Israel y Hamas alcanzaron este miércoles un acuerdo para la liberación de al menos 50 rehenes en poder del grupo islamista a cambio de presos palestinos, que establece una tregua de cuatro días en la Franja de Gaza tras semanas de ofensiva israelí y el ingreso al asediado territorio de gran cantidad de ayuda humanitaria.

La tregua, el mayor progreso diplomático en más de seis semanas de hostilidades, genera esperanzas de avanzar hacia un fin de la escalada, que se desató por los ataques de Hamas en Israel del mes pasado, devastó gran parte de Gaza, se extendió a los territorios palestinos de Cisjordania y elevó las tensiones en todo Medio Oriente.

El acuerdo fue anunciado por Qatar, que ofició de mediador junto a Estados Unidos y Egipto, y comenzará a regir este jueves a las 10 en Gaza (5 en Argentina).

Un líder del brazo político del grupo palestino, Musa Abu Marzuk, precisó que la mayoría de los rehenes que se liberarán son extranjeros.

Una veintena de argentinos se encuentran entre los 240 rehenes que fueron tomados por milicianos de Hamas que el 7 de octubre se infiltraron en Israel desde Gaza y mataron a 1.200 personas, en su mayoría civiles.

Desde entonces, unos 14.000 palestinos, entre ellos unos 5.800 niños, murieron en bombardeos israelíes en Gaza, según el Ministerio de Salud del territorio, que está controlado por Hamas.

Israel, por su parte, adelantó que la liberación de rehenes empezará este jueves y que la tregua se extendería un día más por cada diez rehenes adicionales liberados por Hamas.

Qatar indicó que 50 rehenes serán liberados por etapas a lo largo de cuatro días de tregua, a cambio de lo que, según Hamas, serían 150 prisioneros palestinos.

Ambas partes liberarán primero a mujeres, niños y adolescentes, y se incrementará el suministro de ayuda humanitaria que llega a Gaza, agregó el Gobierno qatarí.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) aseguró que está dispuesto a ayudar.

El anuncio llegó horas después de que el Gobierno israelí aprobara el acuerdo, que fue celebrado por los familiares de los rehenes, pero rechazado por el ala más derechista del gabinete, que se opone a la tregua, en un reflejo de las presiones internas de signo contrario que enfrenta el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Netanyahu sostuvo que Israel reanudaría la ofensiva después de la «pausa» y seguiría luchando hasta lograr «todos los objetivos», incluida la derrota de Hamas y el regreso de todos los rehenes.

El Ministerio de Justicia de Israel publicó una lista de 300 prisioneros habilitados para ser liberados como parte del acuerdo, principalmente adolescentes detenidos durante el año pasado por lanzamiento de piedras y otros delitos menores.

Netanyahu reconoció que aceptar el acuerdo era «una decisión complicada, pero correcta».

El ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, manifestó que el acuerdo era una victoria para Hamas, que no garantizaba la liberación de todos los rehenes ni, mucho menos, la destrucción de Hamas, como prometió Netanyahu.

Un responsable de Hamas señaló que el intercambio comenzará con la liberación de diez detenidos israelíes y de 30 presos palestinos y que «el resto serán liberados antes del fin del cuarto día» de tregua.

En un comunicado, Hamas explicó que, como parte del acuerdo, se permitiría la entrada a Gaza de cientos de camiones que transportan ayuda humanitaria -incluido combustible- desde Egipto, y que Israel limitaría sus operaciones durante el alto el fuego.

El grupo islamista también se mostró desafiante: «Confirmamos que nuestros dedos seguirán en los gatillos y que nuestros batallones triunfantes permanecerán al acecho».

El prolongado proceso de liberación de rehenes obligará a Israel a frenar su ofensiva y, en última instancia, podría significar que tenga que ponerle fin sin lograr su objetivo de aplastar a Hamas.

La ONU celebró el acuerdo, pero dijo que no será suficiente para aliviar el sufrimiento de la población palestina de la Franja de Gaza y que había que hacer «mucho más» y avanzar hacia un alto el fuego total.

El entendimiento fue celebrado por grandes potencias como Alemania, China, Francia, Reino Unido y Rusia. Egipto calificó la negociación como «un éxito» y Turquía y Arabia Saudita esperan que ayude a terminar con el conflicto.

Residentes y autoridades de Gaza apuntaron que los combates se intensificaron este martes último, con disparos, artillería pesada y ataques aéreos israelíes en localidades del norte y centro del enclave, que dejaron decenas de palestinos muertos.

Más de 1,7 millones de los 2,3 millones de palestinos que viven en Gaza tuvieron que abandonar sus hogares por los bombardeos y combates, que han sido más intensos en el norte del enclave, donde Israel lleva a cabo, además, una ofensiva terrestre.

La región, que ya estaba bloqueada por Israel y era sumamente pobre antes de la ofensiva, está bajo asedio total desde el 9 de octubre, sin luz ni combustible, y sufre escasez de agua y alimentos.

Barrios enteros quedaron arrasados por bombardeos, la mayor parte de los hospitales quedó fuera de servicio y no hay saneamiento.

La devastación de Gaza ya ha generado una ola de críticas internacionales a Israel, e incluso Estados Unidos, su aliado más cercano, ha expresado preocupación por el alto número de víctimas civiles palestinas.

Alrededor de 80 palestinos, entre ellos dos periodistas, murieron este martes último en bombardeos israelíes en la norteña Ciudad de Gaza y en zonas del centro del enclave.

En el norte de Gaza, unos 60 cadáveres y 200 personas heridas fueron llevados al hospital Kamal Adwan durante la noche tras intensos combates y bombardeos en sus cercanías.