Por Carlos Duclos, enviado especial.

La tarde se ausenta lentamente en París y el silencio, proverbial, parece escucharse en el bello barrio de Le Marais, en París, el mismo en donde el genio de Víctor Hugo pasara muchos años de su vida y en el que escribiera varias de sus obras y gran parte de esa eterna y maravillosa novela que lo inmortalizó: “Los Miserables”. Sí, la tarde se ausenta lentamente en París y los antiguos edificios del histórico barrio, casi todos de tres pisos y escaleras, con sus anchas y viejas puertas de entradas, parecen entregarse al misterio de las sombras que han empujado rápidamente a los parisinos hacia sus hogares.

Le Marais es uno de los tantos barrios (distritos) atractivos de París, rico en historia y sucesos. Bares, negocios de todo tipo, entre los que destacan los de venta de ropa de moda, abundan en sus calles y avenidas que lucen por su especial estilo. Durante mucho tiempo, Le Marais fue el centro de vida de la comunidad judía de París, por eso en ese punto de la gran ciudad, en la 71 de la Rue du Temple, se encuentra uno de los museos más importantes de historia judía europea y del norte de Africa, desde el medioevo hasta nuestros días: el Museo de Artes y de Historia del Judaísmo. Piezas únicas por su belleza y antigüedad, forman parte de una cuantiosa y valorable colección de elementos religiosos, estelas funerarias, escritos sagrados, muebles y obras de arte, entre las que se encuentran, entre múltiples, una pintura de Marc Chagal (Le Pere) y otra de Modigliani (Lolotte).

Entre las reliquias que se destacan en el museo, se observan dos arcas santas: una de la sinagoga de Módena del año 1472, y otra de un indeterminado punto de Italia de mediados del Siglo XIX. Se pueden observar, también, elementos para circuncidar, provenientes de Bayona del año 1778; un cofre de metal finamente trabajado para guardar los rollos de la Torá, del Imperio Otomano del año 1860, y muchísimos elementos más de gran valor histórico.

Sin embargo, el Museo guarda abundante documentación del caso más sonado de antisemitismo que se produjo en Europa a finales del siglo XIX, el llamado caso Dreyfus.

El 5 de enero de 1895, el capitán del Ejército de Francia, Alfred Dreyfus, de origen judío, fue acusado de traición a la Patria y condenado a cadena perpetua, en la Isla del Diablo, por un tribunal militar. Los jueces lo encontraron culpable de suministrar información al ejército alemán, aunque no había pruebas contundentes.

La sociedad francesa de esos días, influenciada por la prensa antisemita, estaba profundamente dividida entre quienes encontraban a Dreyfus culpable y los que lo consideraban inocente y víctima de una maniobra judeofóbica, como luego se pudo demostrar. Entre quienes cuestionaron la condena a Dreyfus, estaban el prestigioso Novelista Emile Zola, Jean Jaures, Georges Clemenceau, entre otros personajes famosos.

Precisamente, Emile Zola publicó en la primera página de “L’Aurore”, de Georges Clemenceau, una carta abierta al presidente de Francia titulada “J’accuse (Yo acuso)” en la que sostenía que el Gobierno y el Ejército habían conspirado para condenar a Dreyfus por motivos falsos. Zola acusó al gobierno y al Ejército de haber cometido «traición a la humanidad» al incentivar a la opinión pública con mensajes antisemitas. En razón de la enfática defensa de Dreyfus, el escritor debió huir de Francia, a la que regresaría tiempo después por un  indulto del presidente, Emile Loubet, que meses más tarde también indultaría a Dreyfus.

El capitán del Ejército, no obstante, perseveró en la búsqueda de justicia, hasta que el 19 de octubre de 1903 el ministro de la Guerra de Francia, general Louis-Joseph André, descubre nuevas pruebas de la inocencia del oficial, lo que determina que el pedido de apelación presentado por éste fuese aceptado. El 12 de julio de 1906 la Corte de Apelaciones de Francia anuló la condena y al día siguiente la Cámara de Diputados solicitó su reincorporación al Ejército. El 21 de julio Alfred Dreyfus fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en una ceremonia en la Escuela Militar, siendo poco después ascendido a mayor.

Tiempo después, otro oficial del Ejército reconocería que todo había sido una maniobra de un alto mando del Estado Mayor del Ejército francés para incriminar a Dreyfus sólo por ser judío.

Al declararse la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, el entonces mayor del Ejército Francés se ofreció voluntariamente para el servicio activo, participando en los combates que se desarrollaron en el frente, al igual que su hijo, Pierre. En septiembre de 1918, fue ascendido a teniente coronel.

Alfred Dreyfus falleció el 12 de julio 1935, a los 75 años de edad.

En el museo se expone un libro de registro que llevaba un guardia de la cárcel donde estaba recluido el oficial. El guardia controlaba a Dreyfus cada dos o tres horas y anotaba exactamente lo que estaba haciendo. También se muestran sus atributos de oficial del Ejército Francés, fotografías, un gran afiche de la época con palabras de reconocidos personajes que defendían al acusado y numerosa documentación para los interesados en el caso. Hay también propaganda gráfica al cumplirse el aniversario de la creación del Estado de Israel y el audio original de la votación de la ONU del 29 de noviembre de 1947, en la que la Asamblea General de las Naciones Unidas determinó el establecimiento de dos Estados, uno judío y otro árabe en el territorio del Mandato Británico para Palestina. Como se sabe, el pueblo judío aceptó el resultado favorable a la instauración de dos Estados, creándose luego el Estado de Israel, pero el mundo árabe rechazó esta propuesta.