El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, formalizó hoy un mayor giro a la derecha del gobierno al alcanzar un acuerdo para ampliar la coalición de su Ejecutivo incorporando al partido del ultraderechista Avigdor Lieberman, quien será el nuevo titular de la cartera de Defensa.

El pacto político alcanzado da un refuerzo vital a la coalición de gobierno encabezada por Netanyahu, quien desde las elecciones del año pasado contaba con solo 61 diputados en un Parlamento de 120, y a partir de ahora controlará 66 escaños que le garantizan una base más sólida para dirigir el país.

El gobierno da un giro a la extrema derecha con esta incorporación que ha sido cuestionada tanto en Israel como en el exterior por sus duras posiciones en cuestiones como las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos o sus siempre incendiarias declaraciones sobre seguridad.

El primer ministro negociaba desde la semana pasada con Lieberman su incorporación al gobierno, después de fracasar en sus intentos con el líder de la oposición, el laborista Isaac Herzog, quien recibió duras críticas entre sus correligionarios.

Durante esas negociaciones, Lieberman consiguió el compromiso de Netanyahu para aprobar una ley de pena de muerte para «terroristas», un castigo que está legalizado en Israel para situaciones de excepción que se reducen a genocidas nazis y alta traición en caso de guerra.

Netanyahu se refirió, en una posible advertencia a los críticos con el nombramiento de Lieberman, que el «objetivo superior es el compromiso de garantizar la seguridad de Israel».

«Como primer ministro, y Lieberman como ministro de Defensa, junto con el jefe del Estado Mayor y los responsables de las fuerzas de seguridad, vamos a continuar trabajando para mantener la seguridad de los ciudadanos israelíes con determinación y responsabilidad», sostuvo el comunicado firmado por la oficina de Netanyahu.

Mientras algunos tildan a Lieberman de «pragmático» otros temen las consecuencias que pueda acarrear que un hombre de posiciones tan extremistas sea el responsable de supervisar la política militar y las relaciones con aliados internacionales con los que incluso ha antagonizado en el pasado.

Lieberman, de 57 años, ha ocupado muchos cargos políticos pero a diferencia de su predecesor, Moshe Yaalon, no cuenta con mucha experiencia militar, salvo un breve paso por el servicio de donde se retiró con el grado cabo hace varias décadas.

Inmigrante de la Moldavia soviética, ingresó a la política como asesor de Netanyahu en la década del 90, mucho antes de fundar Israel Beitenu, un partido de corte laico, ultranacionalista, con una amplia base de apoyo en la gran comunidad de inmigrantes de la ex Unión Soviética.

Durante todos esos años ha sido muchas veces rival de Netanyahu y otras tantas su más cercano aliado.

«No es ningún secreto que teníamos nuestras diferencias, pero eso es parte de la vida política», se justificó el primer ministro ante las críticas en los medios de comunicación, que le recordaban que Lieberman había dicho que no se podía «confiar» en él como jefe de gobierno.

«He dicho cosas que no debí decir nunca», admitió hoy tras ser nombrado ministro de Defensa, el segundo cargo más importante en Israel y el primero en presupuesto, con alrededor de 15.000 millones de dólares anuales, informó la agencia de noticias EFE.

En 2014, Lieberman realizó fuertes críticas al Ejército por sus «poco contundentes» acciones en la última ofensiva militar en Gaza y este año ha ido a los tribunales a apoyar al soldado que está siendo juzgado por homicidio involuntario por haberle disparado en la cabeza a un palestino herido, una acción que los líderes militares han repudiado.

La incorporación de los cinco diputados de Israel Beitenu le da un respiro a Netanyahu hacia el interior de su gobierno aunque puede abrir algunos frentes en el exterior y en el ejército, una institución de mucha importancia en el país.

Por otro lado, Palestina rechazó el nombramiento de Lieberman porque «envía un fuerte mensaje al mundo de que Israel prefiere el extremismo» y que «impulsa la ocupación y los asentamientos más de la paz», según un comunicado de la cancillería emitido la semana pasada.

Lieberman también se ha enfrentado con Egipto, de estrechos lazos de seguridad con Israel, con comentarios en los que llamaba a bombardear la represa de Asuán o mandando «al infierno» al ahora ex presidente Hosni Mubarak.

Una caricatura publicada hoy en el Yediot Aharonot muestra a dos soldados egipcios ante la represa de Asuán preguntándose: «¿La bombardeará?», en alusión a ese episodio ocurrido hace más de 15 años.

Resta esperar la reacción del actual presidente, Abdel Fatah al Sisi, quien este mes vaticinó relaciones más estrechas con Israel, si la nación hebrea alcanza un acuerdo de paz con Palestina, algo que el flamante ministro de defensa ve con escepticismo e incluso rechaza.

Por la cuestión palestina, Lieberman también ha abierto algunos frentes con Estados Unidos, principal impulsor de los procesos de paz y mediador durante los acuerdos de Oslo de 1993, cuando los palestinos reconocieron la existencia de Israel y los israelíes admitieron como legítima a la Organización Para la Liberación de Palestina (OLP), de Yasser Arafat.

Lieberman, que es un colono en los territorios ocupados de Cisjordania, apeló a la moderación hoy, durante un discurso en el que habló en inglés y aseguró que está comprometido con una «política responsable, razonable».

«Todos nosotros tenemos compromisos con la paz, con el acuerdo final, con el entendimiento entre nosotros y nuestros vecinos», sostuvo Lieberman luego de que Netanyahu reafirmara su compromiso de «promover el proceso de paz».