La canonización de Francisco (1908-1919) y Jacinta Marto (1910-1920), beatificados el 13 de mayo de 2000 por el papa san Juan Pablo II en Fátima, dependía del reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión.

El anuncio del decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión de los pastores de Fátima se hizo esta tarde, después de una reunión del Papa con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Francisco y Jacinta Marto, videntes hermanos, según el testimonio reconocido por la Iglesia, fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en el barrio Cova da Iría, entre mayo y octubre de 1917. Son los beatos más jóvenes no mártires de la historia de la Iglesia Católica.

La postuladora de la causa de los beatos Francisco y Jacinta Marto, la hermana Angela Coelho, refirió que el milagro necesario para la canonización fue la curación de un niño nacido en Brasil. “Es hermoso por esta razón: dos niños el cuidado de un niño”, expresó la hermana Angela.

El procedimiento para el reconocimiento de un milagro por el Papa, se efectúa de conformidad con las reglas establecidas en 1983. La Congregación para las Causas de los Santos promueve una consulta médica sobre la supuesta curación, para saber si es inexplicable a la luz de la ciencia actual, realizado por expertos; el caso se somete a la evaluación de los consultores teológicos y una reunión de cardenales y obispos. La aprobación final depende del Papa, que tiene competencia exclusiva para reconocer una curación como un milagro.

La Iglesia celebra el 20 de febrero la fiesta litúrgica de los beatos Francisco y Jacinta Marto, dos de los tres niños videntes de la Virgen en 1917; La fecha coincide con la muerte de la beata Jacinta Marto.