El gobierno de Estados Unidos afirmó que la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff del gobierno de Brasil no fue un «golpe blando», en coincidencia con el planteo formulado por el mandatario interino Michel Temer, que asumió el cargo hace una semana.

«No creemos (que lo ocurrido) sea un golpe blando o de otro tipo, lo que ocurrió en Brasil siguió el proceso legal y constitucional», afirmó el embajador Michael Fitzpatrick, representante estadounidense ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

El diplomático norteamericano agregó que la salida de Rousseff, quien será sometida a un juicio político en el Senado, sucedió «respetando completamente a la democracia», informó hoy el sitio de noticias de Folha de San Pablo.

«Hay un claro respeto a las instituciones democráticas, una clara separación de los poderes, está en vigor el estado de derecho», reforzó Fitzpatrick al hablar en la OEA, haciendo explícito lo que el presidente Barack Obama dio a entender pocas horas después de la decisión del Senado de suspender a Dilma.

Folha de San Pablo señaló que «hasta ahora la posición norteamericana fue de cautela» pero la declaración del diplomático Fitzpatrick significa un reconocimiento al mandatario interino Michel Temer, recogió Ansa.

Rousseff y su correligionario, el ex presidente Lula da Silva han denunciado un «golpe de Estado», posición que recibió el respaldo de varios gobiernos latinoamericanos y del mundo.