Por Alejandro Maidana

El pasado sábado 13 de mayo, un grupo de trabajadores de la empresa mendocina Guevara, subcontratista de Paolini Hnos. y Caminos de las Sierras, se encontraba trabajando en la obra de la Autovía Ruta 5 en el Valle de Paravachasca. En el preciso momento que estaban construyendo en altura un pasa fauna se les desplomó un andamio, al no contar con las medidas ni herramientas de seguridad pertinentes, terminan cayendo al piso. Debido a esto Emanuel Quinteros de 28 años fallece.

Eran reiterados los reclamos de los trabajadores solicitando elementos de seguridad, así como también denunciando las inhumanas condiciones de trabajo. Nada de eso importó. “Dos días después, Juan Schiaretti, la empresa Paolini Hnos, Caminos de las Sierra, dirigentes de la UOCRA, intendentes y jefes comunales de Paravachasca, medios de comunicación vinieron al Valle a inaugurar tres kilómetros de la surrealista Autovía Ruta 5”, sostuvieron desde la Asamblea Paravachasca.

Además de las ilegalidades ya denunciadas sobre esta megaobra, como la violación del artículo 41 de la Constitución Nacional y de todas las leyes de protección del ambiente, la falta de respuesta a los amparos presentados desde 2017, las falencias del EIA, el desprecio de la Audiencia Pública donde el 90% de la población rechazó el proyecto, la falta de consulta a las comunidades indígenas, los incumplimientos de las Salvaguardas de la CAF para el otorgamiento del crédito.

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A lo antes mencionado se le suma la falta de cumplimientos de las leyes de protección del patrimonio arqueológico y más; hay un aspecto sumamente grave que viene sufriendo la población de Punilla: todos los municipios violaron las leyes de Participación Ciudadana y Acceso a la Información, y otorgaron el permiso denominado “Factibilidad de Localización y Uso conforme de suelo” dando aval obedeciendo sumisamente al gobernador Juan Schiaretti.

La palabra de un hermano quebrado por el dolor y la desidia

Diego Quinteros es hermano de Emanuel, un joven que hipotecó su vida persiguiendo el sueño de la estabilidad laboral y la proyección familiar. El menosprecio por la vida de aquellos que solo persiguen rentabilidad, no logró sacudir los cimientos de una sociedad que permanece anclada en su deshumanizante individualismo. “Nosotros somos de Mendoza, hacía 5 meses que estábamos trabajando en la obra junto a otros 6 compañeros, mi hermano empezó un mes después que yo. Nuestra labor era la de construir puentes y rutas, esto sucedió un sábado, yo ya había bajado pero el continuó trabajando, yo le había advertido que no se suba a los andamios y lozas ya que teníamos solos dos arneses para mucha gente”, indicó Diego.

A los trabajadores se los obligaba a continuar con sus actividades pese al reclamo de los mismo por medidas de seguridad. “Nos obligaban, nos decían que si necesitábamos el dinero que sigamos, que no había mas elementos de seguridad y que la obra debía continuar. En mas de una oportunidad nos hemos organizado y charlado sobre esto, pero te amenazaban y directamente te dejaban sin trabajo. Por otro lado, la alimentación también fue motivo de quejas, nos daban comida cruda, con pelos, por eso en muchas oportunidades no comíamos. Pasábamos 12 horas trabajando por una de descanso, recibíamos un maltrato constante, las amenazas y los abusos eran permanentes”.

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Negligencia y abandono, el desprecio por la salud y la vida de los trabajadores como moneda de cambio de una obra faraónica con olor a campaña política. “Mi hermano se encontraba con otros dos chicos sobre la loza del puente, este estaba mas apuntalado y ellos no contaban con elementos de seguridad, los tres cayeron, se desplomaron junto a la loza, mi hermano cayó de cabeza y de esa manera perdió la vida. Muchos de mis compañeros renunciaron después de lo sucedido por temor a perder su vida, pese a las necesidades que nos atraviesan, estamos muy golpeados como familia. Quiero dejarles un mensaje a quienes, por la obligación de salir a buscar un sustento, se encuentran con este tipo de situaciones, cuiden su vida, ya que a las empresas no les interesa, a nosotros nos tenían como conejitos dentro de un cerco. Mi hermano tenía pensado renunciar antes de su cumpleaños por todo lo mencionado, lamentablemente no lo hizo a tiempo”, concluyó Diego Quinteros.

Las distintas asambleas y ciudadanos conscientes se preguntan: ¿Qué tanto nos hemos deshumanizado para darle más valor a la inauguración electoral de una obra que a la vida de un trabajador? ¿Sigue siendo progreso y desarrollo una autovía manchada de sangre? ¿Dónde estaba la dirigencia de la UOCRA para garantizar la vida de los trabajadores? ¿Qué lugar ocupó la muerte de Emanuel en los medios de comunicación? ¿Cuánto vale una vida?