanos y en permanentes negocios con los grupos más conservadores de EEUU, especialmente con los intereses petrolíferos. Cuando los ataques del 11 de setiembre en las torres gemelas de Nueva York, el Pentágono de Washington y el avión que se estrelló antes de lanzarse sobre el edificio del Congreso, como dice el cardenal de Chicago 15 de los 19 terroristas árabes que controlaron los aviones del más grande atentado terrorista de la historia de Estados Unidos (casi tres mil muertos), fueron sauditas reclutados por el grupo de Al Qaida, de Bin Laden.

El religioso de Chicago, que con su declaración reanimó a los grupos progresistas católicos, señaló que “el mundo nos está mirando mientras abandonamos nuestro compromiso de fidelidad a los valores de Estados Unidos. Estas acciones ayudan y refuerzan a cuantos quieren destruir nuestro estilo de vida. Hace disminuir la estima en nosotros por parte de muchos pueblos que quieren reconocerse en el país que defiende los derechos humanos y la libertad religiosa, y no en una nación que pone en la mira a grupos religiosos y les cierra después las puertas”.

En su declaración, el cardenal Cupish recordó “la larga historia de acogida a los refugiados que huyen para salvar sus propias vidas, y las organizaciones católicas que han ayudado a reinsertarse a muchas familias”. En el caso de Chicago “generaciones de migrantes encontraron una nueva casa y nos hicieron mejores”.

El arzobispo concluyó su declaración citando una frase del Papa Francisco, en el discurso que el pontífice argentino pronunció en 2015 durante su visita a Estados Unidos, ante el Congreso norteamericano reunido en Washington para escucharlo. Bergoglio dijo entonces que “si queremos seguridad demos seguridad, si queremos vida demos vida, si queremos oportunidad demos oportunidades”.

Estas palabras de Francisco, concluyó el cardenal de Chicago, “fueron seguidas de una frase muy importante cuando debemos hacer las cuentas con el momento que vivimos: La medida que usamos para los otros será la medida que el tiempo usará para nosotros”.

Fuente: Clarín