En medio de una serie de protestas en todo el territorio, con más acento en la ciudad capital, Francia se apresta a debatir este martes el proyecto de reforma laboral impulsado por el gobierno del presidente Francois Hollande.

El último jueves se llevó a cabo la séptima jornada de protesta que se organiza en menos de tres meses, la cual fue considerada como una prueba para medir el malestar social con la reforma laboral que será debatida en el Parlamento.

Según las organizaciones sindicales, participaron alrededor de 500 mil personas en todo el país.

En tanto, la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (Unef), principal sindicato estudiantil, condenó el “uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía” –hubo manifestantes heridos– y su presidente, William Martinet, recordó que manifestarse es un derecho. Al gobierno socialista le espera un “Mayo caliente”, anticipó ayer en un comunicado el sindicato estudiantil.

La jornada de protestas del jueves pasado, la cuarta en un mes y la séptima que se organiza en menos de tres meses, fue considerada como una prueba para medir la determinación de los opositores a esta última gran reforma laboral del gobierno del mandatario socialista, cuando falta un año para las elecciones presidenciales.

Peligra el trabajo

La manifestación nacional de la intersindical contra el proyecto de ley impulsado por la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, buscó incrementar la presión para que se retire el texto del Ejecutivo. La reforma, según los siete sindicatos de trabajadores y estudiantes convocantes, “contiene grandes peligros para el mundo laboral”, y provocó igualmente malestar en la patronal francesa Medef, que amenazó con romper las negociaciones con los agentes sociales si no se modifica.

La reforma incluye medidas que otorgarían más flexibilidad a las empresas para contratar y despedir a los trabajadores, en un intento por doblegar el desempleo, que ronda el 10 por ciento y que afecta, principalmente, a los jóvenes, con un 24 por ciento de desocupación en esa franja. Según una encuesta elaborada por el instituto Elabe, el 78 por ciento de los franceses considera que existe “un alto riesgo de estallido social” en el país galo. Los opositores, en tanto, exigen que el proyecto de reforma laboral sea retirado de la discusión parlamentaria, iniciativa a la que consideran demasiado favorable para las empresas y un factor de precariedad laboral para los trabajadores, especialmente para el sector de los más jóvenes.

La anterior convocatoria fue realizada el 9 de abril, pero la más álgida tuvo lugar el 31 de marzo, cuando marcharon un millón doscientas mil, según cifras de los sindicatos.

“Somos partidarios de una reforma que esté a favor de los trabajadores, no de las empresas”, explicó a la prensa el sindicalista de la CGT, Reynald Kubecki, quien insistió en la revocación del texto actual.

Además de las manifestaciones que se desarrolaron en todo el país, las huelgas parciales en los transportes provocaron la anulación de un 20 por ciento de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y el retraso de varias partidas y arribos en el aeropuerto de Charles de Gaulle.