Francisco llamó a los médicos católicos a comprometerse en los “debates relativos a las legislaciones sobre cuestiones éticas delicadas, como la interrupción del embarazo, el final de la vida y la medicina genética”, así como a involucrarse “en defensa de la libertad de conciencia, de los médicos y de todos los trabajadores de la salud”.

El Pontífice de la Iglesia recibió a una delegación de la Federación Internacional de las Asociaciones de los Médicos Católicos (FIAMC), con motivo del próximo congreso que se celebrará en Zagreb (Croacia) del 30 de mayo al 2 de junio sobre el tema “La santidad de la vida y la profesión médica de la Humanae vitae a la Laudato si’”.

El Papa Francisco invitó a los médicos católicos a comprometerse con una “formación permanente espiritual, moral y bioética” con el fin de poner en práctica los principios evangélicos en la práctica médica, a partir de la relación médico-paciente hasta llegar a la actividad misionera de mejorar las condiciones de la salud de las poblaciones en las periferias del mundo.

A favor de la vida

Francisco, en su discurso, recordó unas palabras de Pablo VI en su encíclica Humanae Vitae: “La Iglesia está a favor de la vida, y su preocupación es que nada esté en contra de la vida en la realidad de una existencia concreta, aunque sea débil o indefensa, aunque no esté desarrollada o sea poco avanzada”.

En esta línea, el Papa continuó con una exhortación: “Ser médicos católicos, por lo tanto, es sentirse profesionales de la salud que, de la fe y de la comunión con la Iglesia reciben el impulso para hacer cada vez más madura su formación cristiana y profesional, su dedicación incansable, e inagotable la necesidad de penetrar y conocer las leyes de naturaleza para servir mejor a la vida”.