Hugo Moyano dejará de ser, esta semana, secretario general de una de las versiones de la CGT y le cederá su puesto al portuario Juan Carlos Schmid, nominado por el sector para encabezar o integrar una futura conducción unificada de la central obrera a partir del 22 de agosto. El paso al costado, después de doce años consecutivos, representa para los aliados de Moyano un golpe todavía no asumido en general y una inminente diáspora entre quienes aspiraban a una continuidad lo más fiel posible y los que pedían una renovación.

La salida del camionero se concretará el jueves durante un Congreso en el microestadio de Ferro, en el que también dejará su cargo el segundo de esa CGT, el petrolero Guillermo Pereyra. La movida, sorpresiva para buena parte del sindicalismo peronista, incluye el nombramiento de una cúpula renovada de la organización con un doble mandato: negociar con los otros sectores las condiciones de la fusión a través de una conducción unipersonal o colegiada- o bien, en caso contrario, quedar al frente de la seccional Azopardo por los próximos cuatro años en un escenario de nueva ruptura.

La maniobra dejó perplejos a muchos dirigentes cercanos a Moyano que esperaban prorrogar su mandato, que vence el 13 de julio, al menos hasta el 22 de agosto en que se hará el Congreso de unidad. Y agudizó el malestar de los gremialistas que reniegan de la nominación de Schmid y que pretendían, para quedar al frente de las negociaciones por la unificación, a Pablo Moyano, el hijo mayor del líder camionero.